LA CONSISTORIAL…..
El
termino consistorial; según el
diccionario de la real academia de la lengua
es un adjetivo que proviene del
sustantivo CONSISTORIO.
Consistorio; significa en algunos lugares Concejo Municipal; Ejemplo: el
consistorio se ha reunido para programar
las fiestas; pero también se usa para referirse a una junta que es celebrada
por el papa con la presencia de los cardenales;
y también para referirse a una casa de gobierno; o de la
municipalidad en nuestro caso del municipio.
En
Miraflores la Consistorial se denomino a
la calle que bajaba del parque principal
hacia la plaza de mercado; por el lado lateral de la casa de gobierno o alcaldía municipal.
La
Consistorial iniciaba desde la esquina de la alcaldía; bajando por el costado derecho hasta el almacén
de don Floro Arias ubicado en la esquina
superior de la plaza de mercado.
Por
la parte izquierda iniciaba en la esquina del almacén de don Pablo
Barreto; hasta la esquina superior de la plaza de
mercado.
La
consistorial; era y es una de las calles
más importantes del municipio, es el lugar por donde han transitado generaciones
y generaciones de Mirafloreños; porque
al ser la principal calle de comunicación entre el parque principal y la plaza de
mercado es casi de obligatorio cumplimiento pasar por allí especialmente en los
días de mercado Jueves, sábado y Domingo.
Hace
unos años esta calle como todas las del municipio eran empedradas; pero tiempo después fue
pavimentada como las demás; perdiéndose un patrimonio muy valioso.
Bajando
del parque principal por la esquina de
la alcaldía o sea por el margen derecho; se encontraban unos grandes portones de madera
pintados cuando yo los conocí de color rojo , luego los pintaron de color
verde y después de color café; dependiendo de la adecuación
general del palacio municipal;, estos
portones eran entradas a la alcaldía por ese lugar ; y que al no ser usadas
por nadie decidieron en algún momento sellar
la parte interna; para ser usadas como bodega, allí se guardaban los elementos
usados por las personas que barrían y
arreglaban las calles y el parque principal que
eran denominados (BARRENDICHES); termino que a mí en lo personal no me
parece; pero que es comúnmente usado para referirse a las personas que nos
prestan el servicio de barrido y aseo de las calles.
Unos
pasos más abajo había otra puerta, igual a la anterior y el lugar era usado como cárcel para la detención de mujeres;
allí cumplían su
pena; este salón fue la cárcel de
mujeres por varios años hasta que tiempo
después fueron construidas unas instalaciones en el lote aledaño y su puerta ya era de lamina de metal y rejas pintadas en color rojo…… más
abajo esta la casa de don Juan Alfonso, una casa antigua de dos pisos pintada con
carburo blanco, con zócalo y puertas de
color café oscuro hoy el hotel posada de don Juan; a continuación era un terreno vacio de tamaño
pequeño; en donde se construyo un edificio de apartamentos de 4 pisos; mientras que en el primer piso funciono
siempre una cantina.
Después sigue la casa de don Floro Arias; una gran casa esquinera; de paredes blancas, con zócalo , puertas y ventanas de color verde oscuro; que después cambiaron el zócalo por color rojo; don Floro; un comerciante de la época vivía allí y tenía una ferretería y un almacén de víveres grande y muy bien surtido.
Después sigue la casa de don Floro Arias; una gran casa esquinera; de paredes blancas, con zócalo , puertas y ventanas de color verde oscuro; que después cambiaron el zócalo por color rojo; don Floro; un comerciante de la época vivía allí y tenía una ferretería y un almacén de víveres grande y muy bien surtido.
Por
el lado Izquierdo bajando del parque la calle iniciaba en la esquina de la casa
y almacén de víveres, y rancho, de don Pablo
Barreto; allí en ese almacén era muy rico comprar Helados que fabricaban ellos
mismos; don Pablo era el propietario de toda esa cuadra es decir desde la esquina del parque hasta la esquina superior
de la plaza de mercado por el margen Izquierdo; los muros de estos terrenos; eran hechos en barro pisado;
y tenían teja de barro que los cubría; y su color era
un amarillo mostaza combinado con un color verde oscuro: tiempo después
conservaron el color amarillo pero ya el
zócalo era de color rojo; en esa cuadra solo habían una o dos puertas de color
verde lo demás era solo muro con tejas de barro.
Por
la calle de la consistorial; todos días de
mercado el movimiento era bastante; por allí pasaban todas las personas que se dirigían
a la plaza a hacer el mercado y por supuesto de regreso llevándolo a su casa. Lo
que hacía el lugar preferido para que se
instalaran en las aceras personas
limitadas físicamente y en regular
estado de salud; así como ancianos, y ciegos, pidiendo limosna; misma que se proveía bien en dinero o en especie (alimentos) esta contribución
siempre fue dada con aprecio y recibida con agrado.
Pero
también se ubicaban los vendedores de lazos fabricados en fique; era común ver allí
a las personas trabajar mientras esperaban un cliente para venderle el producto.
Su trabajo consistía en torcer el fique para formar los lazos y se hacía
manualmente con el fique entre las piernas sostenido por el pie y con las dos
manos friccionándolo hasta formar una cabuya delgada; o también friccionándolo
contra el muslo de la pierna; después usando un implemento llamado tarabita; unían
varias cabuyas dándole vueltas hasta formar
el lazo.
La tarabita era una tabla pequeña que se unía con un palo a través de un orificio que le permita girar en el eje y a la vez ir entrelazando las cabuyas una con otra sin que se enredaran; hasta formar el lazo completamente.
La tarabita era una tabla pequeña que se unía con un palo a través de un orificio que le permita girar en el eje y a la vez ir entrelazando las cabuyas una con otra sin que se enredaran; hasta formar el lazo completamente.
Allí
en esa calle también se ubicaban algunas vendedoras de canastos; ollas de barro
y juncos.
Algún
día de los tantos días de mercado; paso
un muchacho por el frente de dos cieguitos que estaban allí pidiendo la limosna
y por tomarlos del pelo; les dijo; “ahí les dejo un peso para que se lo
repartan…” las dos personas le creyeron; y asumían que el otro tenía el peso; por lo
que en horas de la tarde vino la discusión
; luego uno le decía al otro que le
diera su parte; por supuesto la discusión termino en golpes por los dos
cieguitos, con su tacto se ubicaron y se lanzaron más golpes; pero en uno de esos golpes uno de ellos se cayó; entonces al caer; encontró la pierna del otro y lo agarro muy fuerte hasta que lo tumbó también;
y salieron por la consistorial
abajo dando vueltas y golpeándose contra
todo; la pelea duro un buen
tiempo y nadie los separaba, sino que
le les hacían barra para que siguieran en
la pelea hasta que paso por ahí el gerente de la empresa Márquez un señor de apellido Ramírez, separándolos y
no permitiéndoles mas pelea; sin embargo ellos insistían en su parte correspondiente
del peso que el muchacho supuesta mente les había dejado… el señor Ramírez, les
explico que el muchacho lo había hecho por tomarlos del pelo y que la próxima vez no se dejaran engañar y saco
dos pesos dándole a cada uno su
peso correspondiente; mientras insultaba
a todos los presentes por no haber ayudado a que la pelea parara.
Tiempo
después el mismo muchacho paso nuevamente por cerca de ellos y les dijo lo
mismo y uno de los cieguitos por la voz lo identifico y saco una vara de café que usaba como bastón y se la descargo con fuerza en la espalda
al muchacho dejándole un gran moretón..
Cuando
el muchacho, llego a donde el papa llorando, este le pregunto qué había pasado
y el muchacho le conto lo sucedido en la
calle de la consistorial con el ciego.
El
papa se fue a preguntar y los ciegos le contaron que el muchacho era el mismo
que los había hecho pelear anteriormente por el peso..
No
se pregunto más: y el papa salió a donde
estaba su hijo y le dio una golpiza que jamás
olvido….
El
joven muchacho era el hijo del señor RAMIREZ mismo señor que
en la pelea por la repartición del peso había separado a los ciegos.
Después
de esta paliza; el señor Ramírez mando a
su hijo a la casa; ellos Vivian
por la salida hacia Páez; dicen que cuando llego su mama llamada doña
Anita también pregunto qué había pasado;
el joven le conto y la mama le dio
una paliza adicional por haberse burlado de personas discapacitadas….
Hoy
la consistorial sigue siendo una calle
tan importante como antes; ahora está construido por los dos lados de ella, hay
edificios de apartamentos, locales
comerciales, en donde funcionan diferentes negocios; algunas casas como la
de don Pablo Barreto fueron demolidas; allí
hay construido un edificio con un
diseño arquitectónico muy particular; que como otros tantos de esa cuadra , desafían
el gusto arquitectónico tradicional que
siempre ha estado presente en el pueblo.
Otras casas han sido modificadas en hoteles, y unas se han mantenido como eran antes; en el centro han construido materas de ladrillo en las cuales hay plantas
sembradas y es una calle completamente peatonal.
Son
los cambios generacionales de la
arquitectura del pueblo que combinados con desarrollo van modificando el paisaje urbano dejando en
unos solo los recuerdos del pasado, las historias vividas en ese entonces. y una mezcla en su arquitectura local que dan ganas de llorar.
1 comentario:
Me haces recordar la linda casita de estilo colonial del señor Pablo Barreto, la que fué y como tu lo cuentas, demolida y construído allí un enorme edicifico que para mí, rompió totalmente con la armonía de la arquitectónica del lugar. Yo, como siempre,fuí muy del compartir con mis abuelitos. Alguna vez, muy niña, mi abuelita paterna María Rosalbina Espinosa Muñoz (Q.E.P.D), me llevó a donde el Sr. Pablo Barreto a comprar el mercado de víveres para la semana. Ella utilizaba su acostumbrado, auténtico y bello pañolón negro elaborado en fino paño. Coincidió en que en el mismo lugar había otra señora vestida muy similar a mi abuelita y yo, en un momento de distracción, me hice al lado de ella. Mi abuelita al terminar de adquirir el mercado, lo echó al hombro en el acostumbrado pollero y salió del sitio, camino a casa. Después de andar varias cuadras y observar que la nieta no iba con ella, muy preocupada, se devolvió en mi búsqueda y me encontró en el mismo almacén del Sr Barreto, al lado de la otra señora, la que yo creía era mi abuelita. Luego de hacerme un llamado de atención, dulcemente me tomó de la mano y me llevó con ella. Este momento es inolvidable por dos situaciones: - El recordar con nostalgia a mi abuelita, con quien conviví casi la totalidad de mis estudios de primaria. - La desaparición de la casa colonia, el que fue otro desacierto administrativo, el permitir su demolición.
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