Vivaaaa Bolívaaaar.
El Libertador fot: Ligia, Ballesteros. Miraflores |
Una
humilde, sencilla y trabajadora mujer de caminar elegante, espalda
erguida, pies juntos, con brazos extendidos hacia el horizonte y hacia el
cielo, alzando su mano izquierda muy empuñada como si sostuviera el valor
dentro de si, después de una buena bebida de guarapo salía por las calles
del pueblo a avivar al gran libertador de 5 naciones, mientras daba un
paso adelante y tres atrás seguido de dos giros hacia la izquierda y a voz
fuerte decía ¡VIVA BOLIVAR!.
Venezuela
y Miraflores tienen vínculos históricos desde cuando el general Páez por
los llanos casanareños con su tropa de valientes llaneros, piso tierras
de ese entonces del gran Boyacá, el palacio de gobierno en
Venezuela se llama palacio de Miraflores y en Miraflores nuestro palacio
de gobierno, también es el palacio de Miraflores, por todos estos
vínculos, según cuentan, el gobierno de Venezuela en
agradecimiento, y por solicitud de algunos personajes importantes del pueblo,
donó una estatua de Simón Bolívar al municipio.
Desde
su juventud, nuestro personaje, fue una de las más fervientes
admiradoras del libertador ese personaje llamado Evangelina González más
conocida como la Bolívar, tuvo tanto fervor por el libertador que si Hugo
Chávez Frías, la hubiera conocido en ese entonces, se la hubiera
llevado como acompañante permanente de sus giras y le hubiera dado los más
grandes honores por la remembranza frecuente de su ídolo
y pasión común por el Libertador Simón Bolívar.
Ante esta
estatua del libertador, ubicada en el parque central de Miraflores, llegaba de
vez en cuando Evangelina y al ver como la policía local había golpeado a un borrachito y por tanta injusticia social que en su diario
existir vivía, le daba múltiples vueltas al Bolívar de la estatua, mientras le gritaba y reclamaba
voz en cuello “Dígame Bolívar, por qué decidió libertar a esta partida de
maparius, eso sí dígamelo rápido, para que todos se enteren, ¿acaso fue que no
vio cómo es que la policía le pega a los hombres? Acto
seguido, alzaba su brazo y cerraba su puño, giraba dos veces hacia la izquierda en un
solo pie y nuevamente gritaba ¡Viva Bolívar!
Gracias
a Dios que CHAVEZ nunca supo de ella y nuestra Bolívar
se quedo por siempre en nuestro pueblo Caminando por todas las calles, de manera
elegante, con su espalda erguida, alzando su mano izquierda al cielo, con su
puño cerrado, dando un paso adelante, y tres atrás, seguido de dos giros hacia
la izquierda, en señal de descontento y evocando al Libertador Simón Bolívar,
como si buscara en Él la fortaleza y la ayuda para ver en el futuro
una región más justa y más unida.
1 comentario:
Como una fotografía con su sombrero, pasos, brazo erguido y gesto de su exclamación, permanece en mi memoria la imagen de tan querido y típico personaje. Hablar de Evangelina González (desconocía su nombre de pila) es recorrer cada callecita de Miraflores por donde solía transitar y el camino en piedra que desde la esquina de la casa de José Miguel Ramírez Lesmes, conduce al sitio la Realidad, a donde le gustaba ir a tomarse sus ricos guarapitos. Alguna vez, en una ida allí con algunos de mis amigos, coincidió que Evangelina estaba ahí, oportunidad que no desaprovechamos para compartir muy de cerca con Ella. Es así, que luego de entrar en confianza, a uno de mis amigos se le ocurrió que Evangelina le prestara el sombrero para lanzarlo sobre los árboles. Ella accedió gustosamente, porque la propuesta era que por cada elevada del sombrero se le debía ofrecer una totuma de guarapo. Por supuesto que fue un rato muy divertido e inolvidable, en el que logramos integrarnos con Evangelina y guardar para nuestras vidas el mejor de sus recuerdos. Al igual que Carmen Torres Vaca, Evangelina González era muy inofensiva, mientras no se le agrediera en forma verbal o de otra manera. Cuando se le veía con una piedra en la mano y exclamando con más fuerza “Viva Bolívar”, era señal de haber sido ofendida, lo que implicaba que a su paso, había que uno hacerse a un lado, so pena de ser apedreado. En la memoria perdurará, como parte de la identidad e historia Mirafloreña.
Felicitaciones y gracias Héctor, por tan bonito relato, con el que además de traernos al pensamiento la imagen y los gratos momentos, honras la vida de un personaje, el que sin lugar a dudas, marcó nuestras vidas para siempre.
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