Anécdotas, Cuentos, Historias

domingo, 24 de junio de 2012

La piscina Parte II…


 La Piscina del colegio en Miraflores  

La construcción  de la primera piscina en Miraflores,  solo era  un hueco sencillo  forrado en hierro y cemento,con una entrada y salida de agua; estaba resguardada  por una  cerca en alambre de púa y mallas que aislaban  del agua a las personas y animales, tenia unos amplios corredores por donde se podía caminar, descansar o correr, allí se carecía de  duchas y un lugar en donde poderse colocar los diferentes trajes de baño, entonces las mujeres algunas lo llevaban puesto desde la casa bajo su vestimenta normal, otras lo llevaban en bolsos y se vestían  haciendo sombra con una toalla que  era sostenida por una amiga; mientras que los hombres nos poníamos la camisa por delante, nos bajábamos los pantalones, los calzoncillos y de una nos poníamos nuestro chingue.

La administración del colegio al ver esto construyo una  ducha al aire libre, y una caseta  pequeña con  dos divisiones que servían como vestier y se designo una para hombres y otra para mujeres en donde se entraba para cambiarnos. Como siempre no falto el  inteligente que hizo un hueco en la pared para poder ver a las compañeras y demás mujeres que entraban a cambiarse, este huequito permaneció  por meses sin que se notara y  el que primero se diera cuenta  de la entrada de las mujeres a cambiarse y posicionarse del mismo, era dueño  temporal luego se cobraba $0,25 ctvs por dejar que uno acercara sus ojos solo unos segundos por dos veces para ver las nalgas  y lactas peladas  de las mujeres que allí entraban a vestirse, la fila era de unos 4 o 5 máximo  el tiempo era como en todo el mayor enemigo, por lo que solo en segundos se podía ver  para dar paso al siguiente antes de que se cerrara el telón; con ese  peso ganado  o más, se completaba para la gaseosa con galletas,  un helado, o  unas papas chorreadas deliciosas  que hacía y vendía Marina allí en el campin.


Por ese famoso huequito de los vestidores, muchos niños de la época, pudimos observar por primera vez los cuerpos desnudos de mujeres adultas  y no salíamos del asombro fácilmente; es así que aun  se recuerda  como si fuera ayer y se continua en la recuperación lenta de estos choques visuales, hormonales y sensuales de los que fuimos atrapados por nuestra curiosidad e inocencia.


Después de un tiempo las mujeres se dieron cuenta de la pilatuna, entraban y  mientras una se desvestía la otra con un palo estaba pendiente de empujarlo por el hueco cuando se asomaba el primer mirón, en una ocasión  una  de ellas llevo  ají liquido y cuando se acerco el mirón le roció el ají en la cara dejándolo  tan mal que se tuvo que llevar de emergencia al hospital siendo atendido por el Doctor Ortiz,  quien estaba de turno ese día  y se encontraba tomándose unos tragos  en Santa Bárbara, por lo que hasta allí debió correr el  portero del hospital a avisar de la emergencia. A partir de ahí se termino la manía  de estar viendo y curioseando los cuerpos desnudos de las muchachas.

Años después me entere que las muchachas también les gustaba mirar cuando los hombres entrabamos a cambiarnos, pero solo que ellas se subían sobre un asiento de cemento que estaba dispuesto dentro del vestier y por la parte superior entre el techo y la pared  podían ver nuestros atributos; luego salían a secretarse, a reírse, a dar calificación  y aprobación de lo observado de acuerdo  con la edad y gusto.

Para ver espectáculos de cuerpos  de los bañistas,   solo se tenía que estar presente, y muy atento,   es que ver un cuerpo humano de hombre o mujer mostrando su intimidad era algo que causaba  mucha curiosidad,  a todos hombres y mujeres, no solo por nuestra edad sino también por la época, en donde todo el mundo era muy mojigato y la sexualidad era vista con mucho recato y nuestra educación familiar ,  la recibida en la escuela y colegio jamás toco de manera clara, precisa y concisa un tema tan sensible como estos.

En una ocasión  una estudiante  normalista de ultimo año,  una mujer de unos 24 años  más o menos, estando en la piscina con su traje de baño enterizo de color amarillo, sus compañeros empezaron a corretearla por el borde, ella corría  bastante y no la alcanzaron en la primera vuelta, por lo que decidieron separarse en dos grupos uno por cada lado hasta que lograron atraparla, pero ella muy ágil y fuerte, se les descabullo y dentro de este forcejeo, su vestido de baño le quedo corrido de entre la pierna, mostrando todos sus genitales, ella corría y los otros detrás  tratando de alcanzarla, y los demás riéndonos del espectáculo, mientras las amigas le gritaban que se tirara al agua pero  en el desespero, la adrenalina y el ruido de todos no escuchaba nada y seguía corriendo;  solo hasta después de tres vueltas  una amiga se paro y cuando paso por el frente la empujo al agua.

Las competencias  de natación eran muy frecuentes y allí participaban los mejores nadadores, por categorías, edad y estilos de nado (100  o más metros, libres, espalda, pecho, mariposa). Para ello debían entrenar diariamente y estar en forma, luego salían  en horas de la mañana entre 5 y 6 de la mañana a entrenar o en horas de la tarde, y por supuesto allí no podíamos faltar los espectadores, en una ocasión una hermosa dama que aun hoy recuerdo, entrenando el estilo espalda,  se le salió  un tetero mientras nadaba,  por supuesto ella no se dio cuenta y siguió nadando hasta completar los 200 metros (8 piscinas) para los que se estaba preparando; nosotros niños quedamos perplejos de ver su exuberante lacta  de color muy blanco flotar y moverse  al ritmo del braceo, hacia arriba y abajo hacia adelante y atrás  a medida que  avanzaba en  el entrenamiento,  muchos le gritaron pero ella no escucho. Solo hasta que termino los 200 metros, salió  y se dio cuenta de lo ocurrido, muy roja  y achantada permaneció, por haber mostrado una de las blancas, hermosas y protuberantes mamas.  Mientras nosotros tristes, cabizbajos y desalentados de no poder continuar con el espectáculo.

Con frecuencia entre grupos  de solo damas o solo hombres el piscinazo se hacía  completamente en bola,   y cuando alguien se acercaba  se corría al agua y se permanecía sujeto a las paredes  mientras se  iba el intruso, pero en ocasiones el intruso entraba a agua también, luego  todos  a vestirse dentro del agua rápidamente y a reír socarronamente.


En otras ocasiones se sentaban  en grupos alrededor de la piscina  bellas y hermosas  jóvenes, con sus  bonitos trajes de baño y en poses muy sensuales  que nos observaban coquetamente  y lanzaban unas miradas insinuantes juveniles a los que estábamos por allí sacando pecho y dándonosla de don juanes; entre ellas  apostaban  a cual de todas mirábamos mas, o cual era la mas admirada y coqueteada por nosotros y esa era la ganadora, hasta que una de las mamás  se entero  y le pareció muy indecente ese hecho; entonces  se regó la bola entre las madres y les prohibieron a todas volver a la piscina.

A los hombres también nos pasaban cosas,  era frecuente ver como  se hacía un nado llamado la alcancía que era entrar al agua, quitarse la pantaloneta y sacar todo el tren posterior sobre el agua de manera que solo  se viera esta parte del cuerpo, es decir nalgas arriba.  Eso se hacía con frecuencia mientras los espectadores hombres y mujeres se reían a carcajadas, hasta que en una ocasión llego el Vicerrector del colegio y nos encontró a varios dando la función y a varias muchachas haciendo barra por lo que no solo nos llamo la atención muy fuerte, sino que mando a llevar a los papas para darles a conocer la clase de hijos que tenían en el colegio estudiando.

Mientras unos nadaban otros descansábamos boca abajo a pleno sol, pero  la parada de allí era muy incómoda ya que la tirantez que  se sentía bajo la pantaloneta  no disminuía rápido, por lo que el calambre llanero debía ser eliminado entrando al agua rápidamente, mientras las muchachas observaban, señalaban con el dedo y se reinan a carcajadas mientras nosotros pasábamos colores por la vergüenza.

En una ocasión, un grupo de mujeres,  agarraron a un amigo, lo sacaron de la piscina y le quitaron la pantaloneta  dejándolo empeloto fuera del agua, ese día era un sábado y la piscina estaba muy llena de gente, acto seguido le escondieron  la ropa por la entrada del colegio en donde había una estación meteorológica, nadie lo quiso ayudar y debió permanecer empeloto dentro de la piscina por varias horas hasta bien entrada la noche.

Allí se podían observar muchas cosas risibles, como  la presencia de sapos acompañando a los bañistas,  la familia dándose un baño  de popularidad  mientras destapaban ollas llenas de gallina y alimentos varios, era como ir al rio pero sin cocinar y no faltaba el despistado que se enjabonaba,  se restregaba el cuerpo con un estropajo y  se tiraba a la piscina a quitarse el jabón.

Tiempo después y lentamente se fue descuidando el lugar, ir ya no era agradable para nadie, el agua de pésima calidad, llena de cucarachas, sapos, culebras excretas y basuras, los filtros se  destruyeron, se agrietaron los pisos internos y externos, la quebrada disminuyo su cauce producto de la deforestación, las mallas  protectoras se cayeron, entraban  vacas , burros  marranos y gallinas;  y estas  aguas  putrefactas se  volvieron  un  criadero de sapos, ranas  y zancudos. 

No sé con exactitud hasta que año funciono la  piscina del colegio  y primera piscina publica de Miraflores, pero  lo que si se, es que el tiempo, la deficiente construcción que sumada a la mala administración, desidia y abandono total, fueron los encargados de sepultar para siempre  los sueños, los esfuerzos físicos, económicos y demás  de un pueblo que con su sacrificio, voluntad y verraquera lograron hace años tener este lugar de esparcimiento para todos.

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