Anécdotas, Cuentos, Historias

Mostrando entradas con la etiqueta huesos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta huesos. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de agosto de 2014

Un juego de golf.

En Miraflores.



El golf, es un deporte élite, que consiste en introducir, una bola  en un hoyo mediante distintos tipos de palos, empleando para ello el menor número de golpes posibles; asi de sencillo es este juego, el cual se realiza en una zona verde  perfectamente cuidada, en donde están ubicados los  hoyos.

Al ser un deporte practicado al aire libre, y por ser el mismo,  un juego, que depende del ritmo del jugador, hace que sea muy estimulante o muy reposado, ya que allí solo se juega contra sí mismo,  y se puede practicar en cualquier época del año y desde la más tierna infancia, hasta muy entrados los años.  Los campos en donde se practica este deporte, tienen como mínimo  9 hoyos y como máximo 18, todos numerados análogamente, pero diferentes entre sí, el espacio entre el tee, de salida y el green, se denomina calle, y esta puede tener diferentes tipos de obstáculos, que hacen  mas difícil la llegada de un lugar a otro ( arboles, lagos, trampas de arena, que se denominan Bunkers) y a los lados de la calle, hay una zona denominada Rough (raf), donde la hierba   no cuidada, dificulta los golpes del palo a la bola cuando esta cae por allí. Una  buena competencia, consiste en jugar 18 hoyos consecutivos, y en otras, se puede jugar a 36, 54,o 72 hoyos, repitiendo en varios días los 18 hoyos con los que cuenta el campo.

Para jugar al golf, se  requiere una serie de palos, compuestos cada uno por una varilla con mango o empuñadura (grip) y una cabeza con la que se golpea la bola, normalmente, la bolsa de palos, está compuesta por cuatro maderas y 10 hierros, los cuales se usan, para diferentes golpes que dan  la distancia bien sea tiros largos, cortos o medios.

Se dice que cada día que pasa,  uno  aprende siempre algo  mas o  por lo menos se entera de algo nuevo,  y cuál fue  mi sorpresa cuando el fin de año del 2013 y primeros días del 2014, cuando   fui a pasar unas vacaciones a mi tierra, me enteré de que allí   se había jugado golf, deporte elite del cual, cuando me enteré, debí buscar al protagonista de tan importante hecho. Después de indagar, e insistir, encontré a la persona que  conocía la historia, de primera mano, y que podía dar razón de donde encontrar a nuestro “Tiger Woods” criollo, nada más y nada menos que el doctor en Ciencias Políticas y Jurisconsulto, Jorge Oswaldo Vaca Huertas, quien fue el guía, y  quien con sus dotes de investigador a lo  Sherlock Holmes,  encontró rápidamente a la estrella, a pesar de que todas las estrellas de este deporte, son bien difíciles de encontrar, y más de entrevistar..

Nuestro “Tiger Woods”, pasó caminando, por el frente del antiguo teatro Esquivel, y fue interceptado por  el Dr. Vaca, quien le solicito nos contara su historia. Pablo, un  hombre tímido, sencillo, humilde y de corazón inocente aun, inició diciendo,  mi padre fue el sepulturero por muchos años, en Miraflores, yo nací y me crié en el cementerio del  pueblo,  y mi padre fue quien me crió, porque mi madre según me contaron falleció al poco de tiempo de que yo naciera,  como  mi padre era tan pobre y no tenia   casa, ni como comprarme juguetes, desde muy niño encontré los míos, eran únicos, originales y muy particulares, “eran los huesos de los muertos” huesos que mi  padre obtenía, de todos los muerticos, que  se debían sacar, de la tumbas para darle paso a otros más recientes que llegaban.

Tuve como cuna una tumba, a la que mi  padre me llevaba el tetero y allí debí crecer hasta que empecé a caminar, cuando ya requería de  juguetes, para divertirme, encontré  mi primera calavera, y con ella como mi mejor  muñeco, jugué, me divertí, y aprendí a quererla, como ahora los niños adoran sus peluches o a su mejor muñeco;  esta fuerte, amarilla y sonriente calavera, fue mi primer balón, mi  primer muñeco y mi primera pelota para jugar futbol, golf  y  a veces beisbol, ya cansado de darle golpes con mis manos y con los pies, opte por conseguir huesos, algunos cortos,  y  otros más largos y otros extra largos como el fémur, y con los mismos le daba golpes  a la calavera, dependiendo a donde estuviera  o a donde quería que llegara; y la hacía rodar de un lugar a otro, para “embocholarla”  (introducirla) en los huecos de las tumbas mas bajitas que estaban sin ocupar; mientras le daba golpes con  el hueso, me gustaba  mucho porque a pesar de tanto golpe que en todo  momento recibía, esta calavera no dejaba de reír.


En mi infancia rompí muchas calaveras y muchos huesos, porque allí en el cementerio debí pasar todo el tiempo, porque no tuve la manera, ni la oportunidad de ir a la escuela a donde todos los niños iban a aprender,  a estudiar y a jugar, luego mi  hogar fue el cementerio, mi  cuna  y mi cama las tumbas, mi profesor  mi papa, y mis juguetes los huesos de los muertos, y después mi trabajo, igual al de mi padre, estar allí junto a los muertos.  Ya un poco más grande deje de jugar con los huesos,  no porque no me siguiera gustando,  sino que  ya tuve que trabajar y no tenía el tiempo para hacerlo, además como todo lo que pasa con lo moderno,  la calidad no es igual a la de antes, por que   los huesos de los muertos de ahora ya no sirven para nada se rompen fácilmente, no era como los huesos de   los muertos de antes, que esos si eran fuertes, muy duros, y duraban más tiempo, aguantando los golpes que les daba a diario, sin que se rompieran fácil y sin que las calaveras perdieran la sonrisa.

Recuerdo que mi padre tenía una bolsa hecha de tela, que  después fue  reemplazada por una  de plástico, en la que guardaba los dientes de oro que encontraba allí en las tumbas, una vez que eran sacadas las osamentas de las fosas.

Los dientes de oro que mi padre tenía guardados, eran muchos, debieron ser como mas de 4 libras,  y nunca supe que se hicieron, pero es muy probable que los haya tomado el sacerdote,  o un abogado de esa época, porque  antes de que mi papá muriera, en una confesión, le comentó al sacerdote de su ahorro, en oro puro,  y a un abogado del entonces, lo contrató para que le ayudara con una herencia una pequeña estancia, que nos dejara  por el lado de Matarredonda, una de mis tías  que  se había ido para los llanos hacía varios  años a pelear junto con Guadalupe Salcedo; después de esto, jamás supe  que paso con los dientes de oro   de todos los muerticos que mi papa guardaba con mucho cuidado, tal vez para dejarme como herencia, para que algún día los nietos, pudieran ir a estudiar hasta que fueran doctores, pero ocurrió lo que jamás  se espera, no sé, si el sacerdote o el abogado del entonces, se debieron llevar las varias libras de dientes de oro cuando se enteraron, bien del pecado de mi padre, o como parte de pago por la defensa de la herencia que nos dejara mi tía.

Debo decir, que esta historia  como muchas otras de Miraflores, no dejó de causarme sorpresa,  y curiosidad, por lo que me tome el tiempo de ir averiguando mas sobre el tema; en efecto encontré a otra persona que me confirmo lo del sepulturero y su hijo, asi como  lo de los dientes de  oro, que celosamente guardaba en una bolsa el sepulturero;  yo llegue a pensar que tal vez el sepulturero obtenía los dientes de oro  usando una pinza o algún alicate  para extraerlos de las calaveras  de los muertos que ya habían cumplido  su ciclo  en un lugar y que luego debían se trasladados a otra  tumba,  pero cuál fue la sorpresa de la versión que  me contara esta  persona, cuando  me conto, que  una vez, estaba jugando con otros niños y  niñas,  allí en el cementerio local,  y se escondieron tras una tumba para ver  con mucho sigilo lo que hacia el sepulturero y vieron como  sacó un muerto  reciente,  y antes de sellar la tumba,    abrió el ataúd, le abrió la boca y   con un ladrillo le dio golpes en la boca hasta que le quitó  los dientes, que luego guardo en una bolsa, en donde habían  muchos más.

También me contó como en varias oportunidades pudieron ver al niño, como jugaba alegre e ingenuamente con las calaveras y los huesos de los muertos que  salían de las osamentas, que  trasladaba el sepulturero  su padre, de un lugar a otro para darle paso a los más recientes;  ella y otros niños más del entonces,  pudieron ver, como aquel niño del cementerio, le daba golpes a las calaveras que hacían de pelota de golf o de beisbol,  con otros  huesos; golpes tan fuertes como los del mejor golfista o beisbolista, que hacían que muchas veces, las calaveras hechas pelotas, se perdieran entre la maleza,  de donde  salían  nuevamente  a punta de golpes, como se hace en las mejores canchas de golf, o  se rescataban, o reemplazaban por otras  calaveras cuando se perdían, o  si era imposible sacarlas de su escondite, pues el reemplazo no era para nada difícil ya que allí  en la ciudad de los muertos,  había un almacén con inagotables calaveras que servían de pelotas, las cuales este  humilde hombre  uso, disfrutó y aprendió a querer, mientras fue niño como sus mejores juguetes. A medida que nos cuenta la historia, nuestro “Tiger Woods”, con melancolía, con los ojos llorosos, y con  un nudo en la garganta, recuerda a su  padre, recuerda su pobreza, su cuna, su cama y sus juguetes, añorando tener algún día, bien la finca que les dejo su tía  como herencia, o poder recuperar las varias  libras de oro transformado en dientes, que su padre obtuvo de los muertos  y guardo celosamente por años, pero que  se perdieron en manos del sacerdote o del profesional que asumió la defensa de su tierra, y  que al día de hoy aun sigue esperando, mientras sus hijos deben vivir en medio de la misma pobreza que tuviera su padre y él en los años pasados, misma que hoy se hace presente  en la otra generación.

lunes, 2 de julio de 2012

DON JOSE Parte II


*JOSE ADONISEDEC BUITRAGO

Don José aprendió el oficio de sobandero de su abuela, quien a su vez lo había aprendido de su abuelo también llamado JOSE; en la época en que don José A Buitrago, aprendió el oficio no existían las  cremas o ungüentos, por lo que en ese entonces no  se conocían; luego para ejercer el oficio, se usaba grasa de cerdo, en mezcla con miel de abejas y unas hierbas que llevaban de Campohermoso, las cuales ponían a cocinar y  ese zumo era mezclado con la grasa y la miel, dando una pócima espesa, lubricante y suave que al aplicarla, permitía resbalar la mano suavemente sobre el área a curar. Su olor era tipo mentol ya que  la raíz  de una de las hierbas usadas para la mezcla, tenía este característico olor.
Casita Fot Hector Roldan.
El oficio de sobandero era un oficio que se ejercía gratuitamente, por todos aquellos  que tenían ese don o privilegio de saberlo, Don José  una vez le fue perdonada la vida por parte del capitán RANGEL, dejo de lado la arriería, y se dedico a trabajar en  oficios varios en el campo; él se  fue a vivir al lado del trigal; exactamente en la vereda se SUNA; allí vivía en una casita humilde, junto a su esposa  y compañera de vida doña ROSITA; ella era una experta en preparar un delicioso masato de arroz (bebida hecha con arroz, de sabor dulce, con cierto grado de fermentación muy suave) y  colaciones (galletas dulces elaboradas con harina de maíz o   de trigo, mantequilla y azúcar).
El trigal Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
Para llegar a su casa en la vereda de Suna; había que subir del pueblo hacia el trigal por un camino de herradura o camino real empedrado, lo que hacía un poco difícil el acceso  a su casa y por ende a sus servicios; y mucho más cuando el paciente tenia fracturas  que no le permitan desplazarse  fácilmente a pie o a caballo, entonces debían ser llevados en guando hasta la casa de don José para  recibir el tratamiento. Ante la  creciente demanda de sus servicios por la población local y la llegada de pacientes de diferentes partes del departamento, don José se vio en la obligación de buscar un lugar en el casco urbano, encontrando una casa grande y amplia por el lado del cementerio  a donde  se traslado a vivir junto a su esposa Rosita y allí prestó sus servicios como sobandero local de reconocido nombre local y regional y departamental.
Camino real Fot Myriam Vargas. Miraflores.
La labor de sobandero, era un oficio  que se ejercía por amor al prójimo y servicio a la comunidad; generalmente era un servicio gratuito; un sobandero nunca cobraba por sus servicios, solo  lo que de buena voluntad le quisiera dejar el paciente y esto  ocurría porque ser  sobandero era una labor de servicio  y amor  del hombre para el hombre  y  los ingresos principales para vivir, provenían de otras labores u oficios.

En su casa  antigua, de grandes portones de madera, de color café al principio y luego  de color rojo; había un gran salón en la entrada, en la que él  atendía todos los días los 365 días del año; allí  en ese salón amplio, estaba dispuesto  un taburete elaborado todo en madera sin brazos y otro  también de madera pero con brazos  y combinado con  cuero de ganado, que tenía  un color oscuro y muy brillante por su uso, también había una banca de madera y una cama  rustica en donde los pacientes se acomodaban.
calle de la casa de don JOSE Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
El portón de su casa jamás durante el día se cerró; siempre permaneció abierto todos los días y todos sin distingo entrabamos a su casa y con solo decir buenas don Joséee, él salía caminado lentamente y saludando muy amablemente,  preguntaba en que le puedo servir mientras le invitaba a  sentarse en uno de sus taburetes.

El ritual   era muy interesante, por que cuando uno se lesionaba una mano, un dedo, un brazo, pierna o cualquier  hueso antes de ir a donde don José, se compraba una cuarta  o mas de bayetilla de color rojo  ya que esa era la venda que colocaba después de la sobada.
Actual casa de don josé FOT de Julian A calderon Ballesteros.
Después de estar acomodado el paciente en la silla designada, empezaba el proceso de preguntas  y respuestas  sobre el caso  motivo de consulta; mientras suavemente con sus prodigiosas manos recorría  lenta y pausadamente el área de la lesión  e iba contando anécdotas y preguntaba también las del paciente, casi siempre ocurría que el paciente se emocionaba con sus relatos y por un momento se olvidaba de su lesión y era ahí en ese preciso momento en que don José con sus manos y fuerza ejercía el movimiento adecuado para volver a ubicar los huesos en su lugar, mientras el paciente con un grito de aaaaayyyyyyyaaaaayaaaiiiiiiii.  Y apretando fuertemente todos los músculos incluidos los esfínteres y soltaba una lágrima  por el dolor causado. 

Dolor que  disminuía  casi de manera inmediata una vez  terminaba la sesión y luego procedía  a vendar  con la bayetilla de color rojo, misma que aseguraba  con un nudo o un gancho de ropa,  mientras le decía que volviera en  tres o mas días o que se quitara la venda y ya…

Terminado el trabajo,  se preguntaba cuanto se le debe don José;  él al principio no cobraba; es decir no tenía una tarifa especial por sus servicios solo era la voluntad del paciente; pero como en todo  don José debía vivir y muchos pacientes  desagradecidos no le dejaban  más que unas pocas monedas; pasaron los años asi hasta  que  decidió consultar con un párroco  y este le aconsejo  que debía cobrar por cada servicio y asi  se hizo; pero igual sus tarifas eran mas simbólicas que mercantiles.

Para pacientes  con lesiones mas graves tipo fractura, el procedimiento era el mismo, solo que   a esta sesión se le acompañaba de un sedante muy  efectivo, no había necesidad de entubar, ni de estar pendiente de los ritmos cardiacos y demás;  este sedante era fabricado en la capital del departamento y era de venta libre su nombre “ONIX SELLO NEGRO”. Entonces    sus pacientes  recibían la dosis dependiendo de la contextura y de la gravedad de la lesión, uno , dos o tres tragos dobles o triples y a veces hasta mas.

En una ocasión contaba él, que  a su casa llego una señora proveniente de Bogotá, con un niño que había nacido con deformidad en sus pies, manos y quijada.

El arribo de esta señora al pueblo, ocurrió porque en la capital, alguien le comento que en MIRAFLORES BOYACA, había un sobandero muy bueno que  podía tratar ese  tipo de limitaciones; la señora no lo pensó dos  veces y viajo con su hijo y esposo a donde el famoso sobandero; la preocupación  de la madre no solo era por la  deformidad física, sino por la limitante que tenía el recién nacido al no poder succionar la leche materna, luego ella debía extraer la leche materna  y  dársela al niño con un gotero.
Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
Cuando llegó, don José con su paciencia, decencia y don de servicio evalúo al niño mientras la madre desesperada preguntaba  y rogaba le dijera si podía hacer algo; a lo que él respondió con  su parsimonia característica “Con la ayuda de DIOS vamos a ver qué puedo hacer mi señora”; acto seguido empezó   a trabajar con sus manos la quijada del  bebe acomodando sus huesos muy delicadamente, al poco tiempo, el niño se acomodo y de manera casi inmediata succiono la mama, decía don José “Este niño chupaba con muchas ganas, hasta que se lleno y quedo dormido” mientras la señora lloraba inconsolablemente de felicidad al ver como su hijo era autónomo en este proceso elemental de vida.

Para el tratamiento de los pies y brazos, alisto cartón y  algodón, y  en una sesión  de varias horas, trabajo suavemente sobre los  huesos dándoles la forma adecuada extremidad por extremidad,  entablillo con cartón, algodón y vendo con su tradicional bayetilla de color rojo e indico a la señora regresar a los quince días. El tratamiento continuó por varios meses y varias sesiones, hasta que el niño quedo en perfectas condiciones. La señora, su esposo y su hijo regresaron a donde don José tiempo después cuando el niño ya  caminaba, al niño lo pusieron en su puerta que siempre permanecía abierta  y  le permitieron caminar dentro de la casa hasta que salió don José y lo vio, dando gracias a Dios y a la virgen, se puso muy feliz de ver su labor culminada, mientras los padres del niño no dejaban de agradecer a DIOS y a don José por  ese trabajo tan maravilloso que  había  realizado  con su pequeño hijo. Ese mismo día don José le pregunto a la mamá que como le fue al niño con la teta, la señora muy emocionada le respondió “GRACIAS  A DIOS Y  A USTED EL NIÑO  APRENDIO A  AGARRAR  LA TETA  COMO  UN  GRANDE
Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
Llegar   a su casa, y sentarse a hablar con él mientras hacía procedimientos, era  como estar escuchando relatos  de Gabo; por que cuando él tenia suficiente confianza no solo  relataba las sucesos, sino que además  contaba chistes dentro del relato.

En otra ocasión me conto sobre algunas vivencias de la violencia, el conoció perfectamente a los hermanos Bautista ( Tulio, Roberto, Manuel, Rubén y Pablo), decía eran hacendados  de Miraflores, que solo tenían estudio de  no más de uno o dos años de primaria, su padre era un señor llamado Rubén Bautista, de profesión herrero. Don Tulio bautista y sus hermanos, eran propietarios de las fincas el vergel, el arbolito y la colonia; cuya explotación era la ganadería y la agricultura. Y Pablo también se  desempeño como guarda de rentas en el Lengupá.

También  mencionaba con frecuencia a Jorge Enrique González Olmos,  oficial de policía nacido en Garagoa, quien  peleo en la guerra de Colombia contra el Perú  y quien participara muy activamente como instructor militar  y miembro  liberal activo en este periodo del 48 al 50, Gonzales Olmos después en el año 1968 fue  nombrado alcalde de Miraflores por demás muy apreciado por los habitantes de toda la región del Lengupá.

Don JOSE ADONISEDEC BIUTRAGO, era un estudioso del cuerpo humano, en su casa siempre tenía  libros  y enciclopedias que estudiaba, mostraba y  en ocasiones enseñaba a los interesados,  incluidos algunos médicos que   por curiosidad llegaban allí incrédulos de su trabajo; pero él siempre  con  mucha paciencia y decencia, los invitaba y compartía conocimiento sobre temas de anatomía general osteología y miología.


Templo Fot. Julian A. Calderon Ballesteros.  Julio del 2012
Por sus hábiles manos y por su sencillo consultorio,  pasamos muchos de los habitantes de Miraflores,  inclusive desde muy niños, ya que cuando un niño se descuajaba, se tronchaba, o  se fracturaba, el  destino era don José,  igual de adolescentes, y  de viejos, todos sin distingo parábamos donde don José. 
Unos  con mayor frecuencia que otros pero siempre  llegábamos allí a   aliviar nuestros dolores  óseos y musculares.  Con sus manos prodigiosas, con sus cremas yodosalil, pomada Dolorán e Infrarub, sus vendas de bayetilla roja nos atendía a todos los que llegábamos con traumas óseos y musculares, no solo del pueblo sino de muchas regiones  cercanas ya que  su sabiduría era conocida  y admirada por todos

Su fama alcanzo remotas zonas y cuando se preguntaba por él, las personas  se expresaban con respeto y admiración como “Un excelente sobandero, a quien le tenían más fe que a los médicos, gran lector  sobre la composición y funcionamiento del cuerpo humano, las mujeres después del parto normal,  recurrían a él para que les cuadrara nuevamente los huesos y dejara la matriz en su sitio original.”
“Los que conocimos a don José. Podemos decir que el era un estudioso del  cuerpo humano,  un sobandero muy famoso un verdadero ortopedista, especialista en fracturas, y tronchaduras.

Todos los días, de domingo a domingo se levantaba muy a las 4 de la mañana y asistía a la misa diariamente;   y desde tempranas horas allí en su casa estaba pendiente de  servir, se acostaba a las cuatro y media de la tarde  y su alimentación era muy balanceada, nunca fumo, tomo trago muy poco cuando joven, siempre se dedico a  servir, a amar a Dios y a  recordar sin rencor los odios de la guerra, esos odios viscerales entre liberales y Conservadores que marcaron un hito en nuestra región.
Vitral  Templo de Miraflores.Fot Nubia  R.
Don José  fue esa  persona sencilla humilde, honesta  y justa que  vivió para ayudar, haciendo honor a su segundo nombre ADONISEDEC (Josué 10: 1,27)  Señor  de la Justicia. El supo perdonar y compartir fue un gran contribuyente  y colaborador de la iglesia católica, fue el santo varón para la “exclavación” del señor en la semana santa, dono un vitral con la imagen de san José, y otro de la santísima trinidad en compañía de don Eduardo Garzón. 
Vitral Santísima trinidad Fot. Julian A. Calderón Ballesteros.  templo de Miraflores julio 2012

Esta donación se hizo en conjunto  como una muestra de amor y perdón ya que  don José Liberal y don Eduardo Conservador unieron en ese gesto   el amor  y respeto por el prójimo y mostraron a propios y extraños que si es posible  vivir respetando las diferentes formas de pensar,  sus ideologías  y que el perdón  es lo que necesitamos todos para poder alcanzar la tan anhelada paz que nos han arrebatado  desde hace muchos años. 
Su ultima morada Fot álbum virtual Yo también soy de Miraflores Boyaca
No se  exactamente en qué año falleció don José, ni tampoco se la edad en que fue llamado por el SEÑOR,  pero lo que si se, es que muchos  lo recordamos con aprecio, mientras otros tantos acuden a su tumba con frecuencia a pedir la intersección ante  el creador para resolver los problemas de salud.

*Agradezco en este relato  los aportes  de Gonzalo Rojas, José Romero y María L Ballesteros.