Anécdotas, Cuentos, Historias

lunes, 28 de mayo de 2012

La laguna del Morro


Los encantos de la laguna del Morro.


Laguna del Morro Fot. Myriam Vargas. Miraflores Boyacá.

La laguna del Morro ha sido desde los tiempos de los tiempos un lugar exuberante, encantador, místico, hipnotizador, fascinante, llamativo  atractivo y   lleno  muy lleno de leyendas

Dicen los relatos ancestrales que en la parte alta de la vereda de El Morro, atrás de la montaña y muy adentro del bosque, existe una laguna más grande que la que hoy  se llama laguna de El Morro (el sitio exacto no se conoce). En una ocasión, un cazador caminando en búsqueda de animales, divisó la laguna y al acercarse, observó flotando una totuma que brillaba; el hombre ambicioso, procedió a cogerla y al ver que contenía oro y muy feliz con el encuentro, echó la totuma en su costal y se la llevó a la espalda. Al llegar al sitio en donde hoy es la laguna de El Morro, sintió que el costal que llevaba a su espalda con la totuma pesaba mucho, luego debió descansar y  al revisar dentro del costal, ¡oh sorpresa!, el oro se había convertido en una enorme serpiente.  El cazador muy asustado, tiró el costal con la carga para evitar que la serpiente lo mordiera, se subió rápidamente a  un árbol y desde allí divisó que la totuma con su oro  convertido en serpiente, se convertía en una fantástica laguna; que fue denominada  LA LAGUNA DEL MORRO. 


Esta laguna ubicada en la vereda del Morro, tiene muchas historias de leyendas locales ancestrales; que se transmitían por relatos orales  de generación en generación.


Luna Llena Fot: H.Roldan
Cuando yo estaba niño entre los  6 y 7 años mis abuelos paternos   que tenían fincas  muy cerca a esa laguna,  contaban historias asombrosas  para mí.

Mi abuela contaba con parsimonia, misterio,  admiración; y suspenso, cómo la población cada año pagaba al sacerdote de turno  misas y visitas para que la   laguna se calmara.

Laguna del Morro  Fot. Ivan Monrroy Cadavid.

Allí iba el sacerdote,  a celebrar la liturgia,   y después de suplicas y oraciones, arrojaba agua bendita y sal que los pobladores donaban por cientos de arrobas; para que esa mística laguna se “amansara” (apaciguara); era tan grande el misterio de la laguna del Morro; que en el Gobierno del General Rojas Pinilla; desde un avión le soltaron mas de 40 toneladas de sal, con el fin de apacigüarla; así mismo  según las expresiones populares de mi abuela, los hermanos de ella y  otros pobladores del lugar, todo el mundo le tenía mucho respeto y miedo  a la laguna, ellos  decían que nadie podía entrar en la laguna, por que era UNA LAGUNA ENCANTADA  y los encantos se llevaban al nadador; y que como a los encantos no les gustaban las personas adultas, cuando las veía acercar; entonces   ellos hacían que la laguna se enfureciera.


Los encantos   según los relatos, son personas con sus familias   de varias generaciones  que vivían dentro de la laguna, y que  en noches de luna llena o en menguante, salían a  flote sobre las aguas. Se decía  que   cuando un niño se acercaba al lugar, los encantos lo dejaban acercar sin  inconveniente, mientras  era llamado amablemente  por los niños encantados   de la laguna e invitándolo  a jugar con ellos, se lo llevaban para siempre.

Cuando la laguna se enfurecía;  empezaba a bujar  (bufar) un viento frio, fuerte  e intenso, mientras sus aguas se agitaban con movimientos circulares, del centro hacia a fuera, formando grandes olas, luego el cielo se nublaba y  caían muchos relámpagos y rayos.

Esta laguna enfurecida; no permitía que se acercara alguien fácilmente a ella; aunque muchos osados  algunas veces lo hicieron la mayoría quedo    ahogado en sus pesadas aguas; según los relatos  y repertorio popular local “la laguna se los trago”, “se lo llevaron los encantos”.

En las noches de menguante y luna  llena, salían los encantos, sobre sus aguas, a realizar actividades cotidianas  como cocinar, lavar la ropa, y otras labores de la casa, mientras los hombres ayudaban y tomaban licor y los niños jugaban; luego  bailaban al ritmo de música hecha con las tapas de las ollas, cucharas y guitarras,  mientras entonaban cantos que no se entendían; era algo así como si hablaran en otro idioma o en una lengua diferente a la local que nadie entendía.


En algunos años; los pobladores locales; y los caminantes, según los ancestros vieron como los encantos se llevaron a varios niños,  y  se trasladaban del lugar,  entonces salían de la laguna y buscaban una quebrada; como la Susía, o la Mocasía y allí entraban con toda la familia y los niños  raptados y prontamente todos bajaban quebrada abajo, los trasteos se hacían en noches de luna llena. 
Olla de oro.


Cuando iban quebrada abajo;se podía ver el resplandor y gran brillo del trasteo desde lejos; allí llevaban todos los animales, todo el menaje de casa, y toda la familia abuelos, padres, e hijos y casi siempre muchos niños que lloraban, mientras otros iban cantando aguas abajo;  se decía que los encantos cuando bajaban por las quebradas brillaban y resplandecían mucho porque todo su menaje, los animales y las  personas eran  de oro; y su mayor riqueza iba en muchas ollas todas llenas de monedas de oro y  niños  que la  población les denominaba “tunjos de oro” y  cuando alguien los veía, y  llevaba sal  podía lanzársela rápidamente al encanto y si algo de la sal tocaba a persona, animal o menaje del trasteo; este objeto, animal o persona, quedaba convertido  inmediatamente en  piezas solidas de oro, que  luego podían tomarlas o apropiarse de ellas, luego la persona se convertía  en un nuevo rico,  y si  ya era adinerado, acrecentaba mas su riqueza;  pero ese dinero no era bueno, porque los encantos no eran hijos de Dios; luego era dinero muy nefasto.
Lajas de la Mocasia  Miraflores Boy. Fot M. Vargas.

Se contaba, que una señora que llevaba  a vender quesos al pueblo, llamada doña Adelina López y quien vivía por el lado del morro, contaba que su abuela cuando era una adolescente, les contó que  en una ocasión, había seguido  con mucha cautela a un señor que llevaba  dos niños, porque  ese señor no era conocido en su vereda; entonces ella por chismosa y curiosa lo siguió de lejos hasta  ver a donde vivía y  se dio cuenta     que el señor entro a la quebrada  la Susía,  con los dos niños  uno de la mano y otro más pequeño  que llevaba en hombros; describiendo  y haciendo énfasis  en  una  característica especial;  los dos niños eran de color blanco y de cabello muy rubio; mientras el hombre que los llevaba era muy alto y moreno, entonces  los tres se introdujeron dentro del agua y no volvieron a salir; por lo que ella aseguro que eran personas encantadas. 
Fot H.Roldan.
Luego echándose la bendición y corriendo a su casa sintió  como se le inflamaba la lengua, que casi no le cabía en la boca, se le puso el cabello de punta, mientras su cuerpo se erizaba, las piernas le temblaban, y no  podía gesticular palabra, por el gran miedo que sintió al ver esta escena,  para ella muy rara y misteriosa; entonces sus padres debieron llevarla  de manera urgente ante el sacerdote, para que se confesara y contara lo sucedido ante la autoridad de Dios.

Tunjo de oro
La laguna del Morro con sus mansas aguas; ha dado el abrazo de la muerte a muchas personas que han desafiado sus aguas; luego sus vidas han quedado para siempre allí, de hecho   muchos lugareños dicen que eso ocurre porque aun  sus aguas siguen siendo muy misteriosas y sobre todo muy pesadas y hace más o menos 22 años, hubo que echarle las últimas cargas de sal y bendecirla nuevamente para que las grietas que se estaban formando y que amenazaban su ida, se cerraran y sus moradores de la parte baja y de alrededor, pudieran seguir viviendo en sus terrenos de manera muy tranquila.


Laguna del Morro Fot.M.Vargas.

De mi parte la sigo viendo como uno de los lugares más lindos y exóticos de Miraflores; pero igualmente misterioso; esta laguna y sus alrededores; se deben seguir  conservando como un gran patrimonio y como lugar de exuberante  belleza  y riqueza turística incalculable de nuestro bello Miraflores.

Nota: los tunjos de oro, fue el nombre dado por los muiscas a figuras que ellos elaboraban en metal brillante o en oro, que representaban hombres, mujeres o  personas asexuadas.

Agradecimiento especial a Maria Ligia ballesteros por  ese aporte sobre el origen de la laguna.

3 comentarios:

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

¡Felicitaciones por tan bonito relato!

Laguna "El Morro"...mito y leyenda... misterio y realidad...dioses y seres humanos...exuberancia y deleite... patrimonio natural y cultural de Miraflores.

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

Me cuentan que en la parte alta de la vereda de El Morro, atrás de la montaña y muy adentro del bosque, existe una laguna más grande que la de El Morro (el sitio exacto no se conoce). Que alguna vez un cazador yendo en búsqueda de animales, divisó la laguna y al acercarse, observó flotando una totuma que brillaba; procedió a cogerla y al ver que contenía oro, gustoso con el encuentro, echó la totuma en su costal y se la llevó a la espalda. Al llegar al sitio en donde hoy es la laguna de El Morro, sintió que la maleta pesaba mucho, la bajó y ¡oh sorpresa!, el oro se había convertido en una enorme serpiente. Tiró la maleta y para evitar que el animal lo mordiera, se subió a un árbol y desde allí divisó que la totuma se convertía en una fantástica laguna; misma que hoy permanece y que hace más o menos 22 años, hubo que echarle las últimas cargas de sal y bendecirla nuevamente para que las grietas que se estaban formando y que amenazaban su ida, se cerraran y sus moradores de la parte baja y de alrededor, pudieran seguir viviendo en sus terrenos de manera muy tranquila.

María Ligia Ballesteros Barreto dijo...

“Cuenta don Luis Morales

Existen zonas en donde la laja está perfectamente calva, donde la capita de tierra que la recubre, ya no existe y se va la laja. Además las gentes cuentan que por debajo de la iglesia de Miraflores atraviesa una viga de oro que une la laguna de Morro con la laguna de Tota. Dicha viga es encantada y que por tanto un día se irá, produciendo el hundimiento del pueblo”

Fuente: EL HABLA POPULAR DE MIRAFLORES
Autora: ELIZABETH MORENO GUZMÁN
Año: 1984.