Bartolomé.
Fotografía de Ciro Franco. |
Bartolomé es un nombre masculino, que su origen aún está por
definir; unos dicen que es de origen Arameo, otros dicen que es Hebreo; el
nombre está conformado por “BAR” que
significa hijo y “TOLOME” que
significa abundante en surcos (con muchas arrugas o viejo). En resumen
Bartolomé es un hijo del señor de las
arrugas… o sea el hijo de TOLOME.
Los
diminutivos de Bartolomé son Tolomé,
Tolomeo y BARTOLO; en francés Barthelemy y en ingles Bartthemy.
Personas
con el nombre de Bartolomé en el mundo hay muchas; hay pintores, cartógrafos y
famosos; incluso uno fue discípulo de Jesucristo, y por gracia divina en
nuestro Miraflores también hay otro
llamado BARTOLOME ZUBIETA.
Fotografía Cristian Rojas Esquivel. |
Bartolomé es un hombre
nacido y criado en Miraflores; y ha sido desde siempre una persona trabajadora,
luchadora, emprendedora y servicial a pesar de su limitante física. Bartolomé Zubieta, es conocido en nuestro municipio cariñosamente
por su diminutivo como “BARTOLO”. De su familia no se conoce mucho; pero lo
que si se con certeza es que una de sus tías
en el año 48 salió con destino a los llanos del Casanare y allí a los
pocos años se unió a los liberales del llano y formo parte del ejercito de
Guadalupe Salcedo.
BARTOLOMÉ persona y
personaje que hace parte de ese acervo socio cultural de protagonistas
locales, se puede incluir dentro del
grupo especial de personas humildes que marcaron la vida de la sociedad local y en
especial la de los niños y jóvenes, dejando
recuerdos inolvidables e imágenes permanentes de diversas situaciones vividas;
dentro de este grupo puedo mencionar algunos de nuestros personajes, que
recuerdo muy bien y otros que con
la ayuda y dialogo entre amigos me han
ayudado a recordar aunque de manera muy lejana tales como “ la Cucarrita, la Cayetana, el Amayita, la Bolívar, el Pastuso, la Caracao,
el Carrillo, el Carreritas y el Mil
Amores.” entre muchos más;
todos personajes de épocas diferentes;
con comportamientos y anécdotas diferentes, pero con una característica común,
gente buena, trabajadora, luchadora, creyente, respetuosa, con una nobleza
y una vocación de servicio ejemplarizante para todos.
Bartolo un hombre al que
no le puedo calcular los años fácilmente, puedo decir de manera general
que supera los 55 años y desde que lo
conozco o por lo menos desde que mi memoria lo recuerda , siempre ha sido un
personaje bonachón, trabajador y servicial.
BARTOLO, persona de mediana estatura, de andar con la pata para el lado, de
sonrisa permanente suave que no deja ver su dentadura, carece de los incisivos
superiores, siempre bien afeitado, usa
cotizas, sombrero pequeño de color negro, o blanco un poco mas alón, camisas
generalmente a cuadros o a rayas, pantalones de color oscuro anchos a medio
arremangar, un saco de lana con rombos o cuadritos pequeños, una ruana o un poncho colgado al
hombro, un escapulario en su cuello, un bolso terciado, un reloj de pulso
metálico y siempre UN RADIO TRANSISTOR DE
BATERIAS.
Bartolo, trabajaba entre
semana como muchacho de los mandados dentro de las fincas; él cargaba la leña, llevaba los almuerzos a
los peones hasta el corte, le ponía comida a los cerdos, perros y gallinas,
ayudaba a sacar la yuca, arriaba los becerros, en fin su trabajo era variado y muy movido por las
actividades permanentes de una finca.
Los días domingos salía al
pueblo bien aseado, con su pinta característica y su fiel amigo y compañero permanente
su radio transistor marca SANYO. en este día especial, su actividad era dar vueltas por el pueblo, pasar de tienda en
tienda saludando, y esperando que se le brindara una cerveza, lo que ocurría
con mucha frecuencia, mientras que, los
que la brindaban le preguntaban sobre su
radio , su reloj y se reían de sus respuestas y le tomaban del pelo un buen
rato.
Tiempo después al parecer
dejo las labores del campo, y se dedico a actividades de la ciudad,
entonces se convirtió en la mano amiga
los días de mercado, jueves, sábados y
domingos, él ayudaba a quienes solicitaban su servicio cargando los canastos
desde la plaza de mercado hasta las diferentes casas y a cambio se le
daban sus billetes y algo para comer. Ya en horas de la tarde
después de su trabajo se le veía por el
pueblo caminando, saludando y esperando su cervecita.
En varias ocasiones algunos
comerciantes de cachivaches que llegaban de Tunja y otros lugares los días de mercado a vender
sus baratijas, de manera inescrupulosa
lo tumbaban; le vendían artículos
por valores escandalosos que sumaban más
de 10 veces su valor real; esto ocurría frecuentemente con la adquisición de relojes y es que Bartolo ha sido un amante de
ellos, a Bartolo Jamas le falta ni su sonrisa ni su reloj de pulso luego cuando compraba su reloj lo iba mostrando por todo lado y contando lo
que le había costado; en una oportunidad cuando empezaron a salir los relojes
digitales, al país llego una gran cantidad de los mismos fabricados en plástico
y de mala calidad; estos venían procedentes de
china, cuando este país daba inicio a la copia de mala calidad de miles
de productos especialmente los electrónicos; un reloj de plástico digital tenia un valor ínfimo, sin embargo los
comerciantes aprovechaban para estafar a los clientes y uno de ellos fue
BARTOLO. Bartolo tenia dentro de sus haberes un reloj marca Citizen de pulso metálico que había comprado en la relojería
de Ramón Ramírez, eran de esos relojes
que para la época eran lo último, de buena marca, y además costosos y que Bartolo con su trabajo honesto
y permanente había ahorrado durante un largo tiempo para poder darse ese gusto;
y se lo dio, él disfruto de su pomada
como le decían y por el pueblo andaba
orgulloso mostrándolo, hasta que aparecieron los relojes chinos, y le propusieron hacer un
cambalache su reloj Citizen por uno
de plástico digital chino pero a cambio Bartolo
debía dar de encime (Ñapa) al
comerciante algo asi como $650 pesos de la época, y Bartolo los dio.
En ocasiones le pasaron cosas similares en la compra de sus radios; como cuando tenía
una grabadora mediana marca Phillips y
al preguntar por ella este respondió que
había pagado a un señor 3.500 TRES MIL QUINIENTOS PESOS en 1975 porque esa grabadora si “hablaba
duro” y además servía no solo para escuchar la radio sino también para poner
cassetes, lo que le permitía en las noches
cuando las emisoras dejaban de transmitir
o no se podían sintonizar entrar a escuchar su música predilecta, que
cargaba dentro de su bolso en varios cassetes. Esta grabadora termino en manos
de otro malandrín ya que cuando se le
daño su reloj chino, el fue a conseguir un nuevo reloj y el comerciante
le propuso un cambio por la grabadora y un encime de 600 pesos de la época, la transacción se hizo; y una vez más Bartolo
fue estafado.
Cuando llego la televisión al
pueblo, una de las cosas que Bartolo quería adquirir como todos en el pueblo
era un televisor, por que decía
que lo bueno de un televisor era que podía
ver como el cine pero en pequeño, y que además si cerraba los ojos parecía como
si estuviera escuchando radio; luego había ciertas ventajas;
nunca supe si pudo hacer realidad este
sueño de tener su propio televisor.
Fotografía Cristian Rojas Esquivel |
En una oportunidad unos
personajes que llegaban de MUZO con dinero, lo encontraron en el parque, le
dieron cerveza, lo subieron a los carros y lo llevaron a pasar la noche a donde
doña Rosario, lugar conocido como la
CITA, en donde funcionaba una de las dos
casas de bandidas del pueblo. Allí en donde doña Rosario le pagaron los
servicios sexuales a una de las
damiselas trabajadoras para que atendiera de manera exclusiva a Bartolo, la
susodicha según cuentan cobro el doble
por sus servicios y aceptando el
trabajo, mandó a Bartolo a la piscina a darse un baño para luego si dar inicio a
la faena. La piscina un gran tanque de cemento de 3 X 5 X1 metros lleno de agua lluvia y del
acueducto municipal en el que cabían varios clientes del lugar con sus respectivas
acompañantes, fue abordada por Bartolo y cuando va entrando en calzoncillos al
tanque al sentir el agua tan fría le dijo a la doncella literalmente “ si por culpa del agua fría, se me ablanda la yuca, usted
me devuelve el billete” la bandida al escuchar esto, le pega un empujón mandándolo
dentro del tanque de agua fría, mientras se ríe y dice a grito entero “este
bobo salió más vivo que los demás clientes y va a ser mejor que ustedes”
Bartolo entra al agua, se da un chapuzón
rápido, sale y entran a la faena. Mientras tanto, entró uno de los
auspiciadores silenciosamente y sacó del cuarto la ropa y pertenencias de Bartolo y se las escondió
bajo unas piedras.
Dicen que al otro día amaneció
durmiendo en calzoncillos frente a la
casa de doña Rosario hasta que una de las fulanas se compadeció de él y le
mostro el lugar del escondite; por varias semanas Bartolo acechó a la fulana de esa noche lujuriosa, ya que quedo
perdidamente enamorado y en el pueblo indagaba por los bromistas, durante semanas se le vio triste, demacrado y silencioso y despues se reía
socarronamente cuando le preguntan de lo ocurrido esa noche en
donde doña Rosario.
Bartolo siempre ha sido un enamorado implacable; cuando ve a las muchachas, se pone juguetón como dice la canción; las saluda, les dice piropos, se ríe y camina cerca de ellas viéndolas con su mirada matadora. Algunas de las muchachas lo miran con desprecio y le dicen groserías; otras se ríen, le toman del pelo, se toman fotografias con él y pasan un buen momento; mientras Bartolo sale creído, caminando elegante meneando su pie hacia un lado y contándole a los amigos de confianza lo enamoradas que deja a las chicas y lo enamorado que él esta de ellas, a tal punto que se las llevará a vivir a su lado para siempre.
Bartolo siempre ha sido un enamorado implacable; cuando ve a las muchachas, se pone juguetón como dice la canción; las saluda, les dice piropos, se ríe y camina cerca de ellas viéndolas con su mirada matadora. Algunas de las muchachas lo miran con desprecio y le dicen groserías; otras se ríen, le toman del pelo, se toman fotografias con él y pasan un buen momento; mientras Bartolo sale creído, caminando elegante meneando su pie hacia un lado y contándole a los amigos de confianza lo enamoradas que deja a las chicas y lo enamorado que él esta de ellas, a tal punto que se las llevará a vivir a su lado para siempre.
Fotografía Cristian Rojas Esquivel. |
Bartolomé Zubieta o Bartolo
es amigo, es compañero de tomata, es
servicial, es aquel que JAMAS esta de
mal genio, enojado, o haciendo mala cara, a pesar de las bromas que se le hacen
con frecuencia, es ese personaje que callado observa y escucha las conversaciones,
aquel que le gusta ser fotografiado con los amigos, aquel que
toma cerveza con todos, aquel que tiene una sonrisa permanente gran virtud
que ojala muchos pudiéramos tener, aquel que nos hace reír, disfrutar, pero
sobre todo aquel ser noble, sencillo,
humilde, servicial y respetuoso que nos acompaña
desde hace años y que esperamos siga acompañándonos muchos más.
Fotografía. Cristian Rojas Esquivel. |
El amigo Bartolo es y será uno de de nuestros personajes locales, que recordaremos por siempre y que como patrimonio social de Miraflores llevaremos con aprecio en el corazón
ya que a pesar de sus limitaciones físicas es ejemplo de lucha y trabajo para muchos.
Fotografía Ciro Franco. |
2 comentarios:
Felicitaciones Hector, el mantener vivos nuestros recuerdos de la ninez, hace que por lo menos por un instante volvamos a ser ninos.
Bartolito... personaje típico e inolvidable de Miraflores. Tu anécdota ilustra muy bien la actividad que siempre se le conoció. Preguntando confirme, que el trabajo del acarreo de mercado si se le disminuyó y bastante a partir de la entrada en funcionamiento del servicio de taxis. Ahora y como en otros tiempos, Bartolomé desempeña oficios varios, con el mismo gusto y entusiasmo de siempre. En mi memoria a parte de los personajes que mencionas, está María Margoth, quien también realizaba entre otros, el oficio de cargar los mercados y el de Luis (de quien no me acuerdo el apellido), un señor con limitación visual, bajito con gafas negras, bordón y sonrisa burlona, a quien personalmente le huía, por su insolente costumbre de y a pesar de su problema visual, tocar las piernas o nalgas a las damas. Mi primo Héctor Barreto me comentó sobre otro personaje de nombre Silvino, quien se desempeñó como panadero por mucho tiempo en la Panadería Francesa y que hoy por situaciones adversas de la vida, recorre ciudad pidiendo platica para su diario subsistir.
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