Anécdotas, Cuentos, Historias

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domingo, 9 de septiembre de 2012

Mi profesor


De  Vocacionales.

Mi  profesor de vocacionales, entre el año 1975 y  78; llego como docente no sé en qué año a Miraflores, a dictar clases al COLEGIO SERGIO CAMARGO;   yo recuerdo de su existencia  a finales del año 1974   cuando inquietos empezábamos a indagar sobre el colegio, pues nos alistábamos mentalmente ya para  ingresar al SERGIO CAMARGO a dar inicio al bachillerato.

Antes de iniciar el año,  mientras nuestros padres nos matriculaban, había tiempo  suficiente para conversar  con los amigos de la misma edad y escuchar  con mucha atención, admiración y sorpresa los cuentos y anécdotas  de los que ya eran estudiantes del colegio.

Para  el día de la matricula, se  debía  tener toda la documentación lista tarjeta de identidad, fotografías tamaño cédula, de frente,  con las orejas destapadas y fondo blanco, las notas de quinto primaria; el certificado médico, el pago de la matricula; mismo que se hacía en la tesorería del  colegio  atendida por  la señora  Cecilia Sarmiento de Roldan, quien por años y años estuvo al frente  de esta dependencia.

Ese día  era de acción, porque siempre los padres dejaban todas las gestiones de ingreso para  hacerlas en un solo día y casi siempre los últimos días; es decir cuando ya estaba a punto de cerrarse  los ingresos. Luego la levantada   era temprano, baño, pinta dominguera, desayuno,  al peluquero ( A mi me llevaban donde Floro,  y si estaba muy congestionado a donde don Guillermo Barreto  o por ultimo a donde  Marcos Martínez.);  el corte de cabello era  muy bajito casi pelado  y con solo un mechoncito de cabello al frente,  en resumen como un soldado, de ahí al médico  del servicio público de salud  en donde había también largas filas; ya una vez con los documentos en la mano  ir a la tesorería, hacer la fila para pagar y después hacer otra fila  en la secretaría para “sentar” la matricula; entonces allí se llenaban los formularios con toda la información del nuevo alumno, se entregaban todos los documentos para después si estampar la firma del padre y creo que también la del alumno y solo hasta ese momento se estaba oficialmente aceptado para el ingreso al colegio SERGIO CAMARGO DE MIRAFLORES.

Lo que siempre se tenía con anticipación eran las fotografías, que  eran tomadas por  Diomeno Ramírez o  por el señor  Orjuela y esto  se hacía porque las mismas tardaban dos, tres y hasta mas días en ser entregadas, entonces solo hasta cuando el rollo  se  terminara se sacaban de la cámara y se llevaban al cuarto de revelado y eso llevaba su tiempo.

Las filas  para la matricula eran largas en tesorería y  en  la secretaria, los alumnos llegábamos con su papa  o con su mama y algunos con sus acudientes. El ritual comenzaba   muy a las ocho  de la mañana, y terminaba a las 12 del medio día, luego continuaba a las 2 Pm  hasta 4 PM  Y mientras tanto  uno con los demás compañeros  contando  cuentos y escuchando las historias de los mayores  y los papas y o las mamas también adelantando cuaderno….

Ahí en ese punto entonces  fue cuando yo escuche  por primera vez varias anécdotas  sobre mi profesor de vocacionales según  recuerdo, una gran mayoría de los estudiantes le  tomaban del pelo;  se mofaban, lo hacían rabiar y  lo ponían con los pelos de punta, se le volaban de clase. Le pegaban con las semillas de las pomarrosas,  le ponían baldes llenos de agua, basura y a veces orina sobre la puerta del salón para que cuando entrara le cayera esta singular mezcla sobre la cabeza.

Eran historias que en su momento  a mí en lo personal me dejaban muy inquieto, y  como con un desafío interno de hacer lo mismo o más si se pudiera.

A decir verdad  en ese momento ya uno iba como preparado para retar a este profesor y  repetir la historia o mejorarla….

Una de las que me acuerdo contada por Luis Ángel Gómez y  Edgar Julio Gutiérrez; que ya llevaban en ese entonces un año en el colegio, fue cuando en una de las clases de electricidad  que impartía  el profesor de vocacionales,  estando en el teatro municipal, ordeno  a uno de estos dos  revisar o a conectar algo al sistema eléctrico;    entonces  el muchacho fue, reviso y  le dijo al profe que eso no servía  y que no pasaba corriente; claro  para que el mismo profe fuera  a hacerlo, entonces cuando   se puso a hacer lo que el alumno no quiso o pudo  hacer, alguien previamente conversado subió los tacos de la energía y tremendo golpe que le dio la corriente al famoso profesor; dicen que echaba madres bajito  y a grito entero  le decía   a la  energía eléctrica, “es que no me conoces?  no ve que soy su amigo”, mientras     todos los discípulos  no podían de la risa.

Otra fue cuando lo dejaron encerrado en el desagüe de la Piscina en el campin; y le colocaron una tabla con dos grandes piedras encima;  la piscina tenía  un tubo de salida de agua, que era de mayor capacidad que el de desagüe general, entonces cuando se abrían las válvulas para desocuparla, el  foso  que tenía como unos 4 o 5 metros de profundidad se iba llenando rápidamente  con el agua que no alcanzaba a salir por la tubería principal.

Para realizar la operación una persona debía bajar al foso por unas escaleras  hechas con hierro incrustado dentro del concreto que llegaban hasta el final, en donde se ubicaba la válvula de salida de color rojo, con una rueda encima que debía girarse para permitir la salida del agua.

El profe ordeno a un alumno a hacer esta operación;  y se quedo observando desde la parte superior a ver si el alumno cumplía con lo indicado,  luego el muchacho baja  y hace la  pantomima  para abrirla y le grita que no puede; el profe le grita desde arriba que es un flojo, que lo intente de nuevo y este vuelve a hacer la payasada; entonces el profe le dice salga, les voy a demostrar cómo es que se hace eso partida de flojos, el alumno sale, el profe entra a la fosa, mientras los alumnos esperan  a que  abra la válvula, a alguien se le  prendió el bombillo y acercaron la tapa hecha de madera pesada que se usaba para cubrir este hueco, la pusieron tapando completamente el foso y además le pusieron dos grandes piedras muy pesadas encima; es decir lo dejaron encerrado allí y salieron corriendo. Como el agua iba subiendo rápidamente  llenando el foso, el profe empezó a gritar, “sáquenme de aquí por favor yo no les hago nada, yo los perdono, pero  sáquenme”, la situación llego a un punto crítico en que el agua ya le  llegaba más arriba de la cintura y en ese momento llego un alma caritativa  y se apiado  del personaje en pena,  retiro las piedras y la tabla  rescatando a la victima de tan singular episodio. Al final nadie pudo  determinar  quien había sido el autor intelectual y material del episodio.

Cuando nosotros llegamos al colegio nuestro profesor de vocacionales, nos enseñaba  sobre varios temas ( Electricidad, dibujo técnico, artes manuales diversas, culinaria, entre otras); pero como nosotros  ya veníamos  desde antes  influenciados por las diferentes historias entonces llegamos igual a tomarle del pelo; a escaparnos de las clases,  y muchas veces hasta faltarle al respeto como lo hacían los demás, en realidad era una clase para  pasarla bien  sin embargo si no se pasaba la materia; se debía hacer un curso remedial en vacaciones por un mes y uno  dependía de la voluntad del profesor para perder  el año o para pasar al curso siguiente.

Dentro de las clases  vocacionales el curso de culinaria, era una de las disciplinas; entonces  nos formaban en grupos y semanalmente debíamos llevar una receta para hacerla en clase y como en todos los cursos, no faltaban los sapos; los lambones, los melifluos y  los cepilleros.

En esta clase,  debíamos llevar por grupo todos los ingredientes de la receta y hacer la preparación  para que luego el profesor muy orondo  repartiera la mayor parte del manjar  entre los profesores  y además separaba una buena parte para su casa y al final disponía de lo ultimo para los alumnos de la clase; esto ocurrió  varias veces ante la mirada atónita  de todos.

Las recetas eran variadas; algunas recetas  hechas por los mas lambones eran complejas  y elaboradas empanadas,  arroz de leche,  arroz atollado, etc. y las de los frescos eran muy sencillas;    chocolate con pan, pan con mantequilla, jugo de guayaba, mazorca con huevo, etc.  y una que recuerdo mucho es   la crema de limón; esta receta la llevo Manuel Bello y los hermanos  Barrera Rolfe y Germán; no recuerdo a mas  de ese  grupo  pero  de lo poco que nos dio a probar el profe  su sabor era muy delicioso, y refrescante….   No se ha borrado de mi memoria ese  sabor fresco e inconfundible  de esa mezcla de limón,  azúcar y leche.

El asunto era  delicado ya que  aquellos de las recetas complejas, se sentían robados por los demás  que llevábamos las recetas más simples  y sencillas y eso en realidad no era justo, sumado a que el profesor  repartía   la vianda entre los demás profesores, mas  lo que llevaba a casa, la inconformidad era muy grande;  pues no solo era esto sino la critica adicional siempre tratando de  demeritar el trabajo y el esfuerzo realizado ya que para este profesor nada estaba bien.  

Nuestro grupo conformado por Ramiro Morales, Isidoro luna, Orlando García, Transito    Bohorquez,   Enith Medina y yo, en la primera ocasión   para la clase,  el menú fue solo pan con mantequilla,  ya en la segunda ronda, tiempo después cuando  a nuestro grupo nuevamente le correspondió el turno y ya casi finalizando el año; hicimos una mantecada en  un molde  grande (De ser unos grandes frescos nos volvimos “LAMBONES”)… llevamos todos los ingredientes, los mezclamos tal cual decía  la formula y la pusimos en la lata para el horneado, pero como no teníamos en donde hornearla,  pedimos permiso al profesor para llevarla a un lugar  en donde nos permitieran  hacerlo,  a lo que el profe asintió,  no sin antes felicitarnos  y darnos la nota de 5 por esta sensacional receta y  decirnos que antes de  terminar la jornada   nos veíamos  para la  degustación; entonces salimos con  nuestra lata de mantecada cruda y la llevamos a la panadería de Oscar Díaz  que  quedaba cerca al ocobo  y allí  su señora nos permitió hornearla.

Con nuestra lata de mantecada que era muy grande y suficiente para dar y convidar, llegamos nuevamente al colegio, pero como la clase ya había terminado el profesor  estaba en el salón de 1 D dando la clase de dibujo  técnico, entonces nosotros  nos adelantamos para hacerle la jugada  al profe.

Repartimos la mantecada  para todos los compañeros en porciones gigantes  y compartimos con algunas niñas de  otros cursos,  teníamos tanta mantecada que  los del grupo guardamos para llevar a la casa  todos una porción gigante y  al profesor le dejamos una porción  de igual tamaño  o menos que la que este  nos daba  cuando repartía  el fruto del trabajo y el esfuerzo de quienes hacíamos las recetas…….  Entonces le dejamos   solo  un pasa bocas;  una  porción  no era de más de 5 Cm cuadrados y se la pusimos sobre su escritorio en la sala de profesores  con su respectiva servilleta ahí  destapada y a la vista de todos los demás profesores. La venganza estaba en parte consumada.

Cuando  el profesor  salió de dar la clase del otro curso, llego nuevamente a nuestro salón  para  recibir  los frutos de su enseñanza, pero ya no estábamos, ya nos habíamos ido todos para la casa con la panza satisfecha, las maletas  llenas de mantecada y el ego grande de haber podido cobrar venganza… 

Eso ocurrió un viernes en la tarde,  el día lunes cuando llegamos  nuevamente al colegio no podíamos dejar de reírnos socarronamente en la formación y todos con la expectativa  esperando la reacción del profesor; pero no ocurrió nada ese día;   y solo hasta el viernes cuando teníamos  nuevamente clase con él, recibimos el más fuerte llamado de atención, porque no solo fue una gran falta de respeto hacia  el profesor de Vocacionales, sino el compromiso  por ego personal que este tenía con los demás profesores de  darles  una porción de cada  preparación  y sacar pecho  a costillas nuestras; entonces quedo en ridículo por  nuestra acción con los demás profesores, estos  se mofaban y le tomaban del pelo continuamente sobre el episodio; claro esas mofas tenían un efecto emocional,  que no podía dejar pasar por alto; pero el atropello más grande   e indignante para el grupo fue que ese cinco  que nos había dado de nota  acompañado de una gran felicitación se convirtió en un  UNO CON CINCO y sin derecho a reclamo.

Gracias a que durante el año hicimos, tapete,   respondimos en  dibujo técnico, y demás  disciplinas dentro de la educación vocacional; no necesitábamos nota en el último periodo académico; o si no hubiéramos ido directo a hacer el curso remedial y tal vez haber perdido el año por una injusticia como esta…… pero con la satisfacción total  de haber podido hacer una buena  pilatuna contra  el profesor de Vocacionales que  dicto clases por varios  años y por varias generaciones en el Glorioso colegio Sergio Camargo.

domingo, 8 de julio de 2012

La Cita.


CON  ROSARIOS.*
Hace años,  al igual que ahora, en todos los municipios  productores de café principalmente, o donde había una economía pujante, los establecimientos de venta de licor , juego y sexo, llegaban, se establecían y prosperaban muy rápidamente; los establecimientos  que no faltan en un pueblo grande, mediano o pequeño, son las cantinas, los billares  y las casas de amor; por supuesto Miraflores jamás fue la excepción, allí desde hace varios años hacen presencia estos tres tipos de establecimientos , ligados uno con otro y estos a la vez ligados a la economía local, que  está vinculada con el trabajo y todos  estos en su conjunto ligados de manera directa a la hombría y al machismo.

La economía local  producto del trabajo de  su gente, la dedicación al  trabajo y al ahorro.  el esfuerzo y sacrificio  que sumado a lo prodigioso del clima y sus  fértiles tierras, hizo de  esta región un lugar en donde se movía el dinero  que salía  de las actividades como las del algodón, el café, la caña, la madera y el ganado; esto permitió  ampliar más el comercio, la construcción y el desarrollo local;  y  ahora en los últimos años  se ha sumado la infraestructura petrolera y el paso del petróleo por nuestras ricas tierras.

Todo este conjunto especial trajo  consigo los negocios que  le sacan de entre las manos el dinero a  su gente, pero que también permiten los desahogos, la diversión,   y el entretenimiento  necesario después de las arduas jornadas de trabajo.

En Miraflores  desde hace muchos años, la presencia de personas que ejercen la profesión más antigua del mundo, han estado allí presentes y han ejercido o ejercieron su oficio en dos casas  que  se ubicaron a las  dos salidas del pueblo, una por el lado de la Mocasía y otra por la salida hacia Páez. Lugares, debidamente aprobados por la municipalidad, repudiados por las damas locales y apreciados  y muy visitados por los hombres del pueblo.

Las  famosas casas,  llamadas casas de citas eran lugares en donde  se prestaban los servicios sexuales a todos los hombres necesitados, apresurados y presionados hormonalmente, por descargar las gónadas y saciar su apetito carnal  y ese instinto animal que se lleva dentro.  Pero también se prestaban los servicios  de compañía para aquellos que solo buscaban la compañía y comprensión femenina acompañada de palabras tiernas, amorosas, sensuales, exóticas y de aliento que no lograban encontrar en sus parejas.

Luego  la presencia de  las damas que prestaban estos servicios era muy común y corriente, las damas  provenían de diversas regiones del país, y eran reclutadas por alguien en la capital  Bogotá; y a su vez contactadas por las matronas de los lugares Las dos damas Rosario; quienes hacían su viaje expreso hasta la capital, para luego llevarlas a Miraflores e instalarlas en la CITA  y allí prestar los servicios solicitados por los visitantes.

Las casas de citas en Miraflores tenían algo particular las dos matronas  propietarias eran llamadas con el mismo nombre,  ROSARIO y eran competencia  una con otra como en cualquier negocio; luego la cantidad  de clientes,  y por supuesto los ingresos, dependían de la disponibilidad de mujeres, de la belleza contratada, de la frescura presentada  y por supuesto de la atención brindada.

Las casas eran casas de construcción sencilla y muy rudimentaria, que en el día permanecían cerradas  al público y en la noche en su puerta alumbraba  un pequeño bombillo de luz rojiza, o azul,   que indicaba  que  ya estaba abierto el lugar. 

Este lugar era visitado por  clientes de género masculino, con la mayor diversidad de trabajos y profesiones tales  como médicos, abogados, ingenieros, profesores de la escuela y del colegio, jueces, comerciantes, policías, trabajadores, conductores, obreros, estudiantes y en varias ocasiones hasta el sacerdote de turno.

Historias sobre las visitas a donde doña rosario hay muchas, porque fue también ese lugar, y ese personaje que  hizo parte del desarrollo local   y de la historia local, que  conoció las mas secretas historias, debilidades y fortalezas de cada uno de sus clientes, los cuales siempre trato con respeto y aprecio.

Allí a la casa de citas  de la  salida hacia Páez, se llegaba por un camino empedrado  y la visita era por curiosidad, por  costumbre, por necesidad, o simplemente por diversión, luego había clientes diversos  con historias diversas. Como la historia del profesor Ramón y la de otros tantos profesores  y profesionales que eran clientes VIP y que  podían  disfrutar de suculentos tragos y alimentos en paños menores y en compañía de las damiselas dentro del tanque de almacenamiento de agua llamado piscina; también  estaban los que  por curiosidad entraban, pero por falta de dinero no tenían acceso a  los servicios  luego  si no había dinero de por medio, el cliente debía salir rápidamente del lugar o era sacado,  por que allí se llegaba a dejar el dinero  o se consume trago,  o  va a la cama,  o se va para afuera no se aceptaban solo mirones  ni tocones.

A  Miraflores  llego un profesor   llamado Segundo Simón Bolívar; el cual rápidamente se convirtió por referencia de Ramoncito en un cliente VIP  del lugar y en una ocasión se encontró con otro cliente por allí en uno de los salones, Ramón quien era conocido y compañero de los dos, los presento  entonces el profe Bolívar se presenta como debía ser con su nombre "Segundo Simón Bolívar" pero el interlocutor  de nombre Antonio,pensó que le estaba tomando del pelo y  después de escucharlo cuando le  correspondió el turno se presento mucho gusto,  "Segundo Antonio Nariño" y esta que esta con migo es "Manuelita" pero por esta noche no la puede tener porque es solo mía, los que estaban ahí soltaron la risa y los dos nuevos conocidos quedaron de amigos por siempre por  tamaño coincidencia del encuentro entre estos tres personajes de la historia Simón Bolívar, Antonio Nariño Y Manuelita.

Cuando unos estudiantes bajaron una noche a calmar los deseos carnales, por supuesto  con poca disponibilidad de dinero , entraron al lugar y lo primero que hicieron fue llamar a la propietaria del lugar para preguntar cuánto valía la cerveza, el trago  y por supuesto el momento de pasión con alguna dama; Doña Rosario  muy atenta les comunica los precios, allí la cerveza y todos los licores, costaban hasta tres veces más que lo que valía en una cafetería y era mucho más alto el valor dependiendo del marrano. Luego después de escuchar los diferentes precios Cerveza a 15, aguardiente a 100 y la niña 250, alguno de ellos le replico que si  había una posibilidad de tener un menor precio por la dama, ya que tenía disponible 70  es decir para dos cervezas y solo 50 para la dama. Doña Rosario le dijo; si espere un momentico y le pego un grito a una de  las trabajadoras diciéndole, "hágame el favor y me trae la muñeca de palo para este pobre muchacho por que no tiene para pagar una de carne"… y lo saco del lugar  a escobazos.

Doña Rosario;  tenia a todas sus colaboradoras siempre en las mejores condiciones físicas y sanitarias;  cada ocho días se veía salir de  la CITA, subir a la plaza de  mercado acompañada de unas 6 o 7  de ellas  todas bien pintadas, bien vestidas, entaconadas y perfumadas, con destino hacia el Hospital Elías Olarte , en donde se les hacia el respectivo control sanitario, ese día en el hospital muchas personas que estaban por allí esperando ser atendidas por los médicos de turno, aplazaban las citas ya que el hecho de compartir espacio con todas estas bandidas les causaba angustia, repudio y asco.

Después de la respectiva consulta,  la matrona y toda su recua  de acompañantes como se les decía  popularmente, salían hacia el parque principal  entraban a los almacenes a comprar y daban  varias vueltas por el parque principal y otras calles, contoneando la cadera, mostrando su carné de sanidad,  coqueteando, mandando besos y diciendo piropos a cuanto  hombre joven, adulto y viejo estuviera por allí. Los hombres solitarios o en grupo  no dejaban de verlas, se reían con ellas, les decían cosas y les observaban desde el pelo hasta la punta de los pies como dice la canción, se hacían comentarios morbosos  y a veces impertinentes de los atributos que ellas estaban poniendo en venta principalmente, lo voluminoso de  su trasero, lo grueso  y largo de sus piernas  y  el tamaño de sus lactas

Las Damas del pueblo criticaban, se hacían cruces, torcían la cara y decían cosas sobre las pobres bandidas, eso  sí, sin quitarles el ojo de encima y silenciosamente admirar  y tal vez envidiar como se  podían contonear y mover armónica y sensualmente las caderas  y traseros metidos dentro de sus  vestidos o pantalones  bien apretados e iban acotando con voz sarcástica  que será lo que los hombres les ven  a estas guarichas… uyyyy que hombres más sucios, quien sabe que es lo que les dan esas indias.

En ese entonces no había publicaciones especializadas en esos temas y menos virtuales en donde se pudieran exponer los ejemplares con todos sus atributos, luego la manera más fácil de comercializar el producto era  mostrándolo en vivo y en directo y ese era el fin de estos famosos paseos por el pueblo, pero tenían un valor agregado, el hecho de tener  debidamente actualizado su carné de sanidad, ya que eso le daba ese toque de seguridad para que los clientes fueran con más confianza, lo que sumado al  coqueto, a la insinuación y los piropos directos por parte de las susodichas, hacían que este método de comercialización fuera muy eficiente.

El lugar muy en el fondo era aceptado también por las mujeres del pueblo, ya que decían que era  necesario que  estas trabajadoras sexuales  estuvieran allí  cumpliendo su labor ya que eso  permitía que las mujeres de bien no fueran acechadas, perseguidas y abusadas por parte de los   hombres necesitados de calmar los instintos  sexuales

Allí a la cita  se llegaba por diversión era como entrar a cualquier otra cantina a tomar cerveza o aguardiente, solo que los precios muy altos, de paso se echaba una bailadita bien apretadita con la pareja  y si el paciente lo deseaba y tenía el dinero podía pasar al segundo nivel a disfrutar por un momento luego si eso ocurría, allí quedaba sepultado para siempre en los huecos de  doña Rosario, todo el dinero fruto de su trabajo.


*
este relato se ha podido hacer gracias a la colaboración de varios de mis lectores, quienes han participado activamente y han aportado vivencias y hechos no conocidos  públicamente. Por obvias razones no puedo mencionar quienes son pero si puedo agradecer infinitamente toda  su contribución