Los
paseos al rio….
Río Lengupa Miraflores. |
Todos los paseos
tenían su historia; pero los mas buenos eran esos en donde los podíamos
organizar con las amigas; eso si era todo un PASEO BUENO; por un lado íbamos
bien acompañados y con posibilidad de enamorarlas; por otro
lado ellas siempre cocinaban, y llevaban buen mecato; pero
además de esto la logística era bien diferente.
El paseo se programaba con tres o
cuatro días de anticipación; luego las niñas debían portarse bien en la
casa; y no salir varios días a la calle para poder obtener de sus papas
casi un sí definitivo; mientras nosotros buscábamos el billete para
cumplir con los compromisos.
Una vez organizado el paseo los
hombres debíamos ser los responsables de comprar y llevar la
bebida; las gallinas, la yuca y el plátano, para hacer el sancocho;
mientras que las mujeres eran las responsables de las ollas, los
platos, las cucharas, la papa, la sal, y todos los demás condimentos.
Luego cuando
estábamos en la plaza salíamos todos; los hombres cargábamos los
elementos necesarios para el paseo, mientras las mujeres solo
llevaban un bolso con los artículos personales.
La organización tenía entre los
hombres dos asuntos; uno si comprábamos, las gallinas, la
yuca y el plátano; o dos si por el camino nos robábamos la gallina,
la yuca y el plátano; eso dependía de la cantidad disponible de efectivo.
Luego si era la número dos había que
planificar con tiempo como se realizaría la misión; a veces
se asignaba la responsabilidad a cada uno de llevar una gallina y
buscar el plátano y la yuca; otras veces se programaba
resolver eso en el camino.
Si la responsabilidad era
de manera individual, entonces cada cual resolvía; en su casa lo
del plátano y la yuca; pero la gallina como no se disponía o eran
costosas se debía resolver en el patio o en gallinero del vecino; entonces las
estrategias eran varias; unos las pescaban con anzuelo al cual les
ponían maíz en la punta y cuando la gallina tomaba el grano quedaba ahí
quieta por el efecto del anzuelo: otra era ensartar granos de
maíz en un nylon a cierta distancia un grano del
otro y este nylon con el maíz se les ponía de manera que la pobre
gallina viera los granos; los cuales iba recogiendo hasta que se
ahogaba; también se les hacia un camino de maíz suelto a
cierta distancia de manera que se fuera alejando de un lugar y
llegara hasta donde se podía agarrar directamente con la mano. Y por
ultimo si no surtía efecto lo anterior entonces ir a donde el
vecino en la noche y sacar una directamente del gallinero.
Gallinas esperando ser llevadas al río Fotl Int, |
Las
historias fueron muchas con estos métodos; pues varias veces
en casa de uno de los protagonistas se perdía una gallina misma
que había sido sustraída por otro compañero; y como el paseo
era temprano el pobre no se enteraba de la perdida del ave de su casa sino
hasta que llegaba en la noche: por supuesto al otro día el reclamo
a todos los implicados; mientras nosotros nos reventábamos de la
risa; pero ya no se podía hacer nada porque la gallina ya no la
habíamos comido y además el también había participado del sancocho.
Cuando la
estrategia era hacer el mercado en el camino; entonces entrabamos a
una finca y mientras unos acompañados de las damas; pedíamos guarapo;
otros dos o tres por atrás de la casa; le hacían la cacería a las
gallinas siempre con un éxito fenomenal; (habían dos o tres compañeros
expertos en este tipo de hazañas; por lo que siempre eran los delegados por
todo el grupo en la misión) eso
si a ellos se les debía dar más grande la porción una
vez preparado el manjar.
La yuca y el
plátano era más fácil porque por el camino habían cultivos en varias
partes; entonces solo era arrancar dos o tres plantas de yuca, bajar un racimo
de plátano y ya quedaba resuelto el asunto.
La llegada al río era agitada; con miedo, con temor, pero con la satisfacción del deber
cumplido; ya allí descansábamos, comprábamos la cerveza; la poníamos a enfriar
dentro del agua; recogíamos la leña, organizábamos el fogón; mientras las
amigas ponían el agua a calentar para desplumar las gallinas; unos
quitábamos plumas, otros ayudaban a pelar papa, plátano y yuca, mientras
otro se encargaba de la cerveza y el aguardientico.
Era un trabajo comunitario y bien
hecho; ya una vez puesta la olla con las gallinas y el resto; nos
bañábamos, nos reíamos de las peripecias y nos tomábamos unas cervecitas y
traguitos con las amigas; mientras el fuego cocía las duras
gallinas.
Una vez listo el
sancocho entonces las amigas, servían y como ya sabían
a quienes debían darles mas entonces a ellos les servían primero;
mientras los demás esperábamos; todos disfrutábamos como si
fuera el ultimo almuerzo de la vida, y sabia tan rico; era el mejor
sabor del mundo; terminado el almuerzo venia el descanso sobre una
piedra, bajo un árbol o sobre la incipiente arena. Después
recogíamos todos los implementos y nos subíamos hacia la
carretera a seguir tomando mas cerveza y a bailar en una
caseta mientras pasaba el bus con destino a
Miraflores…..
Y asi la vida como una ruleta giraba y
giraba, con actividades similares por varios años mientras nuestra
juventud se fue alejando lentamente, para dar paso a nuevas generaciones que
han continuado con esta tradición, ancestral y que ha sido una de
las pocas que han conservado intactas….
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