De Vocacionales.
Mi profesor de vocacionales, entre el año 1975
y 78; llego como docente no sé en qué
año a Miraflores, a dictar clases al COLEGIO SERGIO CAMARGO; yo recuerdo de su existencia a finales del año 1974 cuando inquietos empezábamos a indagar sobre
el colegio, pues nos alistábamos mentalmente ya para ingresar al SERGIO CAMARGO a dar inicio al
bachillerato.
Antes de
iniciar el año, mientras nuestros padres
nos matriculaban, había tiempo
suficiente para conversar con los
amigos de la misma edad y escuchar con
mucha atención, admiración y sorpresa los cuentos y anécdotas de los que ya eran estudiantes del colegio.
Para el día de la matricula, se debía tener toda la documentación lista tarjeta de
identidad, fotografías tamaño cédula, de frente, con las orejas destapadas y fondo blanco, las
notas de quinto primaria; el certificado médico, el pago de la matricula; mismo
que se hacía en la tesorería del
colegio atendida por la señora
Cecilia Sarmiento de Roldan, quien por años y años estuvo al frente de esta dependencia.
Ese día era de acción, porque siempre los padres
dejaban todas las gestiones de ingreso para
hacerlas en un solo día y casi siempre los últimos días; es decir cuando
ya estaba a punto de cerrarse los ingresos. Luego la levantada era temprano, baño, pinta dominguera,
desayuno, al peluquero ( A mi me
llevaban donde Floro, y si estaba muy
congestionado a donde don Guillermo Barreto
o por ultimo a donde Marcos Martínez.);
el corte de cabello era muy bajito casi pelado y con solo un mechoncito de cabello al frente, en resumen como un soldado, de ahí al médico del servicio público de salud en donde había también largas filas; ya una
vez con los documentos en la mano ir a
la tesorería, hacer la fila para pagar y después hacer otra fila en la secretaría para “sentar” la matricula;
entonces allí se llenaban los formularios con toda la información del nuevo
alumno, se entregaban todos los documentos para después si estampar la firma
del padre y creo que también la del alumno y solo hasta ese momento se estaba
oficialmente aceptado para el ingreso al colegio SERGIO CAMARGO DE MIRAFLORES.
Lo que siempre
se tenía con anticipación eran las fotografías, que eran tomadas por Diomeno Ramírez o por el señor
Orjuela y esto se hacía porque
las mismas tardaban dos, tres y hasta mas días en ser entregadas, entonces solo
hasta cuando el rollo se terminara se sacaban de la cámara y se
llevaban al cuarto de revelado y eso llevaba su tiempo.
Las filas para la matricula eran largas en tesorería
y en
la secretaria, los alumnos llegábamos con su papa o con su mama y algunos con sus acudientes. El
ritual comenzaba muy a las ocho de la mañana, y terminaba a las 12 del medio
día, luego continuaba a las 2 Pm hasta 4
PM Y mientras tanto uno con los demás compañeros contando
cuentos y escuchando las historias de los mayores y los papas y o las mamas también adelantando
cuaderno….
Ahí en ese
punto entonces fue cuando yo
escuche por primera vez varias anécdotas sobre mi profesor de vocacionales según recuerdo, una gran mayoría de los estudiantes
le tomaban del pelo; se mofaban, lo hacían rabiar y lo ponían con los pelos de punta, se le
volaban de clase. Le pegaban con las semillas de las pomarrosas, le ponían baldes llenos de agua, basura y a
veces orina sobre la puerta del salón para que cuando entrara le cayera esta
singular mezcla sobre la cabeza.
Eran historias
que en su momento a mí en lo personal me
dejaban muy inquieto, y como con un
desafío interno de hacer lo mismo o más si se pudiera.
A decir
verdad en ese momento ya uno iba como
preparado para retar a este profesor y
repetir la historia o mejorarla….
Una de las que
me acuerdo contada por Luis Ángel Gómez y
Edgar Julio Gutiérrez; que ya llevaban en ese entonces un año en el
colegio, fue cuando en una de las clases de electricidad que impartía
el profesor de vocacionales, estando
en el teatro municipal, ordeno a uno de
estos dos revisar o a conectar algo al
sistema eléctrico; entonces el muchacho fue, reviso y le dijo al profe que eso no servía y que no pasaba corriente; claro para que el mismo profe fuera a hacerlo, entonces cuando se
puso a hacer lo que el alumno no quiso o pudo hacer, alguien previamente conversado subió
los tacos de la energía y tremendo golpe que le dio la corriente al famoso
profesor; dicen que echaba madres bajito y a grito entero le decía
a la energía eléctrica, “es que
no me conoces? no ve que soy su amigo”,
mientras todos los discípulos no podían de la risa.
Otra fue cuando
lo dejaron encerrado en el desagüe de la Piscina en el campin; y le colocaron
una tabla con dos grandes piedras encima;
la piscina tenía un tubo de salida
de agua, que era de mayor capacidad que el de desagüe general, entonces cuando
se abrían las válvulas para desocuparla, el
foso que tenía como unos 4 o 5
metros de profundidad se iba llenando rápidamente con el agua que no alcanzaba a salir por la
tubería principal.
Para realizar
la operación una persona debía bajar al foso por unas escaleras hechas con hierro incrustado dentro del
concreto que llegaban hasta el final, en donde se ubicaba la válvula de salida
de color rojo, con una rueda encima que debía girarse para permitir la salida
del agua.
El profe ordeno
a un alumno a hacer esta operación; y se
quedo observando desde la parte superior a ver si el alumno cumplía con lo
indicado, luego el muchacho baja y hace la
pantomima para abrirla y le grita
que no puede; el profe le grita desde arriba que es un flojo, que lo intente de
nuevo y este vuelve a hacer la payasada; entonces el profe le dice salga, les voy a demostrar cómo es que se hace
eso partida de flojos, el alumno sale, el profe entra a la fosa, mientras los
alumnos esperan a que abra la válvula, a alguien se le prendió el bombillo y acercaron la tapa hecha
de madera pesada que se usaba para cubrir este hueco, la pusieron tapando
completamente el foso y además le pusieron dos grandes piedras muy pesadas
encima; es decir lo dejaron encerrado allí y salieron corriendo. Como el agua
iba subiendo rápidamente llenando el
foso, el profe empezó a gritar, “sáquenme de aquí por favor yo no les hago nada, yo los perdono, pero sáquenme”, la
situación llego a un punto crítico en que el agua ya le llegaba más arriba de la cintura y en ese
momento llego un alma caritativa y se
apiado del personaje en pena, retiro las piedras y la tabla rescatando a la victima de tan singular
episodio. Al final nadie pudo determinar
quien había sido el autor intelectual y material del episodio.
Cuando nosotros
llegamos al colegio nuestro profesor de vocacionales, nos enseñaba sobre varios temas ( Electricidad, dibujo
técnico, artes manuales diversas, culinaria, entre otras); pero como
nosotros ya veníamos desde antes
influenciados por las diferentes historias entonces llegamos igual a
tomarle del pelo; a escaparnos de las clases,
y muchas veces hasta faltarle al respeto como lo hacían los demás, en
realidad era una clase para pasarla
bien sin embargo si no se pasaba la
materia; se debía hacer un curso remedial en vacaciones por un mes y uno dependía de la voluntad del profesor para
perder el año o para pasar al curso
siguiente.
Dentro de las
clases vocacionales el curso de
culinaria, era una de las disciplinas; entonces
nos formaban en grupos y semanalmente debíamos llevar una receta para
hacerla en clase y como en todos los cursos, no faltaban los sapos; los
lambones, los melifluos y los cepilleros.
En esta clase, debíamos llevar por grupo todos los
ingredientes de la receta y hacer la preparación para que luego el profesor muy orondo repartiera la mayor parte del manjar entre los profesores y además separaba una buena parte para su casa
y al final disponía de lo ultimo para los alumnos de la clase; esto
ocurrió varias veces ante la mirada
atónita de todos.
Las recetas
eran variadas; algunas recetas hechas
por los mas lambones eran complejas y
elaboradas empanadas, arroz de
leche, arroz atollado, etc. y las de los
frescos eran muy sencillas; chocolate con pan, pan con mantequilla, jugo
de guayaba, mazorca con huevo, etc. y
una que recuerdo mucho es la crema de
limón; esta receta la llevo Manuel Bello y los hermanos Barrera Rolfe y Germán; no recuerdo a
mas de ese grupo
pero de lo poco que nos dio a
probar el profe su sabor era muy
delicioso, y refrescante…. No se ha
borrado de mi memoria ese sabor fresco e
inconfundible de esa mezcla de
limón, azúcar y leche.
El asunto
era delicado ya que aquellos de las recetas complejas, se sentían
robados por los demás que llevábamos las
recetas más simples y sencillas y eso en
realidad no era justo, sumado a que el profesor repartía
la vianda entre los demás profesores, mas lo que llevaba a casa, la inconformidad era
muy grande; pues no solo era esto sino
la critica adicional siempre tratando de
demeritar el trabajo y el esfuerzo realizado ya que para este profesor
nada estaba bien.
Nuestro grupo
conformado por Ramiro Morales, Isidoro luna, Orlando García, Transito Bohorquez, Enith Medina y yo, en la primera ocasión para la clase, el menú fue solo pan con mantequilla, ya en la segunda ronda, tiempo después
cuando a nuestro grupo nuevamente le correspondió
el turno y ya casi finalizando el año; hicimos una mantecada en un molde grande (De
ser unos grandes frescos nos volvimos “LAMBONES”)… llevamos todos los
ingredientes, los mezclamos tal cual decía
la formula y la pusimos en la lata para el horneado, pero como no
teníamos en donde hornearla, pedimos
permiso al profesor para llevarla a un lugar
en donde nos permitieran hacerlo, a lo que el profe asintió, no sin antes felicitarnos y darnos la nota de 5 por esta sensacional
receta y decirnos que antes de terminar la jornada nos veíamos
para la degustación; entonces
salimos con nuestra lata de mantecada
cruda y la llevamos a la panadería de Oscar Díaz que
quedaba cerca al ocobo y
allí su señora nos permitió hornearla.
Con nuestra
lata de mantecada que era muy grande y suficiente para dar y convidar, llegamos
nuevamente al colegio, pero como la clase ya había terminado el profesor estaba en el salón de 1 D dando la clase de
dibujo técnico, entonces nosotros nos adelantamos para hacerle la jugada al profe.
Repartimos la
mantecada para todos los compañeros en
porciones gigantes y compartimos con
algunas niñas de otros cursos, teníamos tanta mantecada que los del grupo guardamos para llevar a la
casa todos una porción gigante y al profesor le dejamos una porción de igual tamaño o menos que la que este nos daba
cuando repartía el fruto del
trabajo y el esfuerzo de quienes hacíamos las recetas……. Entonces le dejamos solo un
pasa bocas; una porción
no era de más de 5 Cm cuadrados y se la pusimos sobre su escritorio en
la sala de profesores con su respectiva
servilleta ahí destapada y a la vista de
todos los demás profesores. La venganza estaba en parte consumada.
Cuando el profesor salió de dar la clase del otro curso, llego
nuevamente a nuestro salón para recibir
los frutos de su enseñanza, pero ya no estábamos, ya nos habíamos ido
todos para la casa con la panza satisfecha, las maletas llenas de mantecada y el ego grande de haber
podido cobrar venganza…
Eso ocurrió un
viernes en la tarde, el día lunes cuando
llegamos nuevamente al colegio no
podíamos dejar de reírnos socarronamente en la formación y todos con la
expectativa esperando la reacción del
profesor; pero no ocurrió nada ese día;
y solo hasta el viernes cuando teníamos
nuevamente clase con él, recibimos el más fuerte llamado de atención, porque
no solo fue una gran falta de respeto hacia
el profesor de Vocacionales, sino el compromiso por ego personal que este tenía con los demás
profesores de darles una porción de cada preparación
y sacar pecho a costillas
nuestras; entonces quedo en ridículo por
nuestra acción con los demás profesores, estos se mofaban y le tomaban del pelo
continuamente sobre el episodio; claro esas mofas tenían un efecto emocional, que no podía dejar pasar por alto; pero el
atropello más grande e indignante para
el grupo fue que ese cinco que nos había
dado de nota acompañado de una gran
felicitación se convirtió en un UNO CON
CINCO y sin derecho a reclamo.
Gracias a que
durante el año hicimos, tapete, respondimos en dibujo técnico, y demás disciplinas dentro de la educación vocacional;
no necesitábamos nota en el último periodo académico; o si no hubiéramos ido
directo a hacer el curso remedial y tal vez haber perdido el año por una
injusticia como esta…… pero con la satisfacción total de haber podido hacer una buena pilatuna contra el profesor de Vocacionales que dicto clases por varios años y por varias generaciones en el Glorioso
colegio Sergio Camargo.
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