Los paseos al rio….
La temporada de
verano en Miraflores; hace unos cuantos años cuando el cambio climático aun era
incipiente, daba inicio generalmente a mediados del mes de Noviembre y
terminaba en el mes de marzo; esta temporada veraniega; coincidía,
con la cosecha de café, con las vacaciones escolares; con el
aguinaldo y todas las fiestas relacionadas con el fin de año y comienzos del
siguiente.
Luego el verano
era esperado por todos; por que en esta época se hacían actividades especiales;
como las verbenas populares después de las actividades propias
tradicionales de navidad.
En verano,
aumentaba el comercio; los mercados de café, ganado, y otros eran
mas movidos; el trabajo detrás de la explotación de café aumentaba; todos
teníamos de una u otra manera algo de dinero para disfrutar.
Luego el verano venía
acompañado de trabajo, dinero, fiesta, licor, novias, y
paseos a los lugares tradicionales de ese entonces…. El limonar, la mocasía,
la batatalera, la rusa, y la tobasía.
Después de una
amanecida bailando en el parque principal o en el club social el siguiente
programa era el río.
Pero también entre
semana después de estar bailando en las discotecas de la época o
tomando cervecita por ahí, o simplemente dando vueltas al
parque; al siguiente día el programa era el Rio..
Luego en la época de
verano; cuando aun estábamos en clase del colegio; es decir antes de finalizar
la temporada escolar, o iniciando la misma mientras estaba el verano; el paseo
al rio o a las diferentes quebradas no podía faltar eso era como si
al mismo cielo le faltara el sol…..
Entonces el rio y las
quebradas eran los lugares definidos, y preferidos para ir a
pasear; esos eran nuestros balnearios.
Para ir al
rio generalmente nos reuníamos un grupo de amigos; y
organizábamos la salida del pueblo hacia el lugar definido; por lo general la
salida era tipo 8:30 a 9:30 AM; bien bajábamos caminando o en
carro ; lo común era la bajada caminando; ya que hacíamos
ejercicio que nos servía para fortalecernos y de paso espantábamos
el guayabo.
Para la ida al
rio, cada uno llevaba dentro de una tula hecha en tela o en lona; la
pantaloneta, una navaja y alimentos que generalmente era pan, mismo
que comprábamos en la panadería de Doña Esther, o en la
panadería francesa; también llevábamos salchichas, salchichón,
sardinas, caramelos, y cuando alcanzaba un tarrito de lecherita o leche
condensada; y una puntilla; para poder abrir la lata de lecherita; ese
era nuestro mecato general que servía para calmar el hambre durante el día;
siempre debíamos dejar algo de dinero para la gaseosa, o el guarapito; o para
el regreso en el bus en horas de la tarde; en caso de no tener para el regreso;
entonces debíamos “colincharnos” (el termino “colincharnos”; era la
acción que hacíamos de subirnos a un vehiculo en movimiento; mientras este iba pasando por el
frente de donde estábamos; siempre a escondidas del conductor) luego la
colinchada; se hacía por la parte de atrás de los camiones que pasaban
con madera, ganado u otros y antes de llegar al pueblo por ahí
en donde doña Rosario; nos tirábamos sin que el camión parara todos
a la carretera para que no nos cobraran y seguíamos a pie hasta el pueblo.
La bajada al rio ; se
hacía por dos caminos; uno que salía por la plaza de mercado; antes
camino real empedrado que comunicaba a Miraflores con Berbéo; y
otro por la lado del barrio el rayo; sobre el chorro del aguardiente; por
este camino también se podía ir hacia la Mocasía.
El
trayecto lo hacíamos generalmente a carrera o a paso muy rápido
y desde que salíamos del pueblo hasta el puente del limonar,
gastábamos entre 30 y 45 minutos sin descansar; algunas veces
dependiendo del guayabo parábamos en alguna casa del camino a pedir nos
regalaran o vendieran un guarapito para la sed; mismo que nos servían en
una totuma grande; por lo general con un mosquita, o patica de
cucaracha; y otros aditivos sólidos;
luego debíamos ladear la totuma; hacia la izquierda o
derecha; y le dábamos un gran soplo; de manera que todos los
ingredientes adicionales sólidos flotantes; se hicieran a un lado;
mientras con un segundo soplo los obligábamos a salir
del recipiente; yéndose junto con ellos un gran chorro de bebida; misma
que caía con ellos al piso; después dábamos un tercer y final
soplo para terminar de hacer la limpieza. Algunas veces la sed era
tanta que no realizábamos ese ritual y todos los residuos iban a parar a la boca en donde los dientes servían
de filtro; pero también;
ocurría que alguno soplaba
más de lo necesario; y terminaba en el piso una buena parte del guarapo; por lo
que todos le quitábamos la totuma y lo dejábamos de ultimo para que
aprendiera a valorar la
preciosa bebida.
Ya aliviada la
sed pedíamos la cuenta y dábamos las gracias; nunca las
personas que nos brindaban la bebida cobraban, pues el acto de cobrar ese tipo de bebida
es como si al dar un vaso de agua se hiciera lo mismo: es decir estaban
cumpliendo de paso con darle de beber al sediento….
De allí salíamos
nuevamente a paso ligero y llegábamos al río al lugar
denominado el limonar; allí descansábamos debajo de un árbol
generalmente bajo la frondosidad de la ceiba y mientras nos
desacalorábamos, nos poníamos la pantaloneta y alistábamos el lugar
a donde pasaríamos el día.
El resto del
día se pasaba nadando, jugando hablando, y acostados sobre una
piedra o sobre la incipiente arena, viendo pasar las niñas que
también estaban por allí; mientras comíamos el pan con salchicha,
salchichón, o sardinas acompañado de gaseosa que comprábamos en una
tienda cercana.
Ya a las 4:30 nos alistábamos para salir a la carretera; si
teníamos dinero esperábamos el bus, si no teníamos entonces esperábamos el
camión para “colincharnos” y regresar al pueblo. Muchas veces
ocurrió que no teníamos dinero para el regreso y tampoco pasaba un camión
o los pocos que pasaban pasaban tan rápido que no podíamos “colincharnos”;
entonces a caminar mi amigo; caminábamos por la carretera con
la esperanza de poder subirnos a un carro pero como no ocurría, entonces
a tomar nuevamente el camino rumbo al pueblo llegando entre
las 7 y 8 de la noche cansados, insolados, y con un
hambre impresionante
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