Anécdotas, Cuentos, Historias

sábado, 7 de julio de 2012

Don Gregorio.


Don Gregorio.

Interior de la  iglesia  Miraflores  Boyaca Fot Julian A Calderón.

Don Gregorio  ese personaje más  de Miraflores que no paso inadvertido, por esta vida, no solo por su grandes dotes musicales, sino por su carisma,  su forma de pensar, actuar, hablar y vivir su muy particular vida;  él fue un  hombre que  vivió en la calle que conduce de lo que actualmente es telecom hacia el parque principal, exactamente en la casa de don Severo Hernández; allí vivió por mucho tiempo  don Gregorio Ballesteros Guzmán,  un hombre 1,60 metros de estatura, andar corvo, de lentes gruesos, cabello corto, áspero y puntudo tipo aguja, de  voz chillona, vestir tipo Mao Tse - tung,  con prendas hechas en dril, anchas, de color caqui y anchos bolsillos, buen amigo, conversador, respetuoso con todos mientras no se tocara su  forma de pensar, de manos laboriosas, maestro musical y de un genio que solo aguantaba el mismo.

Don Gregorio como todos le conocíamos;  y le llamábamos por lo menos de frente; fue conocido  popularmente como FLAUTA.; moquete que le fue colocado debido a su peculiar forma de hablar, con  voz chillona, intensa, fuerte de mediana amplitud y  aguda, de buen timbre, y de ciclo corto, él fue un hombre que decía ser ateo, con pensamiento de izquierda, revolucionario, socialista, comunista, Marxista, Leninista, Maoísta, enemigo acérrimo del capitalismo, de las religiones, en especial de la católica, y por supuesto de los  Yankees y sacerdotes, zapatero, intelectual, y músico.
Fot. N. Ramirez. Pintura en la pared.
Nadie sabe con exactitud la fecha de su nacimiento, pero si se sabe que es  un Mirafloreño de CEPA. Casado con doña Ana Sofía, quien falleció de un cáncer, padre de 4 hijos (Henry, José, Guiomar y Graciela), quienes vivieron en Tunja, sus hijos se educaron en el colegio de Boyacá, y en otros de prestigio;  después de su separación se fue a vivir a Miraflores en donde se estableció ejerciendo su profesión  de Zapatero y Músico.

En su lugar de habitación en Miraflores. Tenía su negocio  como  zapatero  reparador y fabricante, los zapatos que elaboraba en fino cuero, con hormas muy bien definidas, eran comprados solo por conocedores ya que sus modelos eran clásicos, bien elaborados, con material  de óptima calidad y sobre todo muy suaves.

Su vida transcurría con la tranquilidad de aquel que  vive la vida sin lujos, con sencillez, pero con orgullo. Su forma de vida solitaria y muy austera, le imprimía ese toque de frialdad con que era visto por muchos pero que en el fondo de su corazón era un hombre  bueno, trabajador y honesto.

Sus dotes como músico  inigualables, la ejecución de instrumentos  como  la guitarra, el tiple,  el requinto,  la bandola  y la mandolina, no eran fácilmente superados por  otro músico local, ejecución  que hacía en  sus momentos de descanso para deleite personal y de cuando en vez;  yo  recuerdo cuando pasaba por el frente de su negocio y el estaba ejecutando cualquiera de sus instrumentos me paraba por buen tiempo a escuchar con atención,  como cada instrumento debidamente ejecutado emitía las más sonoras y armónicas melodías; mientras él decía con su voz chillona “Como le va joven?”  y seguía tocando.

En otras ocasiones llegaban  músicos locales a tocar con él, a aprender  y a perfeccionar el arte allí en su zapatería, era un verdadero placer escucharlo no solo tocar los instrumentos sino  la forma en que se dirigía a los acompañantes.

Don Gregorio fue ese personaje  que con  la expresión “hijo de puta”  y otras tantas, siempre acompaño  sus  diálogos, sin ningún recato ni mesura frente a ningún auditorio.

Él era convocado y llamado a participar con frecuencia en muchos actos locales, pero en su mayoría los rechazaba por qué no era un hombre de serenatas comunes y corrientes y de vez en cuando aceptaba hacer parte de las mismas, después de que se le insistía, rogaba  y ponía precio a su participación, dependiendo del personaje al cual se le debía llevar la serenata. Luego una serenata o reunión en donde don Gregorio participara era   lo más  exclusivo del momento.

En una ocasión  mientras perfeccionaban una serenata en compañía de uno de sus pocos amigos,  Don Gregorio le  iba indicando las notas para la entrada o en algunos puntos del instrumental, pero el  alumno pasaba por alto la indicación, lo que lo ofendía  mucho, luego hacia una parada momentánea y súbita mientras le decía “es en Faa, en Faaa… en Faaaa, Hijo de puta le dije que era en Faaaaaaa”, y continuaba  con la ejecución, mientras el acompañante  se reía de manera nerviosa pero entendiendo la personalidad de Flauta y soportando con nobleza sus palabras ya que el hecho de  ser acompañante musical de él era orgullo  porque don Gregorio no hacia compañía musical sino con unos pocos privilegiados y los mejores en su rama.

Allí en su lugar de trabajo, vivía, cocinaba, tocaba, leía todas las revistas de China Informa y China Reconstruye, mismas que llegaban mensualmente desde la China a muchos en Miraflores, también leía sobre socialismo, ferviente seguidor de Mao, Marx, Lenin y Castro; y si en ese entonces  Hugo Chávez hubiera sido popular como lo es hoy, estoy seguro que igual hubiera sido uno de sus defensores, todas  las noches, en la mañana y en la tarde sintonizaba Radio Habana de Cuba y  durante el día se dedicaba a la reparación o a la fabricación de  zapatos  y  cuando sonaban las campanas  para los llamados a la misa  o el sacerdote ponía música religiosa por los altoparlantes, decía   con  su particular voz, “ese cura Hijo de P. ya está llamando a sus mozas para que lo visiten”, las mozas del sacerdote  que él refería eran las monjas; y acto seguido concluía “que cosa mas bárbara amigo la única herencia que nos dejaron los españoles fue la religión y las enfermedades venéreas”.

Su personalidad era muy particular, respetuoso con todos, soez, con los sacerdotes, con monjas, con el capitalismo, los yankees y con quien le ofendía, luego muchos usaban esta debilidad  de él frente a la iglesia y cuando llegaba un sacerdote nuevo le  comentaban sobre este ateo  y muchos de ellos llegaban a su zapatería  buscando la conversión;  luego el sacerdote llegaba y  le saludaba “buenos días don Gregorio”, y el respondía “buenos días caballero, en que le puedo servir”“don Gregorio yo soy el nuevo sacerdote del pueblo y quiero invitarlo a la casa del señor” . los cambios repentinos en el color  de su piel, los ojos desorbitados por la furia y sus soeces palabras hacían  en su conjunto que el sacerdote jamás  volviera por allí, “Mire  so hijo de la gran P. a mí no me venga a decir que hacer con mi vida, ¡Fuera de aquí!, ¡Fuera de aquí!  ¡Fuera de  aquí! Hijo de p..  Y el sacerdote debía salir,  mientras él se quedaba echando más pestes y haciendo su labor de zapatero  de manera  agitada.

En otra oportunidad una monja superior llego por referencia de algún desocupado a  mandar arreglar unos zapatos allí a  su negocio; como siempre  el señor  saludo  “Buenos días señorita en que le puedo servir”  “gracias don Gregorio  vengo a  ver si me puede arreglar estos  zapatos”. “Con mucho gusto señorita”. ¿Cuánto vale ese trabajo? Pregunto la monja, “son 120 pesos señorita” acoto don Gregorio, la monja replica  “¿me  deja este arreglo en 100?”,  y fue  lo suficiente para que  el hombre se enfureciera y le  dijera “mire señorita  aquí no venga a ponerle precio a mi trabajo, si no le alcanza  pídale al cura mas pero aquí  eso es lo que  cuesta mi  trabajo”. La monja quedo como la canción  de Shakira, sorda, ciega y muda al escuchar esto y salió  de allí   casi a punto de desmayarse.

Poco tiempo después de este incidente, con la monja; en su labor de zapatero tuvo un accidente de trabajo; mientras cortaba el cuero para sacar un par de suelas, se le zafó uno de sus afilados cuchillos y se cortó profundamente una pierna a la altura de la ingle; luego exclamaba  ¡Auxilioooo.. ayúdenmeee por favor!, ¡ayyy  Dios me voy a morir!, alguien que paso por allí lo llevo al hospital rápidamente,  y debió permanecer hospitalizado unos cuantos días, en esa época las  monjas hacían parte del equipo  de enfermería, porque  no había suficiente personal, luego las labores de enfermería eran atendidas por  las hermanas de  esta comunidad y por supuesto don Gregorio  debió ser atendido por ellas   las cuales realizaban las curaciones diarias de la herida que  se hizo con su afilado cuchillo de zapatero, herida  que  casi   lo deja sin genitales y que  las monjas debieron ver, limpiar y curar durante varios días.

Después de esto  su actitud hacia las monjas cambio un poco  esa fue como su primera muestra de fe  en el SEÑOR.
Una vez  reunidos allí unos pocos, alguien le pregunto por sus hijos, eso lo llenaba de nostalgia y se le aguaban los ojos por que él debió  abandonarlos  cuando estaban estudiando aun, pero sacaba fortaleza  y justificaba su acción  contando  algo sobre ellos de manera por demás muy natural. 

Una de las cosas que recuerdo es esta. “Yo no sé  de ellos; alguna vez vino por acá uno que dicen es piloto de Avianca,  yo eso no lo sé; vino  a  saludarme y a llevarme pero yo no sirvo para irme detrás de ningún Hijo de P., además  no lo acepto, por que cuando estudiaba en el colegio de  Boyacá en Tunja me llamo uno de sus profesores para decirme que mi hijo estaba encerrado en el baño con otro  hijo de p.  Yo llegue y le pregunte pero me negó todo, como le parece mi amigo el hijo de p. me salió marica,  marica me salió el hijo de puta y desde ese entonces se dejo de llamar hijo mío.

Algo que le ofendía mucho era que  fuera llamado por su moquete flauta; eso lo enfurecía y sacaba de casillas asi como lo sacaba la religión y el capitalismo, una vez pasó por el frente un amigo de él de gran confianza, de profesión abogado, persona respetada  y de gran prestigio  pero como todos los Mirafloreños tomadores de pelo y con el humor a flor de piel; era un día domingo en horas de la tarde y este  abogado paso caminando por el frente de su negocio ya un poco entonado  y le dijo “¡ADIOS FLAUTA!” de manera inmediata se paro en la puerta y con su característica  vos chillona le dice  “FLAUTA YOOO?  ¡Flauta será su madre! ¡hijo de puta cara de sapo!” algunos que estaban sentados en telecom escucharon  la réplica y se atacaron de la risa mientras don Gregorio  disparaba un montón  de  palabras soeces  por minuto.
Miraflores  Boyaca Panorámica. Fot, albun virtual de Miraflores.
Me han contado que él  en su ancianidad debió recurrir al ancianato de Garagoa en donde falleció después de unos pocos años de estar allí, solo sin amigos y sin familia, pero que antes de morir su  ateísmo desapareció radicalmente y su fe en el SEÑOR y en el catolicismo, apareció en él como por arte de magia.
En la liturgia que en el ancianato se hacía Don Gregorio era el primero en hacer la fila para recibir el cuerpo de Cristo representado en la comunión  y  su fe católica  fue muy grande mientras hacia la fila para llegar a donde San Pedro.

Don Gregorio ese personaje que como muchos más   hace parte de las  historias locales y que son un patrimonio de valor para todos los Mirafloreños;  fue una persona con familia numerosa en Miraflores pero que por su pensamiento, forma de actuar, comportamiento solitario y  su carácter fuerte debió vivir y morir siempre solo;  su  única compañía fue la Dios aquel que tanto odio en la mayor parte de su vida. Por lo que nunca le hizo honor a su nombre de GREGORIO que significa estar siempre preparado.
Interior de la parroquia Fot .Julian A Calderón.

3 comentarios:

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

El tío Gregorio, luego de su regreso a Miraflores, vivió en principio con una hermana de nombre Eloísa. Al morir ella, abandonó la vivienda y se fue a vivir con el sobrino, o sea mi abuelito paterno. De allí se trasladó a la casa de habitación de don Severo Hernández, en donde y como lo cuenta Héctor, tuvo su negocio de zapatería, actividad que alternó con la música y lectura de libros y revistas relacionados con el socialismo. Mi padre, quien mantuvo una buena relación de amistad con el tío Gregorio y con quien aprendió algo del socialismo; cuenta que Él burlescamente se refería al diezmo parroquial como: “El tributo que había que pagarle a los curas” y que otro de sus dichos era "Estos HP...chulos", el que enunciaba cada vez que fabricando o arreglando los zapatos, se daba con el martillo en los dedos. Muy agraciado relato sobre la vida de otro personaje Mirafloreño, que por su talante y sabiduría dejó huella en su tierrita natal.

Fabio Moreno dijo...

Interesante.
La historia de Gregorio es muy interesante. Yo no sabía lo de sus problemas con su familia. Pero era indudable que por sobre todo, amaba su libertad.
Otra cosa que le rebotaba la bilis era el comunismo soviético. Y en esa época, uno de pequeñito pensaba que comunismo era comunismo y punto. Pero para Gregorio la cosa no era tan simple. O mejor era bien complicada. Porque a la vez que echaba madres contra los soviéticos, adoraba a Fidel. Y entonces la cosa no cuadraba.
Cada vez que tocaba era para mí, un momento de alto turmequé cultural. Porque Gregorio era un músico de calidad. Y en escena era fenomenal.

Rodrigo Caycedo Ballesteros dijo...

Yo soy uno de los nietos de Don Gregorio; soy hijo de su hija Graciela y recuerdo al abuelo con mucho cariño. Ley su blog y se me hizo demasiado interesante y me hizo recordarle a la vez que aprendi un par de cosas que no sabia. Es de anotar que dentro de esta historia existen unos datos que no son exactos y si me gustaria contactarme con uds para poder saber mas y a la vez corregir parte de la historia.