Anécdotas, Cuentos, Historias

miércoles, 29 de agosto de 2012

EL CAZADOR NOVATO.


EL CAZADOR  NOVATO.



Cuando  Toño creció, a los 16 años, siendo un adolescente, y a pesar de su fortaleza, valentía y coraje que siempre tuvo desde niño, aun debía seguir aprendiendo de la experiencia del abuelo; un viejo macanudo de esos que  difícilmente vuelven a nacer  y que por su valentía,   fue condecorado por el ejército al haber librado muchas batallas defendiendo el país, pero que  por aquello de los colores de la política  Azul y Roja,  se vio obligado a enfilarse  y a llevar  el fusil para defender los derechos de llano.

El abuelo  fundador del hato, Santa Helena de  45.000 Hectáreas, cuando  se instalo en estas sabanas  se llevo con él a toda la familia  de los ancianos, que eran 12 hermanos del abuelo  con sus esposas  e hijos,18 hermanos de la abuela, con sus esposas e hijos de los viejos que eran 35, de los cuales  30 fueron varones y las demás mujeres, de ellos  mi papa  y mi mama, se fueron para  los llanos venezolanos y nos dejaron con los abuelos a 8 hermanos y  de los 8 solo logramos vivir unos pocos, los más fuertes   2 hermanos  hombres y 2 hermanas mujeres todos menores a mí, y eso fue porque yo los ayude a criar porque mi pobre abuela, no tuvo tiempo sino para  atender al abuelo.

Cuando se hace un fundo en las sabanas  no   hay comida, luego hay que primero cultivar la yuca y el plátano, para  la carne  si no hay problema porque hay mucha carne de monte, por allá uno encuentra, Chigüiros, lapas, Cachicamos o Armadillos. Venados, Torcazas, y hasta güios en caso de emergencia, también hay pescado,  de muchas clases y todo muy bueno y en abundancia.

Como en el hato éramos tantos,  sin contar con los obreros que  eran más de 50, la carne no podía  faltar, pero  tampoco  el abuelo podía estar sacrificando todos los días una res para alimentar todas esas bocas por que como el viejo estaba empezando si lo hacía, se le acababa el pie de cría muy rápidamente, entonces la solución era la caza de animales de monte.

Los sueños de Toño era ser como el abuelo y tener un hato tan grande como Santa Helena; por lo que desde niño aprendió muchas cosas que el  abuelo le enseño y ahora debía aprender a  cazar animales de mote  con la mayor efectividad posible.

El abuelo   enseño las técnicas de cacería,  el uso  y manejo de la escopeta vieja de fisto  y la  nueva de 5 cartuchos marca winchester, le enseño como trampear los venados, como seguir la huella de los cachicamos, como sestear a las torcazas, como entrenar y enfilar los perros de caza, como encontrar y disparar a los chigüiros que había por miles, como defenderse de las serpientes como los güios,  y boas y como defenderse de los caimanes y babillas que acechaban  cerca  en las  lagunas rodeadas de palma de moriche.

En una ocasión yo veía que mi abuelo le ponía  sal  al ganado en plena sabana debajo de unos árboles, el viejo había hecho un pozuelo  de madera y allí les ponía 10 o 12 arrobas de sal para que las reses  se la comieran eso era casi a diario, la sal llegaba al hato solo una  vez al año en el verano y debía aguantar para el resto del año y para todas esas reses que el viejo tenia; pero casi siempre se acababa entre septiembre y octubre; antes de que llegara la otra remeza de sal que llevaba el viejo Mariano  un comerciante de sal  que llegaba a los hatos todos los años en el mes de febrero.

Al ver esto de la sal y el ganado, se me ocurrió  salir una noche de luna llena y con  mi linterna de 8 pilas, enfoque el salero y vi a lo lejos como había muchas lucecitas brillantes,  yo creí que era un espanto de muchos ojos, pero como  no soy  de miedo, inmediatamente, saque la escopeta Winchester de 5 cartuchos, me acerque  muy despacio hasta que estuve a punto y ¡pumm! dispare, dos veces  solamente.

Ya  vi y no habían mas luces en el salero, asi que me conforme con eso y me fui a dormir, al otro dia el abuelo se despertó temprano, y fue a dar vuelta  al fundo, y la sorpresa mi amigo el viejo encontró en el salero  más de 60 chigüiros todos  en el piso muertos,  resulta que los chigüiros se estaban comiendo la sal del ganado y por eso el gasto tan grande  de sal, entonces  descubrí como cazar chigüiros;  bueno y también venados   por que  habían caído junto con los chigüiros como unos 15 venados en  esa noche; pero lo más importante es que ninguna de las reses que allí estaban también comiendo sal  se cayeron con el escopetazo, afortunadamente lo que sirve saber disparar.

Esos seis meses siguientes, solo fue carne de chigüiro  y venado hasta que nos canso a todos;  era carne al desayuno, carne al almuerzo, carne  a la comida para todo el mundo  la carne  se hacia  un poco sudada, otro poco asada, otro poco se puso a secar en la tasajera, otro poco se regalo,  otro poco se dejo para los chulos, ¡nooo!  Eso era una maravilla la cantidad de carne en abundancia, que esa noche con solo dos disparos de  la Winchester conseguí sin mucho esfuerzo y  de paso le enseñe a los obreros como  cazar, chigüiros y venados rápidamente. 


El abuelo al ver mi inteligencia,  me regalo un lote de 12  toretes cebúes blanco bien morrudos, que puse a cebar en un potrero cerca de la casa. Después les cuento  lo de ese lote de ganado que  también fue  sensación para todos.
Agradezco la idea y contribución de Jorge O Vaca en este  relato.

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