Anécdotas, Cuentos, Historias

sábado, 28 de abril de 2012

Los paseos al río.... PARTE II


Los paseos al rio….

Río Lengupa Miraflores.
Todos los paseos tenían su  historia; pero los mas buenos eran esos en donde los podíamos organizar con  las amigas; eso si  era  todo un PASEO BUENO;  por un lado íbamos bien acompañados y  con posibilidad de  enamorarlas;  por otro lado  ellas  siempre  cocinaban, y llevaban buen mecato; pero además de esto la logística era bien diferente.

El paseo se programaba con tres o cuatro días de anticipación; luego las niñas debían portarse bien en la casa;  y no salir varios días a la calle para poder obtener de sus papas casi un sí definitivo; mientras nosotros buscábamos el  billete para cumplir con los compromisos.

Una vez organizado el paseo  los hombres debíamos  ser los responsables  de  comprar y llevar la bebida;  las gallinas, la  yuca y el plátano, para hacer el sancocho; mientras que las mujeres  eran las responsables de  las ollas, los platos, las cucharas, la papa, la sal,  y todos los demás condimentos.

Luego cuando estábamos en la plaza salíamos todos; los hombres cargábamos  los elementos  necesarios para el paseo, mientras las  mujeres solo llevaban  un bolso con los artículos personales.

La organización tenía entre los hombres dos asuntos;  uno  si  comprábamos, las gallinas, la yuca y el plátano; o dos si  por el camino  nos robábamos la gallina, la yuca y el plátano; eso dependía de la cantidad disponible de efectivo.
Luego si era la número dos había que planificar con tiempo como   se realizaría la misión;  a veces se asignaba la responsabilidad a cada uno de llevar una gallina y  buscar  el plátano y la yuca;  otras veces se programaba   resolver eso en el camino.


Si  la responsabilidad era  de manera individual, entonces  cada cual resolvía;  en su casa lo del plátano y  la yuca; pero la gallina  como no se disponía o eran costosas se debía resolver en el patio o en gallinero del vecino; entonces las estrategias eran  varias; unos las pescaban con anzuelo  al cual les ponían maíz en la punta y cuando la gallina  tomaba el grano quedaba ahí quieta por el efecto del anzuelo:  otra era  ensartar  granos de maíz en  un nylon    a cierta distancia un grano  del otro y  este nylon con el maíz se les ponía  de manera que la pobre gallina viera los granos; los cuales  iba recogiendo hasta que se ahogaba;  también se les hacia un camino de maíz   suelto a cierta distancia  de manera que  se fuera alejando de un lugar y llegara hasta donde se podía agarrar directamente con la  mano. Y por ultimo si no  surtía efecto lo anterior entonces ir a donde el vecino  en la noche y sacar una directamente del gallinero.


 Gallinas esperando ser llevadas al río Fotl Int,
Las historias fueron  muchas  con estos métodos; pues varias veces  en casa  de uno de los protagonistas se perdía una gallina  misma que  había sido sustraída por otro  compañero; y  como el paseo era temprano el pobre no se enteraba de la perdida del ave de su casa sino hasta que llegaba en la noche: por supuesto al otro día el reclamo   a todos los implicados; mientras  nosotros nos reventábamos de la risa;   pero ya no se podía hacer nada porque la gallina ya no la habíamos  comido  y además el también había participado del sancocho.

Cuando la estrategia era  hacer el mercado en el camino; entonces entrabamos a  una finca y mientras unos acompañados de las damas; pedíamos guarapo; otros  dos o tres por atrás de la casa;  le hacían la cacería a las gallinas   siempre con un éxito  fenomenal; (habían dos o tres compañeros  expertos en este tipo de hazañas; por lo que siempre eran los delegados por todo el grupo en la misión) eso si  a ellos se les debía dar más   grande  la porción una vez preparado el manjar.

La yuca y el plátano era más fácil porque  por el camino habían cultivos en varias partes; entonces solo era arrancar dos o tres plantas de yuca, bajar un racimo de plátano y  ya quedaba resuelto el asunto.


La llegada al río era agitada;  con miedo, con temor, pero con la satisfacción del deber cumplido; ya allí descansábamos, comprábamos la cerveza; la poníamos a enfriar dentro del agua;  recogíamos la leña, organizábamos el fogón; mientras las amigas  ponían el agua a calentar para desplumar las gallinas; unos  quitábamos plumas, otros  ayudaban a pelar papa, plátano y yuca, mientras otro se encargaba de la cerveza y el aguardientico.



Era un trabajo comunitario y bien hecho; ya una vez puesta la olla con  las gallinas y  el resto; nos bañábamos, nos reíamos de las peripecias y nos tomábamos unas cervecitas y traguitos con las amigas; mientras el fuego  cocía   las duras gallinas.

Una vez listo el sancocho entonces  las  amigas, servían y  como ya sabían  a quienes debían darles mas entonces  a ellos les servían primero; mientras  los demás esperábamos; todos disfrutábamos  como si fuera el ultimo almuerzo de la vida, y sabia tan rico;  era el  mejor sabor del mundo; terminado el almuerzo venia el descanso  sobre una piedra, bajo un árbol o sobre la incipiente  arena.  Después  recogíamos todos los implementos y  nos  subíamos hacia la carretera a  seguir tomando  mas cerveza y  a bailar en una caseta  mientras  pasaba el bus  con destino a Miraflores….. 


Y asi la vida como una ruleta giraba y giraba,  con actividades similares por varios años mientras  nuestra juventud se fue alejando lentamente, para dar paso a nuevas generaciones que han continuado con esta tradición,  ancestral y  que ha sido una de las pocas que  han conservado intactas…. 

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