Anécdotas, Cuentos, Historias

domingo, 28 de octubre de 2012

Sinfonía Numero IV


EN QUINTA DE MA (amores, desamores y  un vinculo  con New Orleans)

Entierro Con banda  de músicos.

Los músicos  y artistas en general en todo el mundo, se han caracterizado por ser bohemios, enamorados y parranderos; y no es para menos debido a  su profesión.  Por supuesto nuestros músicos locales no  se quedan atrás de estas faenas amorosas múltiples que de  lugar en lugar se van dando mientras descansan después de sus presentaciones.

Cuando la banda municipal de Miraflores,  cambio   de director por  orden del  alcalde; llego  a dirigir a los músicos un nuevo director, el profesor Aguirre, quien   por amor, o descuido; dejo en estado de gravidez   a  una  paisana que se enamoro de su música y de su  batuta.

Cuando este  se dio cuenta de su responsabilidad paternal, se fue del pueblo, dejando a la dama  y a la banda del pueblo solas y abandonadas; por lo que las dos quedaron como barco  a la deriva, con tripulación y sin capitán; luego  los músicos al ver  este gran titanic musical a la deriva, deciden  buscar de manera particular a otro director; mismo que llego procedente de Simijaca, y justo para una semana santa en donde había un compromiso con la curia para acompañar  todos los eventos de la semana mayor.
Carlos Julio Mora Integrante de  la banda Municipal 

En esta semana  mayor los ritmos que se ejecutaban,  eran tipo marcha fúnebre y  uno que otro de tipo marcial, siendo más alegres los que se ejecutaban en la semana de pascua; este director llego con mucho ímpetu, mucha exigencia y disciplina, lo que llevo a  esta banda a mejorar cada vez más en todas sus interpretaciones que hacían; siendo la pretensión del  director ser el mejor de la región con todo su equipo, pero  además también quería ser profesor de música del colegio, director de planta de la banda municipal y formar una buena orquesta con todo  ese recurso humano que había en la banda local y el pueblo.

Pero desafortunadamente ocurrió lo que ocurre cuando la política y los politiqueros meten la nariz  en algo y más  cuando no tienen  ni idea  de la importancia de la música en la cultura de un pueblo;  cuando el alcalde de turno recibió la solicitud de parte de los  integrantes de la  banda para que este  señor de Simijaca fuera el director; la rehusó argumentando que  era de filiación conservadora  y que por lo tanto no era conveniente tenerlo allí con tamaño de pretensiones,  en premio de consolación, buscaron a un nuevo director , que  era pensionado de la banda  de músicos del departamento, oriundo de Jenesano y  de filiación liberal;  nuevamente, ocurrió  que el alcalde  también pensó que  la música se podía ejecutar en quinta de MA y  fallo en su premio de consolación, porque el  director liberal de Jenesano, era un gran músico que ejecutaba  muy bien el clarinete, pero de dirección poco  o nada.

Luego la  disciplina y el orden no fue lo mejor a pesar de la buena voluntad del director; pues  ocurría que  todos como se dice en buen colombiano “le mamaban gallo”, y le tomaban del pelo  musicalmente con frecuencia sin que este se diera por enterado,  es decir mientras ejecutaban el bunde tolimense, otros  al tiempo dentro  de la misma  pieza interpretaban  notas del himno nacional y del barcino, al finalizar el  director les felicitaba a todos  y manifestaba  lo orgulloso que  se sentía por que la banda  de músicos  estaba sonando cada día  mucho mejor; lo que dio  a entender a todos los integrantes, que este director como muchos otros personajes locales pensaba que la música se podía ejecutar en quinta de MA.

En esa época estaba de moda  una  canción llamada “Tu no vales nada”  “quisiera matarte para que no sigas engañandoooo…… pero te perdono  porque tu no vales los cincuentaaa, que yo gaste un plomo en tu vida sinvergüenzaaaa…. Ayyyy  no vales ni un plomo que yo dispare para matarteeee, tu no vales nada vete de  aquí para no mirarteeeeee…..”, misma que adaptaron al tipo de música  que se tocaba en la banda municipal  y que  se logro montar muy bien, por todos los músicos, fué tal su éxito que era la canción más solicitada por parte del  público , pero al  director no le gustaba y su enojo era muy grande porque se ejecutaba este tema musical; nadie sabía el por qué  había tanto enojo  por parte del director a este tema musical, tiempo  más tarde, se  supo  que esta   fue la canción que le dedicara por varios meses continuos su amante  más querida de Garagoa, después de que un día se dio cuenta que el músico tenía varias sucursales en los pueblos de las provincias de Márquez, Lengupá y Rovira, pero que además era casado y que había estado preso por  bigamia.  

El  famoso director, fue liquidado  laboralmente y  una vez más quedo el barco sin capitán, pero la banda municipal siguió ensayando y haciendo presentaciones aun sin director, a los pocos días, falleció don Heliodoro Gómez;  y su esposa Ramona pidió a los integrantes de la banda de músicos que tocaran en la iglesia y en el entierro desde la salida de la  iglesia hasta   la última morada en el cementerio local,   este  tipo de entierros  no son comunes en Miraflores; ya que el acto de la muerte es un acto muy solemne, triste y  nunca acompañado por músicos durante  la procesión al cementerio; luego  nuestro pueblo  en ese momento tomo un  parecido con  NEW ORLEANS en donde la mayoría  de entierros se hacen al ritmo de una banda musical que va tocando durante toda la procesión música  variada  que va desde   las marchas fúnebres, hasta los ritmos  preferidos del muerto.

Luego ese día fue muy especial,  y diferente porque  todos los pobladores quedaron atónitos  de ver cómo era que  un entierro   estuviera acompañando con  la banda municipal, las viejas beatas se echaban bendiciones, agachaban la cabeza y salían corriendo a   rezar el rosario y a murmurar lo profanos que eran los familiares del muertico; mientras los integrantes de la banda seguían tocando mas fuerte a pedido de los dolientes todos sus  temas musicales como si  fuera un  carnaval.
banda  juvenil municipal de Miraflores.

Después de este  y muchos más episodios,  la banda municipal de Miraflores, se desintegro por  otro largo tiempo hasta que nuevamente es  reorganizada bajo la dirección del Maestro Germán Salinas,  hijo de Miraflores , quien saco a delante la banda de músicos juvenil,  logrando  un nuevo posicionamiento en el ámbito  musical dentro del departamento y  como siempre  dándonos alegría  y orgullo a todos los de Miraflores al ver todo ese talento joven representar con ímpetu a nuestro municipio en muchos certámenes.

La banda de  músicos de Miraflores, o banda municipal del pueblo, formada con mucho sacrifico y esfuerzo; tuvo múltiples anécdotas algunas llenas de alegría, otras llenas de tristeza pero todas  con orgullo grato de  haber sido vividas por sus integrantes,  y hoy recordadas de manera nostálgica por los mismos.
Banda Municipal de Miraflores Boyaca.

Mientras los músicos vivían todas estas  aventuras; nosotros los que jodíamos y gozábamos de su música solo sabíamos decir  ¡Soplen babosos que para eso se les paga!, desconociendo por completo todo el esfuerzo y todo el empeño  de quienes querían que la música fuera parte de nuestra cultura local; gracias a  estos músicos invaluables, y a  el apoyo recibido por parte de algunos mandatarios  de turno   pudimos  gozarla, disfrutarla, sentirla y ahora recordarla, admirarla y  extrañarla.

Nuevamente un agradecimiento a Manuel Romero, por toda su colaboración y aportes a este relato musical.

Sinfonia Numero III


EN QUINTA DE MA.
(Miedos, novatadas, tristezas y alegrías)


Cuando la  banda de músicos de Miraflores fue contratada para las fiestas de Monterrey  se hizo por solo los tres días que duraban las mismas; sin embargo, permanecieron por ocho días en el pueblo después de las fiestas, ya que quien los había contratado era oriundo de Miraflores, y este personaje en Monterrey no solo era uno de los más ricos del pueblo, sino una persona que gozaba de gran aprecio, es decir en términos musicales era el dueño de la batuta.

La junta de ferias y fiestas de Monterrey de  ese entonces, estaba  conformada por las tres personas más adineradas,  prestantes  e importantes de la región  , Don Jeremías Vaca, oriundo de Miraflores, Don Efraín Barreto, oriundo de Campo Hermoso y don Pablo Salas  de Bogotá; luego los tres hombres apreciados, grandes amigos y   más ricos del pueblo;  invitaron a todos los músicos a quedarse después de las fiestas  como muestra de agradecimiento, por haber hecho su trabajo  muy bien en las festividades y además por ser paisanos, lo que era motivo de orgullo para  los  organizadores;  y con ello demostrar al publico  de Monterrey, cuán grande era su patria chica Miraflores, cuan culta era su gente, y la diferencia abismal que tenia frente a esos territorios en ese entonces despoblados, alejados  y que estaban en proceso de una segunda colonización  después de haber sufrido los rigores de la  violencia de los años 50.

Como   a todos los forasteros en el llano,  a los músicos, los lugareños les contaron cuentos sobre el llano,  como es el cuento de la bola de fuego, el silbón y otros espantos, les contaron de sus gentes, de Guadalupe Salcedo Unda,  de los comandantes Dumar Aljure, Fonseca, y otros tantos héroes del  llano que  en la época de la violencia del 48  se enfrentaron por  color político a otros colombianos, también les contaron  de sus  animales fieros y peligrosos y de lo machos  y celosos que son los llaneros, los cuales defienden a su esposa, novia o mujer de los forasteros  con plomo, si llegan a solo verlas con ojos  de deseo, o si llegan a  tratar de enamorarlas.

Durante esos  ocho días; los músicos fueron atendidos muy bien por los lugareños,  y fueron invitados a los caños cercanos y al río Túa  a  los famosos paseos al río  pero allí debían de tener cuidado con las rayas ya que podían ser atacados por las mismas, así mismo no se atrevían tampoco mirar a ninguna de las muchas mujeres  que en este rió  se bañaban en “combinación” (La combinación, es una pieza de algodón o lino, usada por las  mujeres, que solo  se  ajustada a la cintura, esta pieza era usada debajo  de su vestido normal a diario pero que servía también como prenda de baño, de pijama y por supuesto de seducción y coquetería) , pues en esa época los vestidos de baño no se veían por esos lugares, luego las mujeres entraban a las cristalinas aguas del río  Túa en combinación; provocando en los músicos las mas eróticas sensaciones,  y deseos, que se vieron  muy limitados  por el miedo  y temor infundido que tenían sobre lo celosos de los hombres llaneros , luego debieron  solo ver de reojo, con mucho disimulo,  pasar saliva y dejar en la memoria los sensuales cuerpos cubiertos con los delicados algodones mojados y pegados al cuerpo de las musas regiomontanas; luego todos debieron echarse su instrumento al hombro y  disimuladamente salir del río, con ello evitaron que los llaneros los desafiaran a pelear, sacaran el revólver  y !pum! al uno y !pum! al otro.

Después de haber vivido  varias experiencias durante esos ocho días, los músicos fueron despedidos del pueblo con mucha alegría  y agradecimiento por parte de todos los habitantes de Monterrey; el día viernes de la siguiente semana, don Jeremías Vaca,   don Efraín Barreto, y don Pablo Salas, contrataron un avión de “LA URRACA” . para  llevar  de Monterrey a Villavicencio, todo el  envase de cerveza y volver  a abastecer del preciado   liquido al pueblo;  la Urraca, era  la única  aerolínea que viajaba a los llanos colombianos  y a todos los llamados territorios  nacionales, prestando servicios, especialmente de abastecimiento de productos y  tiempo después el servicio  de transporte de pasajeros, usando  principalmente para sus servicios aviones viejos  Duglas B-18  que fueron usados como bombarderos  en la segunda guerra mundial.

Todos los músicos abordaron el avión de carga de la Urraca en el aeropuerto de Monterrey llenos de miedo y salieron   con destino a Villavicencio y desde allí hacia Bogotá en bus; la llegada a Bogotá fue caótica debido a que los llaneros de Miraflores y los llaneros de Monterrey, no usan saco, ni otro tipo  protección para el frío;  luego todos solo con su camisa de algodón de manga corta debieron soportar el frío capitalino, mientras llegaban al hotel denominado LOS PINOS; el hotel los pinos; era un hotel o residencia  de esos populares  que abundan en la capital, en donde prestan el servicio de hospedaje por días y por horas  a precios muy económicos, a los diferentes clientes y esta vez les correspondió un lugar  para los músicos de la banda de Miraflores; allí  en ese hospedaje pasaron la noche,  pero el ruido de la capital, el chirrido lento y después rápido de las camas de las habitaciones vecinas, el piquete constante de las pulgas, mas el gemido erótico y ahogadizo de las parejas  que esa noche  hicieron uso de los cuartos no los dejaron dormir adecuadamente, por lo  que empezaron  a hacer chistes de lo vivido  en ese  viaje a los llanos orientales  y en especial a recordar con nostalgia  y deseo carnal,  todos esos cuerpos femeninos cubiertos de la combinación de algodón húmeda que se pegaba a la figura esbelta de las regiomontanas, y que  solo pudieron ver  a la distancia y de reojo por el miedo a  morir en el intento;  así permanecieron hasta las  cinco de la mañana, hora que debían salir de esta residencia con destino a la terminal de buses, de la empresa La Bolívar  y allí  nuevamente con todo su equipaje, y sus instrumentos musicales  con destino a Miraflores. 

sábado, 27 de octubre de 2012

Sinfonia Numero II


EN QUINTA DE MA.( un viaje a la llanura).

La banda municipal de nuestro  pueblo, después de las fiestas de Miraflores, siendo decepcionados por su propio público; y  engañados  por la RAPIDO DUITAMA y su propietario el indocto en música FRUTO ELEUTERIO MEJIA BARON, son contactados  y contratados por los miembros de la junta de ferias y fiestas de San Eduardo; quienes  ven en estos grandes músicos, muchos  valores musicales; allí en esas fiestas de San Eduardo, fueron recibidos, tratados  muy bien, y sobre todo muy admirados por toda la ciudadanía de este pueblo hermano; su pago  no solo fue entregado en tiempo y forma, sino que además  fue premiado con un día mas de pago;  al poco tiempo la fama de esta incipiente banda,   con gran futuro musical y comercial, empezó a  ser más amplia, fue así que en esos mismos días la contactó  la organización de la ferias y fiestas de Monterrey (Boyacá) hoy Monterrey (Casanare), para que  amenizara como banda principal las  ferias y fiestas  de ese municipio casanareño.

El viaje a Monterrey tenía mucha expectativa ya que  iban a conocer la llanura casanareña;   para este viaje les enviaron pasajes hasta San Luis de Gaceno, lugar hasta donde llegaba en ese entonces la carretera, allí los  montaron  en caballos   e iniciaron el camino hasta Monterrey, los músicos  muy asustados, pues aunque en Miraflores todos somos llaneros,  ellos no habían tenido la oportunidad de cabalgar; así que cuando debieron pasar dos ríos uno el Upía y el otro el río Túa, montados sobre sus corceles, unos  no pudieron hacerlo y  se apearon de los caballos, pero todos muy asustados, por el caudal de estos ríos; aunque el agua solo les llegaba a la panza de los caballos  y les mojaba las  rodillas a los jinetes;  pudo más las ganas de triunfar, que el miedo por las “torrenciales aguas” de  estos ríos,   y  aunque era época de verano; los músicos no habían  visto otros ríos diferentes al Lengupá, y solo lo habían pasado por el puente que une a Berbéo con Miraflores; por lo que su asombro, admiración y miedo se mezclaron de manera tan intensa que los dejo marcados para siempre.

Después de sortear por varias horas, todos los riesgos en  ríos y caminos; los músicos llegaron  a Monterrey, cansados, mojados, con hambre, con sed y con su maletas de ropa mojada, pero con todos los instrumentos en buen estado;  a su arribo, salieron al encuentro muchos jinetes, porque había llegado la banda de músicos de MIRAFLORES BOYACA, en esa época Monterrey era  como un típico pueblo del oeste americano,  no había luz eléctrica, solo eran unas pocas casas, las calles  todas en tierra, la polvareda era máxima,  abundaban las cantinas,  y el comercio era muy bueno, los lugareños siempre a caballo, con su   sombrero alón “pelo de guama”, pantalón a medio arremangar,  la mayoría pata al suelo, muy pocos  con cotiza y casi nadie con zapatos; y con ellos su compañero fiel  un revolver 38 bien llevado  al cinto, mismo que era orgullo local mas el infaltable poncho; todos los  jinetes bien montados y armados, echando plomo  y pólvora en señal de alegría, salieron al encuentro  de bienvenida de la banda  de músicos de Miraflores; mientras  gritaban. 
¡VIVAN LAS FIESTAS DE MONTERREY!
¡VIVAN LOS MÚSICOS DE MIRAFLORES!.

Con la llegada de los músicos de Miraflores, el ánimo de la población  subió el furor y se solicito que los músicos  se bajaran del caballo a  tocar;  en ese momento  todos los músicos  olvidaron cansancio hambre y demás, se apearon de los  caballos y a tocar,  interpretaron una de las canciones más sencillas de ejecutar “El   PARAGUAY”, allí no importo si se perdían dentro de las notas musicales, o se comían una parte, o si mezclaban dentro de la pieza musical las notas del himno nacional,  si tocaban en quinta de MA, o si tocaban de manera independiente, es decir cada uno por su lado, lo importante era tocar y así fue.

Después de animar esa noche el inicio de las festividades de Monterrey, les dieron comida y les señalaron  un salón grande en donde les dispusieron hamacas para dormir;  pues como buenos llaneros  debían saber guindar  la hamaca, poner su toldillo y acomodarse; pero no  alcanzaron las fuerzas, ni  los guindos, ni el conocimiento para hacerlo, luego debieron dormir en el piso, con el miedo de que por la noche se les podían meter las culebras  y los bichos que abundan en los llanos; pero el cansancio le ganó una batalla más al miedo.

Al amanecer del  primer día de las fiestas, siendo  las 4 de la mañana,   debían estar listos para la alborada; por lo que salieron muy  apurados y dejaron las maletas  abandonadas, mismas que  se llenaron de hormigas y se le comieron  algunos alimentos que tenían guardados en caso de emergencia.

Durante todo el día, desde las 4 de la mañana con la alborada, hasta bien entrada la noche, y durante los tres días, debieron  tocar y , animar sin desfallecer, por las calles polvorientas, en casetas,  y en todo  lugar a donde fueran solicitados sus ritmos musicales;  y aunque el cuerpo pedía descanso, era exigido al máximo, ya que  todos los músicos se sentían  muy bien, por que eran atendidos  con  bebidas y alimentos  de  manera frecuente por los organizadores y las hermosas damas del pueblo;  esta vez el cansancio  fue derrotado por las ganas de triunfar una vez mas.

martes, 16 de octubre de 2012

Sinfonía. Numero I


En quinta de Ma. ( Parte I)
Banda municipal de Miraflores fot cortesía de Manuel Romero.

La música  en  mi región como en todas las demás  del país;  es un icono  que va grabado dentro de todos nosotros,  y que algunos por  regalo divino pudieron aprender, desarrollar e interpretar de manera adecuada.

Siempre  en  nuestro  municipio hemos tenido el privilegio de  tener cantantes, músicos y  compositores, que han engalanado  a nuestro pueblo y a nuestra gente  con sus dotes musicales.

Hoy recuerdo  como cuando niño  escuchaba  con  atención melodías  interpretadas por particulares como Don Gregorio Ballesteros,  el conjunto rítmico, conformado por Humberto Zamora, Jesús Rojas ( Chucho Maracas) y otros mas, que tocaban en el  club del educador, en el club social, en el salón del Concejo municipal, o en las casetas  del pueblo para las ferias y fiestas, la banda municipal   que domingo a domingo salía al  parque principal a  tocar sus retretas musicales, para deleite y disfrute de todos los  mirafloreños, tiempo después, la orquesta galaxia 2000 de Germán Salinas y otros  quienes tocaban, en  los bailes en el club social, en  salón del concejo municipal, en las verbenas populares, en las casetas de las candidatas en los reinados  populares o en las ferias y fiestas, siendo una de las inolvidables canciones  esa que dice “ el pastorcito se fue pa la montaña a buscar la oveja loca que ayer tarde se fue….la oveja loca se había perdido con el ovejo de Casimiro”, los diferentes grupos  musicales de dos, tres o cuatro personas que interpretaban con sus guitarras, tiples y bandolas melodiosas notas; en alguna ocasión tuvimos tuna estudiantil, conformada por muchos amantes del canto y de la música que nos ponían  a cantar a todos en el teatro  municipal, o en el teatro Esquivel; mientras  movían sus cuerpos  aumentados  y engalanados por  sus capas de color negro y rojo al ritmo de la canción Compostelana “Pasa la tuna en Santiago tocando y cantando  romances de amor… pero allá en templo del apóstol santo una niña llora frente  a su balcón…por que la capa del tuno que adora no lleva la cinta que ella le bordo.. ..cuando la  tuna te de serenata no te enamores  compostelana que cada pinta que adorna mi capa guarda un poquito de corazon ay la la la lalala no te enamores compostelana si deja la tuna pasar con su trailalalalala laialala ” también la música  llanera de los hermanos Castañeda, la música interpretada por el Terententen del Upía, René Cortez  y su canción pasillaneando,  los muchachos castillo, El vallenato y  música  popular de los hermanos Ortiz, los dúos o tríos  de cuerda de Carlos Hernández, más conocido como el Porrón, Severo Hernández, Germán Salinas, otros como Pablo Castillo y  Polidoro Martínez,  quienes nos   deleitaban y con sus acordes en diferentes lugares del pueblo; o cuando Elizabeth Moreno cantaba  clavel y clavelitos "Mozita dame el clavel dame el clavel de tu bocaaaa..... para eso no hay que teneeer mucha verguenza ni pocaaa, yo te dare un cascabeeeel te lo prometo mozitaaa , si tu me das esa mieeel que llevaaas en la boquitaaa..... clavelitooos clavelitos....de mi corazoon...colorados igual que un freson" .

Miraflores  ha sido cuna de  músicos  cantantes y artistas; todos tenemos dentro de nuestros genes algo de musical ,algo de  artistas , algo de pintores y algo de poetas  hay tantos valores  artísticos en nuestro pueblo que sería largo enumerarlos fácilmente  pero que siempre los  llevamos dentro de nuestros corazones y sentimientos  imborrables; en fin todo un mundo  de reminiscencia inolvidable para todos.

Hace  no menos de una semana y por referencia de algunos amigos y colaboradores como Manuel José Romero Niño, me hicieron saber sobre la historia de la banda  de músicos del pueblo aquella que con nostalgia recuerdo y que nos dio múltiples alegrías  en las fechas especiales  y los días de mercado especialmente los domingos cuando  con sus instrumentos salían  bien al parque, a la plaza de mercado, o a las calles, a   interpretar   la música con   sus clarinetes, trombones, trompetas, saxofones, bombardinos, bajo, y platillos entre otros instrumentos mas que  no recuerdo por ahora.

Esta banda   musical,  que se comienza a formar en el año 1959, producto de una sencilla y simple idea liderada por  don Arturo Cruz Leguízamo quien en compañía de otras personas del   pueblo y del campo, la expusieron ante el sacerdote de ese entonces el padre Alejandro Rodríguez, un presbítero muy especial en la historia del pueblo. Idea que tiempo después,  con la ayuda de la comunidad y el esfuerzo de muchos  se pudo concretar  y conformar el 16 de Junio de 1961  la primera banda  municipal;  cuyos instrumentos  fueron los mejores del entonces,  importados directamente de Alemania por la casa CONTI

La banda municipal  floreció muy prontamente y se posiciono  en la región y en el  departamento como una de las mejores, en ese ámbito, pues en ellas no solo había maestros de la música sino enamorados de la música. La banda municipal del entonces  estaba conformada por músicos con muy buena formación y disciplina; todos debidamente uniformados, y era parte esencial de la cultura local, esta banda siempre todos los domingos, en horas de la tarde, hacia su presentación  en el parque principal  y jamás faltaba a los desfiles del colegio; en ese entonces  el más  importante de la región LA NORMAL SUPERIOR DE SEÑORITAS” cuya rectora era doña Betulia Ramírez de Gómez.  

Foto tomada de Repertorio Boyacense

Siendo alcalde municipal don Desiderio Medina, junto  con el párroco Rodríguez, doña Ofelia Quiñones de Murillo, la profesora Betulia Ramírez, don Guillermo Gómez, don Hernando Acosta, el doctor  Isidro daza, e Ítalo Daza y otras personas más de  la comunidad, contactaron al Músico  Mirafloreño profesor Pablo Emilio Mora, egresado de la Universidad Nacional de Colombia; quien  acepto la propuesta,  y dono algunos instrumentos musicales a la banda del pueblo, asi como varios meses de trabajo.

Esta banda estuvo bajo la dirección del profesor  Pablo Emilio Mora, por unos años,  y luego se desintegro, hasta cuando en el año  1969 ingresa un nuevo director el profesor Ismael Aguirre;   siendo dirigida por  este director hasta el año 1976 cuando  nuevamente se desintegra, y permaneciendo asi hasta el año 1985 cuando España dona algunos instrumentos a Colombia y dentro de este programa le correspondió a Miraflores  parte de  ellos. En 1985  comienza un nuevo director, Alfonso Avellaneda Ramos, quien es destituido por el entonces alcalde con el argumento de que NO daba rendimiento y no usaba la partitura, pues el  director tenía otro método diferente,  y el alcalde  exigía  que las melodías fueran interpretadas en quinta de MA.

Para el año 1989, el nuevo alcalde de turno  nuevamente le  da cristiana sepultura a la banda municipal de nuestro pueblo, porque según este, la banda solo le traía al municipio gastos y no aportaba absolutamente nada al pueblo; este alcalde creía que las melodías eran  un asunto de cantina y parranda pero nada de cultura y arte.

Sobre el tema de la banda municipal  hay mucha historia, muchas anécdotas, muchas personas que hicieron parte de la misma, interpretando las mejores melodías y ritmos musicales en cada una de sus presentaciones,  bien en Miraflores, en los pueblos vecinos, como Páez, Berbéo, San Eduardo , Zetaquira, en Casanare,  en la capital Tunja, en Paipa y  otras poblaciones más del departamento.

Cuando el municipio a través del alcalde de la época contrato al profesor Ismael Aguirre, oriundo del municipio de Chinavita  Boyacá, y de filiación liberal, unos veinte jóvenes iniciaron a estudiar solfeo, pero muchos salieron  muy pronto, porque en medio de la ignorancia en el tema,  pensaron  que solo era  tomar los instrumentos y hacer música; igualmente muchos como el  alcalde  pensaban que   se podía interpretar música en quinta de MA.

Al poco tiempo, a unos seis meses; la ciudadanía viendo que los jóvenes estudiantes que quedaban después de  adelantar sus estudios musicales,  creyeron  que ya debían estar listos y los presionaron para que salieran a su primer debut, mismo que se hizo un día Domingo después de la salida de la misa de doce, luego los jóvenes aprendices  tocaron una retreta de solo tres piezas en medio de la expectativa de la ciudadanía  quienes aprobaron  por medio de sus aplausos el esfuerzo de jóvenes y viejos integrantes.

En esa misma temporada; se  da inicio a las ferias y fiestas del pueblo; por lo que son contratados directamente por  la empresa Rápido Duitama a través de Don Ramón Vega,  para que tocaran durante los tres días  de la feria; en medio de la gran limitante de recursos, los integrantes  buscan como quedar uniformados y así saltar a la fama , luego debían tocar en la plaza de mercado mientras se adelantaba la feria ganadera, luego salir corriendo con todos sus instrumentos al parque principal a otra actividad, luego a la retreta del medio día, luego a la corrida de toros,  todos los integrantes debieron hacer su mejor esfuerzo para no desfallecer ya que no dejaban de tocar por pedido del publico apasionado, deleitado, borracho e insensible  quienes a gritos los estimulaban “¡soplen babosos que para eso les están pagando!”

Después de la corrida de toros, la salida al parque principal,  a otro set musical, y luego a las 4 de la mañana a la  alborada musical muy famosa  en Miraflores por qué es lo que más disfrutamos los borrachitos en la temporada de las fiestas.

Asi ocurrió durante los tres días de fiestas, hasta que  terminó la  temporada  con el entierro de Pericles Carnaval, los músicos de la banda municipal, salieron de  la plaza de toros hasta el parque principal tocando música fúnebre  que los dolientes de Pericles iban acompañando con letanías, llantos plañideros, y un libranooooos  Señoooooor, mientras Don Guillermo Martin, más conocido como "EL JÓSORO" y  Don Guillermo Gómez leían el testamento que Pericles dejaba  a  los políticos del entonces. 

Los músicos sin tiempo de comer,  y  con poca  agua debieron tocar por horas y horas, con la ilusión de ser reconocidos, y  de recibir la remuneración por parte de la empresa contratante; pero no ocurrió ni lo uno ni  lo otro, su esfuerzo no fue reconocido por el público,  y sus servicios no fueron cancelados por la empresa contratante, la RAPIDO DUITAMA; pues el propietario de  esta empresa FRUTO ELEUTERIO MEJIA BARON, no autorizo el pago, a pesar de la insistente intervención de don Ramón Vega, persona muy apreciada en Miraflores, luego  Fruto Eleuteiro argumentó, que  esta era un banda joven que  no sabía  de música y que si querían llegar lejos debían esforzarse incluso haciendo más presentaciones gratis, y  que él  podía ordenar los llevaran gratis en sus buses para que fueran a tocar  a las fiestas de  su pueblo natal SOCHA.  

No me alcanzo a imaginar que tanto conocimiento musical tenía Fruto Eleuterio Mejía Barón para argumentar el no pago para   estos músicos locales integrantes de la banda municipal quienes con mucho esfuerzo pusieron lo mejor de si y de sus dotes musicales para alegrar las fiestas del pueblo y dejar en alto el nombre de  la empresa patrocinadora, la RAPIDO DUITAMA quien  no cumplió con su compromiso por orden de un indocto  más que  pensó  como muchos otros, que la música se tocaba en  quinta de MA. 

En estos relatos de la banda Municipal;  agradezco la colaboración especial de   Manuel Romero, quien  hizo parte de esta banda municipal por varios años  y quien me ha dado  ideas y aportes  para estos escritos . CONTUNUA EN LA  PARTE II

sábado, 6 de octubre de 2012

El ocaso de un llanero


De Miraflores.
Cementerio de Miraflores Fot Ligia  Ballesteros.
Toño aquel personaje  sin miedo oriundo de Miraflores, que desde joven se fue a vivir a los llanos orientales, hace  muchos años, y en el que vivió una buena parte de su vida, pudo acumular en su mente muchas historias fantasiosas  que con orgullo y convencimiento compartió durante  varias generaciones  en las tiendas y  cafeterías de Miraflores cuando retorno nuevamente, a su tierra natal Miraflores Boyacá.


A sus a sus 98 años  un día jueves salió de su casa  a las 5 de la mañana, con destino  a la carnicería  a comprar  la carne fresca para  el desayuno; por el camino se encontró con  don Rafaél un viejo que desde las 4 de la mañana todos los días,  se sentaba en una cafetería por el lado de la plaza de mercado a tomar tinto, a hablar con los amigos y   a hacer negocios; ese día cuando don Rafaél vio a Toño su amigo, lo llamó  y  le brindo un  tinto caliente  bautizado con  un aguardiente doble como era la costumbre de los viejos, cada vez que se encontraban en las  cafeterías del pueblo al amanecer; aquellas cafeterías, eran a su vez panaderías y  en las que  todos los madrugadores  siempre tomaban tinto, o jugo de naranja  acompañado de Kola granulada tarrito rojo, con un trago de brandy y uno o dos huevos crudos,  que  según los entendidos les servía para  fortalecer el cuerpo , el alma y  estar siempre listos en caso de presentarse alguna faena amorosa. El  consumo  de esta singular mezcla, ha sido tradición, por aquello de lo afrodisíaco  que la consideran.


Siendo las seis de la mañana, después de haberse tomado tres tintos bien grandes, bautizados con un aguardiente doble, y haber consumido un gran vaso de  jugo de naranja con la Kola granulada, el brandy y dos huevos, preparado con destreza por Carmelita, Toño se despide de don Rafaél de manera más ceremoniosa que lo acostumbrado y se dirige a la carnicería de Yacué; a paso lento, muy lento va caminando con su bordón  hecho de macana con  punta de hierro que le servía para sostenerse, hasta llegar a la carnicería. Allí en la carnicería, le pide a Yacué, tres libras de carne pulpa, y una de hueso,  que envuelven en hoja de plátano seca llamada papelón, ya que en la época no existía el plástico, ni las bolsas de papel y menos para la envoltura de la carne, ya que la misma se envolvía bien en papelón o en hojas de helecho marranero.


Las historias de Toño siempre fueron fantasiosas, exageradas y  acomodadas   según las vivencias que tuvo mientras permaneció  en los llanos orientales  trabajando como  mensual (muchacho mandadero), cuando joven, luego  como caporal y después como propietario de una finca pequeña que  fruto de su arduo y duro  trabajo pudo adquirir de manera muy honesta.


Los últimos años de Toño,  los paso en su pueblo natal Miraflores, en donde tenía su casa; allí en el pueblo lo acompaño siempre su esposa y sus 4 hijos; su rutina fue la misma desde el día que decidió quedarse a vivir para siempre en  Miraflores, levantarse temprano,  salir a tomar tinto a las 4 de la mañana, comprar la carne,  desayunar,   y descansar hasta la hora del almuerzo, hacer la siesta y  salir a las tres o cuatro de la tarde todos los días al parque y sentarse en una cafetería a ver pasar gente,   mientras tomaba tinto y contaba sus fantasiosas  y fenomenales historias de todas sus vivencias, a sus amigos, a los jóvenes y a los niños quienes con asombro  y boquiabiertos le escuchaban  atentamente por horas y horas todos los relatos que contaba siempre con  un sentimiento de amor y pasión por los llanos orientales.

Ese día jueves su esposa le sirvió  como desayuno un plato de caldo con un hueso bien carnudo, una arepa grande de  maíz pelado, y un chocolate  en leche, servido en una taza blanca con flores traída de la china y que había heredado de una de sus patronas.


Después de su desayuno, Toño se recostó en su hamaca  a descansar  quedándose  dormido hasta la hora del almuerzo, mismo que no  quiso recibir por sentirse un poco mal de salud.


A las 3 y media salió como de costumbre con destino al parque municipal y  se  instalo en  una cafetería por el lado de la copa,  que era atendida por doña PEPITA, una señora de más de 65 años, de  piel blanca, contextura delgada, de 1,80 metros de estatura, de hablar apaisado,(acento antioqueño)  como característica especial  su cara y sus manos muy arrugadas.


Allí en la cafetería de doña Pepita,  tomo tinto con varios de sus más cercanos amigos, y empezó a contar otro  de sus cuentos. Cuando estaba dando inicio a una de sus presuntuosas vivencias, apareció en medio de la penumbra un toro de casta que por descuido de  uno de los ganaderos, se había salido de los toriles de la plaza de toros y de manera inexplicable llego a  una   frutería localizada diagonal a la cafetería que atendía doña Pepita, en pleno centro de la ciudad; este  animal de casta, que tenía como destino final una corrida de toros en la MONUMENTAL SAN JOAQUÍN DE MIRAFLORES, se escapo, llego al parque  y se detuvo por varios minutos frente a la frutería, mientras la muchedumbre corría despavorida  al ver esta inimaginable escena.


En ese momento Toño   dejo de contar  su relato,  se paró, y salió  caminando lentamente, sostenido con su bordón  hacia la puerta de la cafetería de doña Pepita  con el fin de  opinar  sobre este singular episodio.  Cuando llego a la puerta, se detuvo, grito una instrucción al dueño de la frutería y cayó al piso súbitamente;  de manera rápida todos los allí presentes,  lo llevaron de emergencia al  Hospital Elías Olarte que estaba ubicado a   menos de una cuadra de distancia de la cafetería de doña Pepita.


Ese trágico día, se continuaba  celebrando  las ferias y fiestas del pueblo,  de ahí   la presencia del toro de casta, mientras  todos corrían despavoridos por la presencia del toro  de casta al frente de la frutería muy cerca al parque municipal, en donde  empezaba la verbena popular, Toño llegaba al hospital en manos de los amigos y  curiosos.


En el Elías Olarte, fue atendido de manera rápida por el equipo médico del entonces, pero su edad, el susto y el golpe recibido por la caída en la cafetería de doña Pepita no le permitió continuar con vida.


Hasta el centro hospitalario llegó su esposa, acompañada de sus hijos, amigos y familiares para darle  su último adiós. Toño murió a los 98 años en los brazos de su amada esposa, en la tierra que un día lo vio nacer  y luego partir hacia los llanos orientales; misma tierra que lo recibió durante su vejez y que  luego le sirviera de última morada, como fue siempre  su deseo.


Toño falleció producto de una insuficiencia cardíaca, producto del  susto que le causara ese toro de casta en el parque de Miraflores, no sin antes  dar el último consejo a gritos al dueño  de la frutería para que le disparara al toro, con su revólver calibre 38  marca Smith & Wesson y no permitiera una tragedia mayor.


Toño antes de morir estaba dando inicio a  otra de sus fantasiosas vivencias,  sobre el encuentro que tuvo con la insurgencia, en algún lugar de la región del Lengupá mientras pescaba en compañía de varios amigos y en la que le fue perdonada la vida, por su valentía y su coraje.

Toño, siempre amo a su pueblo Miraflores, amo a su gente, a sus amigos y dejo muchas historias fenomenales, fantasiosas, anecdóticas y reforzadas que en su mente acomodo y contó a varias generaciones, en las tiendas y cafeterías del pueblo  frente a sus amigos, conocidos y demás que le rodeaban mientras  las iba relatando como si fueran ciertas, dejando a todos boquiabiertos,  mismos relatos que después de ser escuchados por la gente, servían para  reírse   y mofarse de aquel personaje que llevo a su pueblo natal Miraflores y a los llanos Orientales muy dentro de su corazón y que tuvo la fortuna de regresar al pueblo y contar a las diferentes generaciones todas sus historias llenas de fantasía. 



Un pollo gigante.


De 29 libras  y media



En la finca del abuelo todo era en abundancia;  obreros, familia, ganado, cerdos, caballos,  chigüiros, lapas, venados, perros  y también gallinas y pollos, Contaba Toño a pocos días de su muerte.


Allí por la abundancia de comida, por las buenas tierras, por lo excelente del clima, pero sobre todo por el cuidado que  yo tuve que darle a todos los animales; estos crecían y engordaban rápidamente, nadie cree  lo que cuento, pero  los testigos de todo eso fueron mis abuelos, ellos no mienten, decía Toño, en una cantina mientras tomaba unas cervezas  en compañía de amigos, conocidos y extraños que le rodeaban atónitos y jetiabiertos (con la boca abierta)  mientras  Toño contaba sus fenomenales historias.


En  el año 1960 o 61  no recuerdo bien la fecha, llegaron unos amigos de mis abuelos a visitar la familia; y de regalo le trajeron  12 docenas de huevos de una raza de gallinas gigantes, con el fin de que  la abuela los  pusiera a empollar bajo las alas y calor de las gallinas criollas que había en el hato.


Como los huevos eran tan grandes,  no cabían bajo  el cuerpo de una gallina criolla, por lo que la abuela Catalina seleccionó 24 de las mejores gallinas   y las puso a empollar, a cada una le asigno de  a solo seis huevos ya  que no alcanzaban más; a los 21 días nacieron todos  los pollos,  los cuales empezamos a cuidar en  un patio especial que  la abuela ordeno hacer solo para atender las 24 gallinas y sus 144 pollitos.


Para  la alimentación de  las gallinas y sus pollos, debíamos partir maíz,   y arroz,  todos los días y suministrarles  a toda hora junto con  agua suficiente;  asi mismo en los potreros buscábamos el  comején de tierra (termitas),  arrancábamos los murutuyes (casa de termitas) y  los llevábamos al patio, allí los partíamos y   cuando salían todas las termitas los pollos y las gallinas comían sin descansar.


Con esa alimentación, mas los cuidados que  debíamos tener para que no se enfermaran, los pollos  crecieron rápidamente  y empezaron a engordar a  un ritmo muy rápido, incluso muchos de esos pollos  no se podían parar de los gordos, en esa época,  no existían las vacunas  ni las vitaminas,  los remedios caseros  como agua con limón, y gotas de creolina, era lo que no dejaba que  les diera peste; así fue como tuvimos que criar a todos estos pollos.


De los 144 pollitos, salieron  unas pocas    gallinas los demás fueron gallos grandes y fuertes que   nos fuimos comiendo en épocas especiales, como para el cumpleaños del abuelo, o la abuela Catalina, o para mi cumpleaños, y para las visitas especiales como los compadres de los abuelos y  algunos políticos que llegaban a saludarnos, solo quedaron 5 gallos, los más grandes que la abuela  dejo para conservar la raza, las gallinas si las dejamos todas por que los abuelos querían poner un criadero especial de esta raza gigante.


Cuando mi abuelo  cumplió  años. La abuela decidió poner en la olla uno de los más grandes  gallos de todo el patio,   yo tuve que ir  junto con  2 obreros mas a perseguirlo hasta alcanzarlo y llevárselo vivo a la abuela para que ella lo sacrificara,  después de dos horas de persecución no podíamos alcanzarlo, en aquel momento, pensé en sacar uno o dos  de los perros finos de cacería, pero la abuela no permito, por que ella misma quería sacrificar al animal para no perder absolutamente nada del mismo, entonces debió salir   otro obrero,  y entre los cuatro lo pudimos atrapar;  ya cansado el pobre animal, y muy fatigado cerca de una mata de bejucos que  hacia una maraña  sobre un caño cerca a la casa, lo encerramos y con un rejo lo enlazamos como se enlaza el ganado.


Amarramos muy bien el pollo  de las patas y  lo llevamos a la casa,  cuando  se lo entregamos a la abuela, ella no podía creer  al sentir lo pesado del animal, a mi no me pareció raro, porque yo sabía que esos animales con todo lo que yo les ponía de comer tenían que ser muy grandes y sobre todo muy pesados,


La abuela antes de sacrificarlo, mando por la romana para pesar esta belleza de animal,  mientras mi  abuelo y yo apostamos  la rabadilla del gallo,  que era la presa que más  nos gustaba a los dos,  la apuesta era, el que más cerca estuviera del peso  que diera la romana, este se comería la presa apostada.  Y así fue,  mi  abuela junto con el mensual, pusieron el gallo dentro de un costal  ralo de fique, y lo pusieron a la romana, mi abuela el mensual, las cocineras los trabajadores y el abuelo no podían creer lo que pesaba ese gallo gigante, ¡pesó 29 libras y media!.


La sorpresa para todos, además del peso de este animal, también lo fue la apuesta, porque mi abuelo le calculo 29 libras y  yo le calcule 30, luego la apuesta quedo en empate, entonces debimos compartir la presa que nos gustaba a los dos, por el  empate técnico que quedamos, es que mi abuelo y yo éramos muy buenos para eso del cálculo de peso al ojo.


A la hora del almuerzo, en una mesa de madera, grande, nos  sirvieron sobre hojas de plátano, yuca, plátano verde, plátano maduro, malanga,  arroz y la  rabadilla partida en dos partes, la mitad para el abuelo y la mitad para mi,  el abuelo y yo permanecimos almorzando dos horas y media y quedamos tan llenos e indigestos que  la abuela Catalina nos  debió servir dos  vasos llenos con jugo de limón  y con zumo de unas  hierbas para que  pudiéramos digerir  bien  ese almuerzo que jamás se me  olvidara.


Después del almuerzo,  nos  recostamos en las hamacas,   y descansamos toda la tarde, pero yo nunca más  pude volver a comer  pollo porque  desde ese día que nos comimos ese pollo gigante que  yo ayude a criar, me empalago tanto que  ahora hasta el olor a pollo en la distancia, me hace dar nauseas.