EN
QUINTA DE MA.
(Miedos, novatadas, tristezas y
alegrías)
Cuando la banda de músicos de Miraflores fue contratada
para las fiestas de Monterrey se hizo por solo los tres días que duraban las
mismas; sin embargo, permanecieron por ocho días en el pueblo después de las
fiestas, ya que quien los había contratado era oriundo de Miraflores, y este
personaje en Monterrey no solo era uno de los más ricos del pueblo, sino una
persona que gozaba de gran aprecio, es decir en términos musicales era el dueño
de la batuta.
La junta de ferias y fiestas de
Monterrey de ese entonces, estaba conformada por las tres personas más
adineradas, prestantes e importantes de la región , Don Jeremías Vaca, oriundo de Miraflores,
Don Efraín Barreto, oriundo de Campo Hermoso y don Pablo Salas de Bogotá; luego los tres hombres apreciados,
grandes amigos y más ricos del
pueblo; invitaron a todos los músicos a
quedarse después de las fiestas como
muestra de agradecimiento, por haber hecho su trabajo muy bien en las festividades y además por ser
paisanos, lo que era motivo de orgullo para
los organizadores; y con ello demostrar al publico de Monterrey, cuán grande era su patria chica
Miraflores, cuan culta era su gente, y la diferencia abismal que tenia frente a
esos territorios en ese entonces despoblados, alejados y que estaban en proceso de una segunda
colonización después de haber sufrido
los rigores de la violencia de los años
50.
Como
a todos los forasteros en el llano,
a los músicos, los lugareños les contaron cuentos sobre el llano, como es el cuento de la bola de fuego, el
silbón y otros espantos, les contaron de sus gentes, de Guadalupe Salcedo
Unda, de los comandantes Dumar Aljure,
Fonseca, y otros tantos héroes del llano
que en la época de la violencia del
48 se enfrentaron por color político a otros colombianos, también
les contaron de sus animales fieros y peligrosos y de lo
machos y celosos que son los llaneros,
los cuales defienden a su esposa, novia o mujer de los forasteros con plomo, si llegan a solo verlas con
ojos de deseo, o si llegan a tratar de enamorarlas.
Durante esos ocho días; los músicos fueron atendidos muy
bien por los lugareños, y fueron
invitados a los caños cercanos y al río Túa
a los famosos paseos al río pero
allí debían de tener cuidado con las rayas ya que podían ser atacados por las
mismas, así mismo no se atrevían tampoco mirar a ninguna de las muchas
mujeres que en este rió se bañaban en “combinación” (La combinación, es
una pieza de algodón o lino, usada por las
mujeres, que solo se ajustada a la cintura, esta pieza era usada
debajo de su vestido normal a diario
pero que servía también como prenda de baño, de pijama y por supuesto de
seducción y coquetería) , pues en esa época los vestidos de baño no se veían por
esos lugares, luego las mujeres entraban a las cristalinas aguas del río Túa en combinación; provocando en los músicos
las mas eróticas sensaciones, y deseos,
que se vieron muy limitados por el miedo
y temor infundido que tenían sobre lo celosos de los hombres llaneros ,
luego debieron solo ver de reojo, con
mucho disimulo, pasar saliva y dejar en
la memoria los sensuales cuerpos cubiertos con los delicados algodones mojados
y pegados al cuerpo de las musas regiomontanas; luego todos debieron echarse su instrumento al hombro y disimuladamente salir del río, con ello evitaron que los
llaneros los desafiaran a pelear, sacaran el revólver y !pum! al uno y !pum! al otro.
Después de haber vivido varias experiencias durante esos ocho días,
los músicos fueron despedidos del pueblo con mucha alegría y agradecimiento por parte de todos los
habitantes de Monterrey; el día viernes de la siguiente semana, don Jeremías
Vaca, don Efraín Barreto, y don Pablo
Salas, contrataron un avión de “LA URRACA” . para llevar
de Monterrey a Villavicencio, todo el
envase de cerveza y volver a
abastecer del preciado liquido al
pueblo; la Urraca, era la única
aerolínea que viajaba a los llanos colombianos y a todos los llamados territorios nacionales, prestando servicios,
especialmente de abastecimiento de productos y
tiempo después el servicio de
transporte de pasajeros, usando principalmente para sus
servicios aviones viejos Duglas
B-18 que fueron usados como bombarderos en la segunda guerra mundial.
Todos los músicos abordaron el avión
de carga de la Urraca en el aeropuerto de Monterrey llenos de miedo y salieron con destino a Villavicencio y desde allí
hacia Bogotá en bus; la llegada a Bogotá fue caótica debido a que los llaneros
de Miraflores y los llaneros de Monterrey, no usan saco, ni otro tipo protección para el frío; luego todos solo con
su camisa de algodón de manga corta debieron soportar el frío capitalino,
mientras llegaban al hotel denominado LOS PINOS; el hotel los pinos; era un
hotel o residencia de esos
populares que abundan en la capital, en
donde prestan el servicio de hospedaje por días y por horas a precios muy económicos, a los diferentes
clientes y esta vez les correspondió un lugar
para los músicos de la banda de Miraflores; allí en ese hospedaje pasaron la noche, pero el ruido de la capital, el chirrido
lento y después rápido de las camas de las habitaciones vecinas, el piquete constante de las pulgas, mas el gemido erótico y ahogadizo de las parejas que esa noche
hicieron uso de los cuartos no los dejaron dormir adecuadamente, por
lo que empezaron a hacer chistes de lo vivido en ese
viaje a los llanos orientales y
en especial a recordar con nostalgia y
deseo carnal, todos esos cuerpos
femeninos cubiertos de la combinación de algodón húmeda que se pegaba a la figura
esbelta de las regiomontanas, y que solo
pudieron ver a la distancia y de reojo
por el miedo a morir en el intento; así permanecieron hasta las cinco de la
mañana, hora que debían salir de esta residencia con destino a la terminal de
buses, de la empresa La Bolívar y
allí nuevamente con todo su equipaje, y
sus instrumentos musicales con destino a Miraflores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario