Un toro Cimarrón VS Toño.
Los
toros cimarrones, son esos toros viejos, que permanecen por años
escondidos en las matas de monte
comiendo y engordando; son difíciles de encontrar, amarrar y poner en
un camión para llevarlos al sacrificio, son toros de cuernos largos, gordos y muy bravíos que deben manejarse con personas baquianas y siempre
montadas a caballo y con otras reses mansas que sirven de madrinas o acompañantes
para que estos animales cimarrones salgan del monte y lleguen a su destino final
los corrales y el matadero.
Toño
a los diez años era un experimentado vaquero que había aprendido todas las
faenas del llano y del manejo del ganado por enseñanza de su abuelo; para el verano de ese año al abuelo organizó
un trabajo del llano, que incluía buscar los toros más gordos para llevarlos a
la venta.
En
un hato tan grande de 45.000 hectáreas
era difícil encontrar a los cimarrones y se dejaban de ultimo para dedicarles
tiempo y gente a su búsqueda, pero los vaqueros no gustaban de esa búsqueda por
que podían pasar días y días sin
encontrar al cimarrón y cuando lograban
encontrarlo casi siempre salían mal heridos
ellos o sus caballos debido a la fiereza del animal.
Pero
Toño ya casi hombre muy aguerrido
fuerte, luchador y arriesgado, salió solo en busca del cimarrón mayor, un toro negro de unos 800 kilos de peso, cuernos de más
de un metro de largo, ojos fieros y muy bravo, el animal era tan bravo que con solo oir los pasos del caballo, empezaba a bramar, y a escarbar con sus patas
delanteras la tierra desafiando al vaquero para ver si este se bajaba del
caballo y ahí si poder cornearlo
hasta la muerte
Este
toro Cimarrón solo había sido visto dos veces
en los últimos seis años pues era un toro muy mañoso, fiero y muy temido
por todos los vaqueros del hato.
A la
madrugada del día lunes Toño alisto su caballo cuarto de milla, y salió con su sombrero viejo, su rejo, un
poncho grande y un pollero con comida para
dos días, ( carne seca salada, patacones de plátano bien verde y una libra de
avena) Toño debía ir bien preparado ya que a como diera lugar debía tener al
toro cimarrón en los corrales a mas tardar el día miércoles antes del medio día,
ya que ese mismo día llegaban los
camiones a cargar el ganado gordo con
destino a la capital.
Muy
a las 4 de la mañana el abuelo le dio un trago doble de aguardiente para el
frio, la abuela de dio un buen desayuno, le empaco su pollero con la carne seca, los patacones y
la avena y le dio la bendición mientras los demás vaqueros se burlaban socarronamente de su misión.
Como
a eso de las once y media de la mañana
llego al lugar en donde habían visto al cimarrón la ultima vez; pero como este
animal salvaje, de solo escuchar los pasos del caballo se volvía más fiero, Toño
decidió apearse
de su caballo cuarto de milla e
irse caminando descalzo solo con el rejo su sombrero y su poncho fieles
acompañantes de las faenas, muy sigilosamente fue entrando hasta la mata
de monte, hasta que vio pastando
en un claro del bosque al cimarrón,
entonces empezó a silbar un pasaje llanero y
asi fue domando suavemente al
animal bravío y de manera lenta muy lenta,
logro sacarlo de la mata de monte como a eso de las tres y media de la tarde, eso
si la acción debió ser de manera
cautelosa, sin que el toro cimarrón lo
viera ya que podía correr riesgo su vida y la misión fracasaría.
Así el toro fue saliendo lentamente del monte
y cuando ya estuvo de frente a la sabana, Toño ya no podía esconderse
por lo que decidió jugarse el todo por el todo,
y arranco a correr sabana adentro llevando siempre su rejo y su poncho y su sombrero hasta donde había dejado su caballo para que
el toro lo persiguiera y asi sucedió el toro
corría tras de él por más de 2 kilómetros, y Toño ya
muy cansado sentía que lo iba a
cornear, pero como era joven tenía mucha agilidad y se le capeaba siempre, en
uno de esos momentos de angustia pensó este toro no me va a ganar y se agacho muy cerca de una casa de termitas
poniendo el poncho sobre ella para que el toro le embistiera y asi sucedió, el
toro embistió, muy fuerte al poncho que cubría la casa de las termitas y quedo
atrapado allí pues su peso , su fiereza y su gran cornamenta lo dejo ahí atrapado y
atontado, por lo que Toño aprovecho rápidamente para ponerle el rejo en los
cuernos y subirse rápidamente a su caballo cuarto de milla y amarrar al fiero animal a la cabeza de la montura
y asi
hasta el corral del hato.
Fue
tan impresionante la forma como quedó el
toro allí atrapado, que no pudo salir solo, ni tampoco con la fuerza del
caballo, por lo que nuevamente se tuvo que apear del cuarto de milla y ayudarlo a salir halándolo del rabo hacia atrás.
El
toro cimarrón de 800 kilos que nadie había podido enlazar y que todos los vaqueros le tenían miedo había perdido la batalla frente a Toño, ese día
el toro se fue mansamente amarrado con su rejo y sujeto a la cabeza de su montura, caminaron
durante varias horas y como a eso de las
11 de la noche ya estaba nuevamente en la
casa desaperando su caballo
y desempacando la comida que su abuela
le había empacado ya que no había tenido tiempo de comer
ni tomar nada por estar en la
lucha con el fiero animal.
Esa
misma noche se acostó a dormir muy cansado y al siguiente día, a las 4 de la
mañana cuando se levanto, el abuelo, la abuela y los obreros no podían creer
que en un solo día y él solo, con su caballo su sombrero, su
poncho y su rejo le había dado cacería al toro negro cimarrón de 800 kilos que
duro muchos años en el monte y que todos temían por su fiereza.
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