TOÑO.
Toño
sin miedo un personaje que vivió hace muchos
pero muchos años en los llanos del Casanare;
contaba historias sobre sus vivencias
que tuvo mientras vivió en la finca de sus abuelos; Toño murió a los 98 años en los brazos de su amada esposa y en la tierra que un día lo vio partir hacia la llanura infinita (Miraflores) tierra que quiso y amo por siempre y que con nostalgia llevo en su corazón, así mismo fue dejando año tras año, en los que escuchaban las fenomenales historias de sus cuentos y vivencias un sentimiento de amor y pasión por los llanos orientales.
TOÑO,
EL TIGRE Y EL GÜIO.
En
el hato de Santa Helena, de unas 45.000 hectáreas
y con mas de 60.000 reses entre vacas
terneros, y toros cimarrones, Toño
a los 5 años debía ir a arriar todos los días a las 4 de la tarde los becerros
para el corral; eran más o menos unos
200 becerros, cuyas vacas paridas, cachonas, feroces y bravías pastaban a unos cuantos km de distancia del corral en
donde debían pernoctar los becerros para
que al siguiente día se pudieran ordeñar las vacas.
Toño
como siempre activo y juguetón una tarde por estar jugando
olvido la labor diaria de ir a las 4 de la tarde a arrear los becerros
para el corral, cuando se acordó eran más o menos las seis y media de la tarde
y ya estaba la penumbra muy adentro del día;
cuando se acordó, salió corriendo a
realizar la labor que siempre había tenido bajo su responsabilidad; pero como era ya muy tarde, no pudo alistar su
caballo cuarto de milla que su abuelo le había regalado
para que lo acompañara en las faenas del
llano; entonces salió corriendo a toda velocidad
y descalzo hasta los potreros en donde pastaban vacas y becerros; allí empezó a buscar, a juntar
y a separar los becerros de sus madres, pero como eran muchos y estaba
ya oscureciendo; decidió amarrar a uno
de los terneros y montarse en pelo sobre este y a toda carrera empezar a arrear a los demás; en ese momento entro
bajo una mata de monte y allí rápidamente agarro de un árbol un bejuco que colgaba, y
con este le daba fuete a su becerro que
le servía de corcel y arreaba a los otros 199, dándoles fuete para que se
apuraran.
En
cuestión de no más de media hora tuvo los
becerros en el corral y ya más
calmado se desmonto y cuando fue a quitar el lazo de la cabeza del becerro que había
servido de corcel, se dio cuenta de que el animal que había montado no era un
becerro sino un TIGRE.
Toño muy asustado, caminó con rapidez y al ver al piso
vio que el bejuco que igual había usado se
movía lentamente, al alumbrar con su linterna que nunca le faltaba, vio que el
bejuco que había agarrado de la mata de monte no era un bejuco sino un Güio (serpiente grande tipo
boa constrictor o anaconda) de más
o menos tres metros de largo con el que había
podido darle fuete a los becerros y
terminar su trabajo del día rápidamente. Pero eso no le preocupo, nuevamente tomo el Güio y
a fuete saco el tigre del corral de los becerros para evitar que esa noche el tigre se comiera a uno de ellos
y al Güio, lo dejo
que se fuera nuevamente al monte; tal vez en una próxima oportunidad le volvería
a servir de látigo.
Los cuentos de Toño continuaran en los siguientes relatos.
Los cuentos de Toño continuaran en los siguientes relatos.
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