Anécdotas, Cuentos, Historias

viernes, 22 de junio de 2012

Bartolomé.


Bartolomé.

Fotografía  de Ciro Franco.
Bartolomé es un nombre masculino, que su origen aún está por definir; unos dicen que es de origen Arameo, otros dicen que es Hebreo; el nombre está conformado por “BAR” que significa hijo y “TOLOME” que significa abundante en surcos (con muchas arrugas o viejo). En resumen Bartolomé es un hijo del  señor de las arrugas… o sea  el hijo de TOLOME.

Los diminutivos  de Bartolomé son Tolomé, Tolomeo y BARTOLO; en francés Barthelemy  y en ingles Bartthemy.

Personas con el nombre de Bartolomé en el mundo hay muchas; hay pintores, cartógrafos y famosos; incluso uno fue discípulo de Jesucristo, y por gracia divina en nuestro  Miraflores también hay otro llamado  BARTOLOME ZUBIETA.

Fotografía Cristian Rojas Esquivel.
Bartolomé es un hombre nacido y criado en Miraflores; y ha sido desde siempre una persona trabajadora, luchadora, emprendedora y servicial a pesar de su limitante física. Bartolomé Zubieta, es  conocido en nuestro municipio cariñosamente por su diminutivo como “BARTOLO”.  De su familia no se conoce mucho; pero lo que si  se con certeza es que una de sus tías en el año 48 salió con destino a los llanos del Casanare y  allí  a los pocos años se unió a los liberales del llano y formo parte del ejercito de Guadalupe Salcedo. 

BARTOLOMÉ persona  y personaje que  hace parte de ese acervo socio cultural de protagonistas locales,  se puede incluir dentro del grupo especial de personas humildes que marcaron la vida de la sociedad local y en especial la de los niños  y jóvenes, dejando  recuerdos inolvidables e imágenes  permanentes de diversas situaciones vividas; dentro de este grupo puedo mencionar algunos de nuestros personajes, que recuerdo muy bien  y otros que con la  ayuda y dialogo entre amigos me han ayudado a recordar aunque de manera muy lejana tales como  “ la Cucarrita, la Cayetana, el  Amayita, la Bolívar, el Pastuso, la Caracao, el Carrillo,  el Carreritas y el Mil Amores.” entre muchos más;  todos personajes de épocas diferentes;  con comportamientos y anécdotas diferentes, pero con una característica común, gente buena, trabajadora, luchadora, creyente, respetuosa, con una  nobleza   y una vocación de servicio ejemplarizante para todos.


Bartolo un hombre al que no le puedo calcular los años fácilmente, puedo decir de manera general que  supera los 55 años y desde que lo conozco o por lo menos desde que mi memoria lo recuerda , siempre ha sido un personaje  bonachón, trabajador y servicial. BARTOLO, persona de mediana estatura, de andar con la pata para el lado, de sonrisa permanente suave que no deja ver su dentadura,  carece de los incisivos superiores,  siempre bien afeitado, usa cotizas, sombrero pequeño de color negro, o blanco un poco mas alón, camisas generalmente a cuadros o a rayas, pantalones de color oscuro anchos a medio arremangar, un saco de lana con rombos o cuadritos  pequeños, una ruana o un poncho colgado al hombro, un escapulario en su cuello, un bolso terciado, un reloj de pulso metálico y siempre UN RADIO TRANSISTOR DE BATERIAS.

Bartolo, trabajaba entre semana como muchacho de los mandados dentro de las fincas;  él cargaba la leña, llevaba los almuerzos a los peones hasta el corte, le ponía comida a los cerdos, perros y gallinas, ayudaba a sacar la yuca, arriaba los becerros, en fin  su trabajo era variado y muy movido por las actividades permanentes  de una finca.

Los días domingos salía al pueblo bien aseado, con su pinta característica y su fiel amigo y compañero permanente su radio transistor marca SANYO. en este día especial, su actividad era dar  vueltas por el pueblo, pasar de tienda en tienda saludando, y esperando que se le brindara una cerveza, lo que ocurría con mucha frecuencia, mientras  que, los que la brindaban le preguntaban sobre  su radio , su reloj y  se reían de sus respuestas y le tomaban del pelo un buen rato.

Tiempo después al parecer dejo las labores del campo, y se dedico a actividades de la ciudad, entonces  se convirtió en la mano amiga los días de mercado,  jueves, sábados y domingos, él ayudaba a quienes solicitaban su servicio cargando los canastos desde la plaza de mercado hasta las diferentes casas y a cambio se le daban  sus billetes y algo para comer. Ya en horas de la tarde después de su trabajo se le veía  por el pueblo caminando, saludando y esperando su cervecita.

En varias ocasiones algunos comerciantes de cachivaches que llegaban de Tunja y  otros lugares los días de mercado a vender sus baratijas, de manera inescrupulosa  lo tumbaban;  le vendían artículos por valores escandalosos que  sumaban más de 10 veces su valor real; esto ocurría frecuentemente con la adquisición de  relojes y es que Bartolo ha sido un amante de ellos, a Bartolo Jamas le falta ni su sonrisa ni su reloj de pulso  luego cuando compraba su reloj  lo iba mostrando por todo lado y contando lo que le había costado; en una oportunidad cuando empezaron a salir los relojes digitales, al país llego una gran cantidad de los mismos fabricados en plástico y de mala calidad; estos  venían  procedentes de  china, cuando este país daba inicio a la copia de mala calidad de miles de productos especialmente los electrónicos;  un reloj de plástico digital  tenia un valor ínfimo, sin embargo los comerciantes aprovechaban para estafar a los clientes y uno de ellos fue BARTOLO. Bartolo tenia dentro de sus haberes un reloj marca Citizen  de pulso metálico que había comprado en la relojería de Ramón Ramírez,  eran de esos relojes que para la época   eran lo  último, de buena marca, y además  costosos y que Bartolo con su trabajo honesto y permanente había ahorrado durante un largo tiempo para poder darse ese gusto; y se lo dio, él disfruto de su  pomada como le decían y  por el pueblo andaba orgulloso mostrándolo, hasta que aparecieron los relojes chinos, y le propusieron  hacer un cambalache  su reloj Citizen  por uno  de plástico digital chino  pero a  cambio  Bartolo debía dar de encime (Ñapa)  al comerciante algo asi como $650 pesos de la época, y Bartolo  los dio.

En ocasiones le pasaron  cosas similares  en la compra de sus radios; como cuando tenía una grabadora  mediana marca Phillips y al preguntar  por ella este respondió que había pagado  a un señor 3.500 TRES MIL QUINIENTOS PESOS en 1975  porque esa grabadora si “hablaba duro” y además servía no solo para escuchar la radio sino también para poner cassetes,  lo que le permitía en las noches cuando las emisoras dejaban de transmitir  o no se podían sintonizar entrar a escuchar su música predilecta, que cargaba dentro de su bolso en varios cassetes. Esta grabadora termino en manos de otro malandrín ya que cuando se le  daño su reloj chino, el fue a conseguir un nuevo reloj y el comerciante le propuso un cambio por la grabadora y un encime de 600 pesos de la época, la transacción se hizo; y una vez más Bartolo  fue estafado.

Cuando llego la televisión al pueblo, una de las cosas que Bartolo quería adquirir como todos en el pueblo era un televisor,   por que decía que  lo bueno de un televisor era que podía ver como el cine pero en pequeño, y que además si cerraba los ojos parecía como si estuviera escuchando radio; luego  había ciertas ventajas; nunca supe si  pudo hacer realidad este sueño de tener  su propio televisor.  

Fotografía Cristian Rojas Esquivel
En una oportunidad unos personajes que llegaban de MUZO con dinero, lo encontraron en el parque, le dieron cerveza, lo subieron a los carros y lo llevaron a pasar la noche a donde doña Rosario,  lugar conocido como la CITA, en donde funcionaba  una de las dos casas de bandidas del pueblo. Allí  en  donde doña Rosario le pagaron los servicios  sexuales a una de las damiselas trabajadoras para que atendiera de manera exclusiva a Bartolo, la susodicha según cuentan cobro el doble  por sus servicios y aceptando el trabajo, mandó a Bartolo a la piscina a darse un baño para luego si dar inicio a la faena. La piscina un gran tanque de cemento de  3 X 5 X1 metros lleno de agua lluvia y del acueducto municipal  en el que cabían  varios clientes del lugar con sus respectivas acompañantes, fue abordada por Bartolo y cuando va entrando en calzoncillos al tanque al sentir el agua tan fría le dijo a la doncella literalmente  “ si por  culpa del agua fría, se me ablanda la yuca, usted me devuelve el billete”  la  bandida al escuchar esto, le pega un empujón mandándolo dentro del tanque de agua fría, mientras se ríe y  dice a grito entero “este bobo salió más vivo que los demás clientes y va a ser mejor que ustedes”   Bartolo entra al agua, se da un chapuzón rápido, sale y entran a la faena. Mientras tanto, entró uno de los auspiciadores  silenciosamente y sacó del cuarto  la ropa y pertenencias de Bartolo y se las escondió bajo unas piedras.

Dicen que al otro día amaneció  durmiendo en calzoncillos frente a la casa de doña Rosario hasta que una de las fulanas se compadeció de él y le mostro el lugar del escondite; por varias semanas Bartolo acechó a la fulana  de esa noche lujuriosa, ya que quedo perdidamente enamorado y en el pueblo indagaba por los bromistas, durante semanas se le vio triste, demacrado y silencioso y despues se reía  socarronamente cuando le preguntan de lo ocurrido esa noche en donde  doña Rosario.


Bartolo siempre ha sido un enamorado implacable; cuando ve a las muchachas, se pone juguetón como dice la canción; las saluda, les dice piropos, se ríe y camina cerca de ellas viéndolas con su mirada matadora. Algunas de las muchachas lo miran con desprecio y le  dicen  groserías; otras se ríen, le toman del pelo, se toman fotografias con él y pasan un buen momento; mientras Bartolo sale creído, caminando elegante meneando su  pie hacia un lado y contándole a los amigos  de confianza lo enamoradas que deja a las chicas y lo enamorado que él esta de ellas, a tal punto que se las llevará a vivir  a su lado para siempre.

Fotografía Cristian Rojas Esquivel.
Bartolomé Zubieta o Bartolo es  amigo, es compañero de tomata, es servicial, es aquel que JAMAS  esta de mal genio, enojado, o haciendo mala cara, a pesar de las bromas que se le hacen con frecuencia, es ese personaje que callado observa y escucha las conversaciones, aquel que  le gusta  ser fotografiado con los amigos, aquel que toma cerveza con todos, aquel que tiene una sonrisa permanente  gran virtud que ojala muchos pudiéramos tener, aquel que nos hace reír, disfrutar, pero sobre todo aquel ser  noble, sencillo, humilde, servicial  y respetuoso que nos acompaña desde hace años y que esperamos siga acompañándonos muchos más.

Fotografía.  Cristian Rojas Esquivel.
El amigo Bartolo es y será  uno de  de nuestros personajes locales, que  recordaremos por siempre y que como  patrimonio social  de Miraflores llevaremos con aprecio en el corazón ya que a pesar de sus limitaciones físicas es ejemplo  de lucha y trabajo para muchos. 

Fotografía Ciro Franco.

2 comentarios:

Dora R. dijo...

Felicitaciones Hector, el mantener vivos nuestros recuerdos de la ninez, hace que por lo menos por un instante volvamos a ser ninos.

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

Bartolito... personaje típico e inolvidable de Miraflores. Tu anécdota ilustra muy bien la actividad que siempre se le conoció. Preguntando confirme, que el trabajo del acarreo de mercado si se le disminuyó y bastante a partir de la entrada en funcionamiento del servicio de taxis. Ahora y como en otros tiempos, Bartolomé desempeña oficios varios, con el mismo gusto y entusiasmo de siempre. En mi memoria a parte de los personajes que mencionas, está María Margoth, quien también realizaba entre otros, el oficio de cargar los mercados y el de Luis (de quien no me acuerdo el apellido), un señor con limitación visual, bajito con gafas negras, bordón y sonrisa burlona, a quien personalmente le huía, por su insolente costumbre de y a pesar de su problema visual, tocar las piernas o nalgas a las damas. Mi primo Héctor Barreto me comentó sobre otro personaje de nombre Silvino, quien se desempeñó como panadero por mucho tiempo en la Panadería Francesa y que hoy por situaciones adversas de la vida, recorre ciudad pidiendo platica para su diario subsistir.