Anécdotas, Cuentos, Historias

domingo, 20 de mayo de 2012

El café excelso de Miraflores. PARTE III


De la compra al camión   

Pila de café lista para  empacar.

En la compra  después de terminado el día;  se empezaba a trabajar el café a granel, se ubicaban las pilas  y  se mezclaban bien unas con otras es decir  esa separación   que se hacía mientras se compraba el grano a los productores ; no era más que una manera de poder pagar un menor precio; pues al final todo el café se iba bien mezclado; solo quedaba  en  lugar separado los cafés verdes, que se compraban a muy bajo precio y el café de bola; que es el café que  se seca en la planta y queda completo con la semilla,  mas todo lo que se selecciona del café pergamino en el proceso el café media cara y  demás.

Luego de la mezcla bien hecha, se iniciaba el proceso de empaque, pesaje, cosido, arrumado y cargado al camión.

En estos procesos se debía uno cubrir la cara con una toalla o con un pañuelo tipo ganster del oeste, con el fin de que no entrara mucha tierra dentro de las fosas nasales, mientras se trabajaba en la empacada.

Sacos de fique.

Para este proceso,  se tomaban los costales o sacos elaborados en fique, y con una herramienta llamada cuchara, fabricada en aluminio  con mango de madera,  que no es más que una lamina  formando un medio cilindro,  a la que se le coloca  a un lado un soporte  de madera en la cual va un mango internamente,  que permite agarrarla fuerte para poder empacar el café dentro del saco.

Café empacado y pesado.

El peso de los sacos ya llenos  debía ser un peso estándar,  no recuerdo si era de  62,5 kilos cada saco,  luego los empacadores con la practica lo  sacaban casi exacto de manera que el pesador  tenía  que sacar o  colocar una pequeña parte  para dar el peso exacto.

Sacos llenos para el proceso del cosido.

Los sacos llenos, se colocaban en  filas cerca a la bascula previamente calibrada y nivelada, mientras el mismo pesador o a veces con ayudante los iba subiendo  y bajando uno por uno  para ser ordenados en  otra fila; el  acomodamiento en las filas debía ser bien hecho de  los bultos debían quedar  muy cerca uno del otro, pero sin sostenerse  con el siguiente,  de manera que al retirar uno, el otro siguiera en pie.

Agujas de Arrea.

En esa fila bien acomodados, y de manera ordenada, los sacos abiertos,  iban los cosedores haciendo la labor; para ello se usaban agujas de coser costales de  varios tamaños ( agujas de arrea);  en las cuales se les insertaba la cabuya, después  remplazada  por fibra de polietileno; la cabuya se cortaba de una medida exacta, que alcanzaba perfectamente  para cubrir adecuadamente la boca del costal o saco de café  ya lleno , y debidamente pesado, esto igual tenia su técnica,  y debía quedar bien hecho para que la perdida  en los diferentes movimientos  fuera muy poca. La medida era la distancia que daba el brazo semidoblado luego  se tomaba el rollo de cabuya, se sacaba  la punta y esta se iba enrollando en el brazo semidoblado desde la mano hasta el codo;   esa era la medida exacta.

Cabuya para coser los sacos de café.

Una vez cosidos los costales, estos tenían dos destinos, si el camión estaba ya listo para  la carga se subían la camión,  y se acomodaban perfectamente por arrumes, los ayudantes del camión (Coteros)  trabajadores expertos en estas lides; acomodaban perfectamente cada saco uno sobre otro de manera que  no se desencarraran, y se podían contar fácilmente; cuando esto ocurría,  debía ponerse un  trabajador de confianza en la salida para llevar un control de cuantos sacos subían al camión.

Café listo para  ser cargado.

La subida al camión se hacía  por medio de un tablón de madera, con separadores tipo escalera, que  permitía a los coteros subir  adecuada y rápidamente.


Si los camiones no habían llegado aun; el café se  disponía en arrumes llamados petacas   que se formaban con los sacos llenos de manera que se formaba un cuadrado perfecto y  uno sobre otro se colocaban hasta completar los arrumes. Allí permanecía el café hasta que se  cargaba al camión con destino a Bogotá, Bucaramanga, El Socorro y San Gil.

Arrume de café en la compra listo para subir al camion

Ya debidamente contados todos los sacos y  arrumes que habían sido cargados al camión; se procedía  a la colocación de las carpas del camión mientras, se hacia el despacho. 

Canon carpado listo para salir.


Allí terminaba  este ciclo,  finalizado el trabajo esperábamos nuestro pago; y una vez recibido, muy rápido a la casita, a comer, un buen baño, afeitada , loción, buena pinta, adiós cansancio, y al parque a buscar  novia, a tomar guarito o cerveza y a rumbear hasta el amanecer.

Fiesta popular en el parque central. Miraflores. Fot C. Rojas.




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