Anécdotas, Cuentos, Historias

lunes, 2 de julio de 2012

DON JOSE Parte II


*JOSE ADONISEDEC BUITRAGO

Don José aprendió el oficio de sobandero de su abuela, quien a su vez lo había aprendido de su abuelo también llamado JOSE; en la época en que don José A Buitrago, aprendió el oficio no existían las  cremas o ungüentos, por lo que en ese entonces no  se conocían; luego para ejercer el oficio, se usaba grasa de cerdo, en mezcla con miel de abejas y unas hierbas que llevaban de Campohermoso, las cuales ponían a cocinar y  ese zumo era mezclado con la grasa y la miel, dando una pócima espesa, lubricante y suave que al aplicarla, permitía resbalar la mano suavemente sobre el área a curar. Su olor era tipo mentol ya que  la raíz  de una de las hierbas usadas para la mezcla, tenía este característico olor.
Casita Fot Hector Roldan.
El oficio de sobandero era un oficio que se ejercía gratuitamente, por todos aquellos  que tenían ese don o privilegio de saberlo, Don José  una vez le fue perdonada la vida por parte del capitán RANGEL, dejo de lado la arriería, y se dedico a trabajar en  oficios varios en el campo; él se  fue a vivir al lado del trigal; exactamente en la vereda se SUNA; allí vivía en una casita humilde, junto a su esposa  y compañera de vida doña ROSITA; ella era una experta en preparar un delicioso masato de arroz (bebida hecha con arroz, de sabor dulce, con cierto grado de fermentación muy suave) y  colaciones (galletas dulces elaboradas con harina de maíz o   de trigo, mantequilla y azúcar).
El trigal Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
Para llegar a su casa en la vereda de Suna; había que subir del pueblo hacia el trigal por un camino de herradura o camino real empedrado, lo que hacía un poco difícil el acceso  a su casa y por ende a sus servicios; y mucho más cuando el paciente tenia fracturas  que no le permitan desplazarse  fácilmente a pie o a caballo, entonces debían ser llevados en guando hasta la casa de don José para  recibir el tratamiento. Ante la  creciente demanda de sus servicios por la población local y la llegada de pacientes de diferentes partes del departamento, don José se vio en la obligación de buscar un lugar en el casco urbano, encontrando una casa grande y amplia por el lado del cementerio  a donde  se traslado a vivir junto a su esposa Rosita y allí prestó sus servicios como sobandero local de reconocido nombre local y regional y departamental.
Camino real Fot Myriam Vargas. Miraflores.
La labor de sobandero, era un oficio  que se ejercía por amor al prójimo y servicio a la comunidad; generalmente era un servicio gratuito; un sobandero nunca cobraba por sus servicios, solo  lo que de buena voluntad le quisiera dejar el paciente y esto  ocurría porque ser  sobandero era una labor de servicio  y amor  del hombre para el hombre  y  los ingresos principales para vivir, provenían de otras labores u oficios.

En su casa  antigua, de grandes portones de madera, de color café al principio y luego  de color rojo; había un gran salón en la entrada, en la que él  atendía todos los días los 365 días del año; allí  en ese salón amplio, estaba dispuesto  un taburete elaborado todo en madera sin brazos y otro  también de madera pero con brazos  y combinado con  cuero de ganado, que tenía  un color oscuro y muy brillante por su uso, también había una banca de madera y una cama  rustica en donde los pacientes se acomodaban.
calle de la casa de don JOSE Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
El portón de su casa jamás durante el día se cerró; siempre permaneció abierto todos los días y todos sin distingo entrabamos a su casa y con solo decir buenas don Joséee, él salía caminado lentamente y saludando muy amablemente,  preguntaba en que le puedo servir mientras le invitaba a  sentarse en uno de sus taburetes.

El ritual   era muy interesante, por que cuando uno se lesionaba una mano, un dedo, un brazo, pierna o cualquier  hueso antes de ir a donde don José, se compraba una cuarta  o mas de bayetilla de color rojo  ya que esa era la venda que colocaba después de la sobada.
Actual casa de don josé FOT de Julian A calderon Ballesteros.
Después de estar acomodado el paciente en la silla designada, empezaba el proceso de preguntas  y respuestas  sobre el caso  motivo de consulta; mientras suavemente con sus prodigiosas manos recorría  lenta y pausadamente el área de la lesión  e iba contando anécdotas y preguntaba también las del paciente, casi siempre ocurría que el paciente se emocionaba con sus relatos y por un momento se olvidaba de su lesión y era ahí en ese preciso momento en que don José con sus manos y fuerza ejercía el movimiento adecuado para volver a ubicar los huesos en su lugar, mientras el paciente con un grito de aaaaayyyyyyyaaaaayaaaiiiiiiii.  Y apretando fuertemente todos los músculos incluidos los esfínteres y soltaba una lágrima  por el dolor causado. 

Dolor que  disminuía  casi de manera inmediata una vez  terminaba la sesión y luego procedía  a vendar  con la bayetilla de color rojo, misma que aseguraba  con un nudo o un gancho de ropa,  mientras le decía que volviera en  tres o mas días o que se quitara la venda y ya…

Terminado el trabajo,  se preguntaba cuanto se le debe don José;  él al principio no cobraba; es decir no tenía una tarifa especial por sus servicios solo era la voluntad del paciente; pero como en todo  don José debía vivir y muchos pacientes  desagradecidos no le dejaban  más que unas pocas monedas; pasaron los años asi hasta  que  decidió consultar con un párroco  y este le aconsejo  que debía cobrar por cada servicio y asi  se hizo; pero igual sus tarifas eran mas simbólicas que mercantiles.

Para pacientes  con lesiones mas graves tipo fractura, el procedimiento era el mismo, solo que   a esta sesión se le acompañaba de un sedante muy  efectivo, no había necesidad de entubar, ni de estar pendiente de los ritmos cardiacos y demás;  este sedante era fabricado en la capital del departamento y era de venta libre su nombre “ONIX SELLO NEGRO”. Entonces    sus pacientes  recibían la dosis dependiendo de la contextura y de la gravedad de la lesión, uno , dos o tres tragos dobles o triples y a veces hasta mas.

En una ocasión contaba él, que  a su casa llego una señora proveniente de Bogotá, con un niño que había nacido con deformidad en sus pies, manos y quijada.

El arribo de esta señora al pueblo, ocurrió porque en la capital, alguien le comento que en MIRAFLORES BOYACA, había un sobandero muy bueno que  podía tratar ese  tipo de limitaciones; la señora no lo pensó dos  veces y viajo con su hijo y esposo a donde el famoso sobandero; la preocupación  de la madre no solo era por la  deformidad física, sino por la limitante que tenía el recién nacido al no poder succionar la leche materna, luego ella debía extraer la leche materna  y  dársela al niño con un gotero.
Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
Cuando llegó, don José con su paciencia, decencia y don de servicio evalúo al niño mientras la madre desesperada preguntaba  y rogaba le dijera si podía hacer algo; a lo que él respondió con  su parsimonia característica “Con la ayuda de DIOS vamos a ver qué puedo hacer mi señora”; acto seguido empezó   a trabajar con sus manos la quijada del  bebe acomodando sus huesos muy delicadamente, al poco tiempo, el niño se acomodo y de manera casi inmediata succiono la mama, decía don José “Este niño chupaba con muchas ganas, hasta que se lleno y quedo dormido” mientras la señora lloraba inconsolablemente de felicidad al ver como su hijo era autónomo en este proceso elemental de vida.

Para el tratamiento de los pies y brazos, alisto cartón y  algodón, y  en una sesión  de varias horas, trabajo suavemente sobre los  huesos dándoles la forma adecuada extremidad por extremidad,  entablillo con cartón, algodón y vendo con su tradicional bayetilla de color rojo e indico a la señora regresar a los quince días. El tratamiento continuó por varios meses y varias sesiones, hasta que el niño quedo en perfectas condiciones. La señora, su esposo y su hijo regresaron a donde don José tiempo después cuando el niño ya  caminaba, al niño lo pusieron en su puerta que siempre permanecía abierta  y  le permitieron caminar dentro de la casa hasta que salió don José y lo vio, dando gracias a Dios y a la virgen, se puso muy feliz de ver su labor culminada, mientras los padres del niño no dejaban de agradecer a DIOS y a don José por  ese trabajo tan maravilloso que  había  realizado  con su pequeño hijo. Ese mismo día don José le pregunto a la mamá que como le fue al niño con la teta, la señora muy emocionada le respondió “GRACIAS  A DIOS Y  A USTED EL NIÑO  APRENDIO A  AGARRAR  LA TETA  COMO  UN  GRANDE
Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
Llegar   a su casa, y sentarse a hablar con él mientras hacía procedimientos, era  como estar escuchando relatos  de Gabo; por que cuando él tenia suficiente confianza no solo  relataba las sucesos, sino que además  contaba chistes dentro del relato.

En otra ocasión me conto sobre algunas vivencias de la violencia, el conoció perfectamente a los hermanos Bautista ( Tulio, Roberto, Manuel, Rubén y Pablo), decía eran hacendados  de Miraflores, que solo tenían estudio de  no más de uno o dos años de primaria, su padre era un señor llamado Rubén Bautista, de profesión herrero. Don Tulio bautista y sus hermanos, eran propietarios de las fincas el vergel, el arbolito y la colonia; cuya explotación era la ganadería y la agricultura. Y Pablo también se  desempeño como guarda de rentas en el Lengupá.

También  mencionaba con frecuencia a Jorge Enrique González Olmos,  oficial de policía nacido en Garagoa, quien  peleo en la guerra de Colombia contra el Perú  y quien participara muy activamente como instructor militar  y miembro  liberal activo en este periodo del 48 al 50, Gonzales Olmos después en el año 1968 fue  nombrado alcalde de Miraflores por demás muy apreciado por los habitantes de toda la región del Lengupá.

Don JOSE ADONISEDEC BIUTRAGO, era un estudioso del cuerpo humano, en su casa siempre tenía  libros  y enciclopedias que estudiaba, mostraba y  en ocasiones enseñaba a los interesados,  incluidos algunos médicos que   por curiosidad llegaban allí incrédulos de su trabajo; pero él siempre  con  mucha paciencia y decencia, los invitaba y compartía conocimiento sobre temas de anatomía general osteología y miología.


Templo Fot. Julian A. Calderon Ballesteros.  Julio del 2012
Por sus hábiles manos y por su sencillo consultorio,  pasamos muchos de los habitantes de Miraflores,  inclusive desde muy niños, ya que cuando un niño se descuajaba, se tronchaba, o  se fracturaba, el  destino era don José,  igual de adolescentes, y  de viejos, todos sin distingo parábamos donde don José. 
Unos  con mayor frecuencia que otros pero siempre  llegábamos allí a   aliviar nuestros dolores  óseos y musculares.  Con sus manos prodigiosas, con sus cremas yodosalil, pomada Dolorán e Infrarub, sus vendas de bayetilla roja nos atendía a todos los que llegábamos con traumas óseos y musculares, no solo del pueblo sino de muchas regiones  cercanas ya que  su sabiduría era conocida  y admirada por todos

Su fama alcanzo remotas zonas y cuando se preguntaba por él, las personas  se expresaban con respeto y admiración como “Un excelente sobandero, a quien le tenían más fe que a los médicos, gran lector  sobre la composición y funcionamiento del cuerpo humano, las mujeres después del parto normal,  recurrían a él para que les cuadrara nuevamente los huesos y dejara la matriz en su sitio original.”
“Los que conocimos a don José. Podemos decir que el era un estudioso del  cuerpo humano,  un sobandero muy famoso un verdadero ortopedista, especialista en fracturas, y tronchaduras.

Todos los días, de domingo a domingo se levantaba muy a las 4 de la mañana y asistía a la misa diariamente;   y desde tempranas horas allí en su casa estaba pendiente de  servir, se acostaba a las cuatro y media de la tarde  y su alimentación era muy balanceada, nunca fumo, tomo trago muy poco cuando joven, siempre se dedico a  servir, a amar a Dios y a  recordar sin rencor los odios de la guerra, esos odios viscerales entre liberales y Conservadores que marcaron un hito en nuestra región.
Vitral  Templo de Miraflores.Fot Nubia  R.
Don José  fue esa  persona sencilla humilde, honesta  y justa que  vivió para ayudar, haciendo honor a su segundo nombre ADONISEDEC (Josué 10: 1,27)  Señor  de la Justicia. El supo perdonar y compartir fue un gran contribuyente  y colaborador de la iglesia católica, fue el santo varón para la “exclavación” del señor en la semana santa, dono un vitral con la imagen de san José, y otro de la santísima trinidad en compañía de don Eduardo Garzón. 
Vitral Santísima trinidad Fot. Julian A. Calderón Ballesteros.  templo de Miraflores julio 2012

Esta donación se hizo en conjunto  como una muestra de amor y perdón ya que  don José Liberal y don Eduardo Conservador unieron en ese gesto   el amor  y respeto por el prójimo y mostraron a propios y extraños que si es posible  vivir respetando las diferentes formas de pensar,  sus ideologías  y que el perdón  es lo que necesitamos todos para poder alcanzar la tan anhelada paz que nos han arrebatado  desde hace muchos años. 
Su ultima morada Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
No se  exactamente en qué año falleció don José, ni tampoco se la edad en que fue llamado por el SEÑOR,  pero lo que si se, es que muchos  lo recordamos con aprecio, mientras otros tantos acuden a su tumba con frecuencia a pedir la intersección ante  el creador para resolver los problemas de salud.

*Agradezco en este relato  los aportes  de Gonzalo Rojas, José Romero y María L Ballesteros.

2 comentarios:

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

Don José, muy admirado por su sabiduría. Al sobar a las mujeres luego del parto, les decía "quedó lista para tener otro hijo" y así sucedía. Mi abuelito Marco me contaba que en su vida no ha conocido otro sobandero tan acertado como don José, a quien precisamente le debe la curación de las costillas sumidas. Muy interesante relato, el que rescata la vida y obra de un personaje que con su saber salvó su propia vida y brindó inmensa alegría a quienes recurrieron a él , para que les rehabilitara con sus prodigiosas manos, el normal funcionamiento de las partes del cuerpo, afectadas por variadas circunstancias.

gonzalo dijo...

Excelente relato. Tenía previsto hacer alguna anotación, pero está muy completa la historia. Fuí un visitante y testigo de sus actividades de sobandero, pues por mi actividad como jugador de baloncesto lo visité tanto en el Trigal como en su casa. Tengo un recuerdo, sin comprobar... al morir don José, su propiedad la dejó en un compadre, el Sr. Daza. Felicitaciones