Anécdotas, Cuentos, Historias

domingo, 5 de agosto de 2012

FIERAS Y BESTIAS.


En Miraflores.

Como es  tradicional en toda Colombia, en pueblos y veredas los reinados y las fiestas tradicionales, Patronales y  demás, son celebradas  religiosamente  en una fecha especial del año.

Todos los habitantes o por lo menos la gran mayoría, las esperamos, como el campo seco ansía  las abundantes y frescas aguas de abril.

Las fiestas de mi pueblo, se han celebrado de manera tradicional  en  el mes de Enero, mes que coincide con el verano y las cosechas; hace unos años  se celebraban año tras año; pero después por sugerencia de varios se definió que fuera cada dos años, debido a que una vez terminan las ferias y fiestas, los habitantes del municipio quedan como sobaco de rana (pelados). Y eso se ha venido haciendo desde años atrás; lo que  en realidad por un lado permite mayor acomodamiento económico y mayor ansia en sus pobladores para cuando llegan cada dos años.

Es que  todos los  lugareños somos al igual que los romanos, nos interesa y nos regocijamos con el circo y por supuesto los gobiernos no  lo dan y nosotros lo disfrutamos vehementemente.

Como todo evento tradicional, las ferias y fiestas del pueblo marcan  un momento de alegría, parranda y desahogo  que como terapia saca del estrés a todos los que las disfrutamos, y  le  adiciona el mismo a todos los que tienen la responsabilidad de organizarlas.

Hace  años las fiestas del pueblo era un evento que además de alegría, tenían penas y melancolías, porque  casi siempre  en todas las ferias  y fiestas no podían faltar las peleas y por supuesto los muertos,  por lo que el hospital local, y todo su equipo debían preparase con la debida anticipación para esperar  unos cuantos heridos,  y el sacerdote de turno , las funerarias  y el cementerio unos cuantos muertos. Todo porque en esa época  la intolerancia, local era diferente a la de ahora,  que sumado a las altas dosis de licor, machismo, y revancha se reflejaba en las vidas y riesgos de  varios de los que participaban. De  estos  sucesos salieron dos dichos populares locales  uno que no se llaman “Ferias y Fiestas”  sino “FIERAS Y BESTIAS” porque  se peleaban como fieras y  se bebía como bestias; y el otro “Fiestas sin muerto no son fiestas y la platica se pierde”.

La preparación de las fiestas se hacía con anticipación  formando los famosos comités de fiestas, que se encargaban de actividades específicas dentro del desarrollo de las mismas,  y de los famosos reinados.

Los reinados locales consistían básicamente en la busqueda de tres jóvenes damas que representarían a tres gremios destacados,   como transportadores, comerciantes y ganaderos. Luego cada gremio con su candidata, la cual siempre era acompañada de un equipo  de trabajo igualmente dispuesto en comités que le  ayudaban y facilitaban  la labor mientras duraba el reinado.

Las candidatas y sus comités, debían realizar una serie de actividades con el apoyo de sus gremios que año tras año eran muy similares,  rifas, bailes, bingos, y esta actividad empezaba desde mediados de noviembre, y terminaba en enero el día de la coronación de las aspirantes a reinas.

Lo tradicional era  desarrollar actividades que le permitieran a cada una de ellas obtener la mayor cantidad de dinero que era depositado en Urnas,  y la ganadora era aquella que más dinero colectara  al final del reinado;  acá no importaba cual era la más bonita o la más simpática, lo que importaba era la cantidad de dinero que  lograba obtener durante  los meses de actividad.

Una de las  cosas interesantes de ese entonces, era  la construcción de las casetas por parte de cada equipo colaborador y gremio; entonces se construían las mismas  usando tablas  de madera, tejas de zinc,   y canecas llenas de tierra o arena, las cuales eran llenadas y  dispuestas   adecuadamente para soportar los  postes de madera   que servían como punto de apoyo para hacer el  cerramiento, luego de eso se colocaba sobre el mismo carpas de  camiones o de plástico que servían para protegerse  en caso de lluvia. Las casetas se construían una por el  frente del hotel Lengupá, otra por el lado de donde quedaba la caja agraria y otra en la plaza de mercado y  a cada  caseta asistía  un público afín con la candidata.

Todas los noches y en especial el fin de semana la  rumba allí era infaltable,  y a las notas  de los negros del ritmo que se ponían sobre un pequeño tocadiscos, y después en un  equipo de sonido,  se bailaba  con la candidata de la caseta, o con las damas  que la acompañaban, mientras  un improvisado animador   con palabras de alegría animaba a que se saliera a bailar, pero también a participar de la rifa bien de una novilla o de dinero en efectivo,  asi mismo se hacia el remate del baile  con la candidata; luego para  poder bailar con ella, se debía pagar un dinero y ganaba el que más  alto pusiera un monto, algo a si como un remate de martillo,  en algunas ocasiones el remate incluía  beso de la candidata al parejo; y por obvias razones ese  baile valía más. Claro el beso era solo en la mejilla, nada más. En otras  ocasiones   se contrataba un conjunto musical    o una orquesta que tocaba y animaba la fiesta toda la noche. Generalmente  quien hacia parte del conjunto era Jesús Rojas  Chucho más conocido como Chucho Maracas, un  legendario y apasionado músico,  que  ha acompañado las fiestas  y rumbas  desde hace muchas generaciones



Los bailes  eran hasta bien tarde de la noche y  al siguiente día, si era un día de mercado, las candidatas y su sequito, salían  a recorrer las calles del pueblo; todas muy bien vestidas, peinadas y perfumadas, portando  una banda hecha en cinta  de satín e impresa en ella el nombre de la candidata y la terminación 1ra, todas las letras hechas con un material brillante;  a medida que iba caminando por las  calles del pueblo, iba deteniendo a cuanto hombre pasara por su  lado y  ponía sobre su pecho un pequeño moño hecho en cinta de dos colores, los cuales habían sido seleccionados  con anticipación y era los que identificaban  a cada  candidata, bien si era de los ganaderos, transportadores o comerciantes,  ya una vez puestas las cintas de colores  se acercaba  otra persona con   una urna y allí el seleccionado  disponía su colaboración, en una ocasión, un señor  no colaboro, por lo que una acompañante le dijo "Colabori Mapariu, como pa la moza si tieni" acto seguido la colaboración fue grande,  en ocasiones la candidata iba a donde Diomeno,  o a otros  lugares a donde tomaban fotografías  y ordenaba  sacar miles de  fotos  de tamaño pequeño, mismas que eran dispuestas junto a las cintas sobre el pecho de los transeúntes bien acomodadas con un alfiler.


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El trabajo era arduo para las candidatas y  sus colaboradores, los cuales trabajaban ad honorem con los beneficios de poder entrar a todo  lado sin pagar y disfrutar de los diferentes bailes; al final del proceso,    las candidatas recibían un porcentaje de lo recaudado y  terminaba con la coronación de la  ganadora.

La coronación era un acontecimiento municipal y la fiesta se hacía en el club social y en  ocasiones en   una tarima  en el parque principal o la plaza de  mercado.

La coronación  de la reina popular, incluía un pequeño desfile,  una entrevista pequeña, y el anuncio de lo recaudado, mientras eso ocurría todos  muy pendientes, escuchando, aplaudiendo y viendo  lo que iba ocurriendo  y de vez en cuando se nos salían las babas mientras mirábamos a las damas, pasábamos saliva y  ansiábamos poder tenerlas cerca para insinuarles cositas a las  referidas.

En alguna ocasión   en una entrevista le preguntaron a una de las candidatas  cual es su plato predilecto?,  y ella muy orgullosa, sonriendo  y sacando pecho  y con mirada de soslayo respondió de manera inmediata, Mi plato  favorito es el ESMALTAO.  

Esos eran los reinados locales, tiempo después ya se  empezaron a hacer los reinados regionales, en los cuales participaban candidatas de todos los municipios de la región del Lengupá, eso sí sin dejar de lado el reinado local, el cual era de gran importancia para la recaudación de fondos que   se usaban como apoyo para el desarrollo del reinado regional.

Las  ferias y fiestas  de Miraflores, han sido  siempre muy particulares, no solo por la participación de toda la región, sino por su gran feria ganadera y equina, los espectáculos de  pólvora o juegos pirotécnicos, las corridas de toros, la cabalgata, las verbenas populares y  lo mas bueno de todo la alborada que inicia una vez termina la verbena popular  a las cinco de la mañana y que se hace con una banda pelayera ( papayera) que  va tocando por todas las calles del pueblo mientras nosotros los borrachitos vamos bailando, tomando mas trago, echando pólvora y maicena  por montón.

No puede faltar la cabalgata, la cual  es uno de los eventos claves que imprimen más altura al evento, el caballo fiel compañero de faenas y  orgullo de los lengupenses,  también es participe, con antelación se prepara todo tipo de caballos finos de paso y  normales,  también van allí  machos , mulas,  y hasta burros , por que  salir ese día a la cabalgata  asi sea sobre un palo de escoba, es  muy importante,  mientras los caballos  bien aperados trotan por las calles  llevando sus jinetes hombres y mujeres,  con sombreros  y ponchos , amarros y demás   va sonando la música de la banda  (Pelayera) papayera, se va tomando trago y como se dice coloquialmente “jachosiando”,  es tan grande el  “Jachoseo” que  hasta los caballos lo hacen de acuerdo al estrato  y dueño; por supuesto ellos también saben pedir  de acuerdo al bolsillo.


Es así que  cuando un caballo normal, sencillo y  de trabajo golpea el piso  con sus  manos es porque está pidiendo Herraduras,  mientras el caballo fino, de dueño mas   pudiente golpea un barril de cerveza y de paso lo que está pidiendo también es un ROLEX.


Las corridas de toros son otra parte esencial y tradicional del evento,  cuando no  había una construcción sólida como la de ahora, las corridas se hacían en un encierro  de madera que  denominaban barrera, misma que era armada por el empresario  asignado por el municipio para la explotación y comercialización del evento durante las fiestas. 

Esta barrera se hacía en la plaza de mercado   y hasta allá  llegábamos todos  con los deseos inmensos de ver  el espectáculo, bien fuera pagando o colándonos  para  disfrutar  de la corrida con los toros criollos o de casta, el toro para el público, los enanitos toreros,   los caballos rejoneadores y  la música popular, que era interpretada por músicos foráneos, mientras en los palcos  la banda pelayera no cesaba de  tocar  a la señal del presidente de las ferias y fiestas o al pedido del público.

Las corridas de toros eran un espectáculo en la que casi siempre los toros  salían de muy regular calidad, y los picadores de las cuadrillas   les bajaban la poca fiereza de manera cruel y despiadada, por lo que todo el público se paraba echándoles la madre, mandándole botellas y diciéndoles una serie de improperios hasta que cesaba la picada del pobre animal. En el último tercio en donde el torero enfrenta el toro  a muerte,  todos los espectadores en silencio esperando el fatal desenlace, pero casi siempre el torero fallaba en  la entrada de la espada sobre el animal; luego todos ya bien prendidos por todo el licor consumido, empezábamos a chiflar, a madrear y a ser soeces mientras  al unísono  gritábamos voz en pecho  ¡CHUCHO MESA! !CHUCHO MESA!, !CHUCHO MESA!, !CHUCHO MESA!.

Chucho Mesa un hombre que nació bajo la ubre de una vaca y  toda su vida  ha estado  a la sombra del ganado; era uno de los obreros más empleados en la vaquería, precisamente por su experiencia en  las diferentes faenas del ganado, pero también era   una de las personas que en el matadero municipal hacia el sacrificio de todo el ganado que se consumía en el pueblo, por lo que la experiencia en el  amarre y sacrificio de bovinos era  probada  y certificada por más de veinte años de experiencia. Luego si el torero  y su cuadrilla no podían terminar con la vida del toro, lo más idóneo era que chucho lo hiciera y entonces de manera sarcástica se gritaba ¡Chucho Mesa!, ¡Chucho Mesa!.

En este proceso de las corridas de toros, hay dos eventos interesantes, el primero  cuando  salen  del hotel los toreros y sus cuadrillas todos con sus trajes de luces y  demás, con destino a la plaza de toros, casi siempre acompañados de  la banda pelayera (papayera), los mirones, el alcalde, el presidente de ferias y otros personajes importantes, como “Pericles Carnaval”;  el segundo evento  tiene que ver con la muerte y entierro de Pericles carnaval; un muñeco hecho de trapo, relleno de pólvora, el cual lleva máscara,  Pericles simboliza,  la festividad, la felicidad y rememora al Pericles griego. Pericles carnaval tradicionalmente en las fiestas del pueblo, es aquel que  imprime la alegría  que nace con el evento y termina con el mismo cuando muere y lo llevan a enterar. 

Después de la última corrida, Pericles es sacado en brazos y es acompañado por los dolientes que llevan velas mientras  le cantan  letanías y se lee el testamento. Este testamento es una forma  o un medio especial para criticar  directamente  con sátiras fuertes, y humor pesado la situación política y privada de algunos personajes locales  regionales o nacionales. Recuerdo  que la persona  que gustaba  mucho de este asunto del Pericles era don Guillermo Martin,  más conocido como “Fosforito” y popularmente como “El Jósoro” siempre  don Guillermo era el encargado de  acompañar a Pericles,  de  redactar y de leer el testamento, mientras las plañideras llevaban las velas, lloraban y respondían a las letanías   con un “libranooos señoooor”.

Después del entierro de Pericles, la coronación de las reinas y la verbena popular las fiestas finalizan dejando alegría,  recuerdos, novias, embarazos, despechados, abandonados, enamorados, separados, arrejuntados, arrepentidos,  los bolsillos pelados, un cansancio  general por toda  la rumba, un guayabo producto de todo el licor que bebimos como bestias y  que  disfrutamos  sanamente sin peleas, ni muertos, ni heridos, porque  la tolerancia ha cambiado  y ha mejorado la convivencia;  bueno por lo menos en las fiestas a donde el propósito de todos es disfrutar  y no pelear  como fieras, durante los cuatro días que dura el acontecimiento.

Por todo esto; yo no pienso faltar en el siguiente año a las Ferias y Fiestas de Miraflores por que de verdad son buenas;  entonces allí estaremos muchos con nuestro  poncho y sombrero, bailando como fieras y bebiendo como bestias  y  exclamando !QUE VIVAN LAS  JIERAS Y BESTIAS DE MIRAJLORIS!  porque  llegamos jue a bailar como matando hormiga,   a tomar guardiente,  a umar garrillo y   a decir  Jeputa, que  pueblo mas regonito lleno e damas y toitos junticos en paz a disjrutar  y a parrandiar en estas Jiestas. 

PD: Agradezco a todos los autores de las fotografias, los cuales no puede confirmar para darles el crédito respectivo.

1 comentario:

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

Dentro de los eventos desarrollados en las ferias y fiestas de Miraflores, recuerdo muy bien el de 1983, cuando en pleno ruedo de la plaza de toros (construía en la plaza de mercado) se produjo el fantástico aterrizaje en paracaídas del torero JORGE HERRERA, considerado uno de los mejores toreros colombianos en las décadas de los 70 y 80. Como era un hecho novedoso, por supuesto que la plaza y casas de habitación vecinas, se abarrotaron de espectadores, los que no nos queríamos perder ningún pormenor de tan importante acontecimiento, el que para fortuna de todos, se llevó a cabo con el éxito esperado.

Refiriéndome el mismo tema de las corridas de toros, luego de ser una asidua radio escucha de las grandes corridas nacionales y asistente a ciudad y pueblos a disfrutarlas; mi percepción referente a ésta actividad ha cambiado, a raíz de la concientización del "no deleite de la persona a costa del maltrato animal". Por tal circunstancia y con mi experiencia en la realización de eventos, puedo afirmar (sin desconocer el gusto de las demás personas por la tauromaquia, la que llegó a América con la colonización española), que hay otras actividades de tipo cultural como el teatro, la pintura, la danza, la poesía, la música, entre otras ( que se han venido dejando de lado como procesos), que verdaderamente aportan a la construcción integral del ser humano, inducen al sano esparcimiento y convivencia, contribuyen a prevenir el consumo de alcohol, cigarrillo etc. principalmente en niños, niñas y adolescentes, y afianzan identidad y sentido de pertenencia. En Boyacá, ya hay municipios como Quípama, que viene haciendo de sus tradicionales ferias y fiestas una verdadera celebración cultural (Ejm. Festival de la Triada Folclórica María Molina en homenaje al campesino, con participación de delegaciones nacionales y apoyado por el Ministerio de cultura), de la que sus habitantes ya se han empezado a apropiar y a valorar como acaecimiento significativo en la reconstrucción de identidad de familia, comunidad y territorio, y como herramienta para el fortalecimiento del turismo local y regional.

Sobre el asunto taurino, afortunadamente ya hay legislación colombiana al respecto, que aunque no es contundente, ha empezado a limitar la realización de los eventos taurinos y de paso la asistencia del público a los mismos.

¡Gracias Héctor por tu relato, el que a la vez de recordarnos los viejos y maravillosos tiempos, nos permite un momento de benéfica reflexión!