y sus efectos en Miraflores.
Como el legendario Macondo, Miraflores tiene muchas extrañas, reales y
fantasiosas historias; historias que con
el pasar del los años, se han ido perdiendo, porque no les hemos dado la importancia dentro del múltiple acervo cultural que identifica a nuestro pueblo, y a una región. Hoy con
gran tristeza y preocupación vemos como día a día, las historias que se
transmitían de forma oral de generación en generación, están desapareciendo
lentamente, tal como va como va desapareciendo
de nuestro territorio y del mundo
entero los bosques y las aguas.
La
historia, no puede ser más benévola con
nuestro Miraflores, y sus gentes, al darnos ese privilegio de tener
cientos de historias y aun personas
que permiten que las nuevas generaciones
conozcan algo de su pasado; fue asi, como
encontré esta historia, contada por don Julio Leguizamón Romero, en Philadelphia, Pensilvania, a su hijo en el
año 1983, a unos pocos días de su muerte, cuando este solo tenía 11 años y que
el mismo, me comentara de manera
muy sucinta , vía virtual sobre este relato.
Relato, en el que un
hombre de Miraflores, fue a la guerra
Vietnam, asi como las historias de miedo que abrumaron a niños, padres de
familia, y profesores de algunas veredas de Miraflores, como consecuencia de
esta famosa y cruel guerra de Vietnam;
aquella que ocurriera entre los años 1958
y 1975, en donde se enfrentaron, por
una parte la República Democrática de Vietnam, apoyada por movimientos guerrilleros
norvietnamitas, como el VIET CONG, el frente de liberación nacional (NLF), asi como de los soviéticos y los chinos; y por la otra parte, la República de Vietnam, apoyados logística y
militarmente por los Estados Unidos y
otros países aliados quienes se involucraron directa e indirectamente, fue asi
como participó Australia, Corea del sur, Filipinas, Alemania, Reino unido, Irán
, Marruecos, Suiza, entre otros más. Una
guerra cruel y despiadada, que dejo
desolación y muerte, y que terminó con una derrota militar para los
Estados Unidos, y graves secuelas,
Psicologías para miles de
excombatientes.
Don
Julio Leguizamón Romero, un Hombre que
había nacido en el municipio de Miraflores, vereda
Buenos Aires. en el año 1952, había salido desde
muy niño con su madre, para la
capital Bogotá, Don julio, hijo único,
tuvo la fortuna en ese entonces, de
salir del país junto con su madre, quien
por intermedio de una amiga, le había conseguido el trabajo “ baby-sitter”
o Niñera de la familia Castellón, unos
emigrantes de España que Vivian
en Philadelphia, estado de Pensilvania, al Nor Este de los Estados Unidos,
familia que tenia 4 hijos y que gozaban la posibilidad de pagar por los servicios de
la “baby-sitter”, misma que encontraron en Colombia.
Fue
asi como madre e hijo Mirafloreños
llegan a Philadelphia en el año 1956. Mientras
la madre laboraba como Niñera, su hijo iba creciendo, hasta que en el
año 1973, a sus 21 años, y siendo padre de dos hijos, Mariana nacida en 1970 y Julio Jr. nacido en
1972, producto de una relación con una Mexicana, Julio, en procura de un mejor
futuro para su familia, decide enrolarse en el ejercito de los Estados Unidos
de Norte América, mismo que
aun libraba la cruel guerra en Vietnam; por lo que una vez recibido el
entrenamiento de no más de 4 meses, es enviado a Vietnam, específicamente a Saigón,
con la fortuna que fue asignado a una de
las bases militares de la ciudad, para
desempeñar labores internas; sin embargo a raíz del ataque por parte del Frente Nacional de Liberación (
NLF), el 29 de Abril del año 1975 sale
herido, y debe ser evacuado de la base
militar hasta un aeropuerto cercano, junto con otros combatientes entre
soldados y oficiales, en un
helicóptero tipo Black Hawk, para
abordar un avión que lo llevaría nuevamente hacia los Estados Unidos, en donde
es internado en un hospital para
recuperarse de sus graves heridas de
guerra.
En
1983, Julio padre el excombatiente de Vietnam, les cuenta sus hijos Mariana de
13 y Julio Jr. de 11, parte de las historias de aquella guerra, y entre las
varias historias, aquella del miedo que
horrorizo a niños, padres y profesores en Miraflores, misma que supo
por comentarios de un familiar lejano
que aun vivía allí en nuestro pueblo natal Miraflores.
Aquella historia
vivida en Miraflores por niños, padres y profesores de algunas veredas,
y que tenía un vinculo directo con la guerra de Vietnam, fue la que surgió entre
el año 1973 y 1974, allí por la vereda
de Miraflores, y de Chapasia, en
donde se comentaba que habían sido vistas, varias parejas de personas desconocidas y
raras, las cuales eran de contextura baja, de piel muy amarilla como “anemiados”
(Pálidos, desnutridos) , de ojos rasgados, cabello liso, que usaban un sombrero
grande de ala ancha, y que
acechaban los diferentes caminos
cercanos a las escuelas , para robarse a los niños, y extraerles la sangre.
Según
los padres de familia, estas personas
jamás habían sido vistas en la región y menos en la vereda; eran fácilmente reconocidos por su aspecto físico, por su forma de
vestir, por que hablaban en un lenguaje raro y se escondían rápidamente cuando
alguien se acercaba, desapareciendo de manera muy ágil y rápida entre la maleza y los cafetales;
situación que puso en alerta a padres, profesores y alumnos, los cuales debieron tomar precauciones, inmediatas, para evitar que aquellos raros personajes se
robaran los niños para extraerles la sangre. Para tal fin, se organizaron de manera que
un grupo de padres, armados de
machete, cuchillo y revolver, hacían
turnos diarios para acompañar a los
niños desde las casas hasta la escuela y
desde la escuela a la casa, a fin de
de que NO se desapareciera ningún niño, pues había conocimiento de que
en otros municipios como Rondón, Labranza Grande, Firavitoba,
y Jenesano, ya se habían llevado
a más de 5 niños, los cuales después aparecían dormidos en el camino, muy pálidos y con señales en los
brazos de haber sido “Chuzados”
Pinchados con una aguja para sacarles la sangre.
Esta
situación fue informada al alcalde de la época,
mismo que sostuvo reuniones, con
padres y profesores, para que cualquier eventualidad ocurrida fuera
informada de inmediato, situación que
fue creciendo rápidamente, como crecen todos los chismes en un pueblo; fue tal
el chisme y los comentarios, que muchos
niños en su imaginario o por comentarios
de los mayores, manifestaban que en el
camino tal, le habían salido a tales niños, y llegaban a asegurar haber visto a
tan extraños personajes, tal como habían sido descritos por los padres.
En
esos años, la Federación Nacional de
Cafeteros, Caminos Vecinales y el Ministerio de Obras Publicas MOP del distrito
4, firmaron un convenio especial para
construir la carretera que de la quebrada la Mocasía, por la salida hacia el Endrino, debía llegar
hasta el puente del Limonar en el Lengupá
, misma vía que pasaba por la escuela
rural de Miraflores; para tal fin las
entidades en mención, dispusieron de una volqueta, un bulldozer ,un cargador,
cada uno con sus 6 operarios, más un veintena de trabajadores adicionales, los
cuales como en todo lo que tiene que ver con estas entidades del estado, trabajaban
solo cuando veían llegar al inspector de
turno, y el tiempo restante se dedicaban a dormir, a tomar guarapo, a contar historias y a enamorar a las muchachas que se acercaban
curiosamente a ver cómo eran esas maquinas.
En
una de esas historias que salió de boca de uno de los “carreteranos” como se
les llamaba, por ser trabajadores de las carreteras, y que tenia familia en Rondón, Labranza
Grande, Firavitoba, y Jenesano, es de
donde sale la famosa historia de
aquellos personajes tipo Vietnamitas,
que salían a los diferentes caminos, para robarse a los niños y luego
extraerles la sangre, historia que fue
difundida en la vereda de
Miraflores y Chapasia, entre padres,
profesores, alumnos y autoridades de
manera muy rápida, llegándose a concluir que
el robo de los niños, era porque la guerra de Vietnam, al ser una guerra tan
cruel, en donde había miles de heridos, se necesitaba mucha sangre, pero que nadie quería donarla, asi que por
eso, se decidió en complicidad con el gobierno de los Estados Unidos enviar comisiones
especiales de vietnamitas a diferentes partes apartadas de Colombia, y entre ellas a Miraflores, para que buscaran
de cualquier manera sangre de personas que tuvieran un parecido con la raza
amarilla y con los gringos, y fue por eso que aquellos personajes, de
contextura baja, de piel muy amarilla
como “anemiados” (Pálidos, desnutridos) de ojos rasgados, cabello liso, que
usaban un sombrero grande de ala ancha llegaron allí hasta las escuelas veredales, para buscar solo a los niños de
color mas blanco, cara redonda, y
cabello liso, es decir que tuvieran algún
parecido con los habitantes de Vietnam,
y que gracias a Dios y a la oportuna organización de padres, profesores,
autoridades y alumnos jamás pudieron
llevarse un solo niño de Miraflores para el fin que perseguían estos personajes, que en complicidad con los gringos habían llegado de lejanas tierras vietnamitas hasta Miraflores.
Aquellos
personajes que padres y niños aseguraron
haber visto, no fueron más que los
trabajadores de la carretera, o “carreteranos”,
que en su mayoría, eran de contextura baja, usaban una vestimenta ancha
de color caqui, y sombreros alones, a fin de protegerse del sol mientras
tomaban guarapo, o dormían y la agilidad
para perderse entre la maleza o los cafetales, no era más que la rapidez con que debían esconderse, cuando
estaban haciendo sus necesidades fisiologías en un camino y veían venir a algún
desconocido; porque esa inesperada llegada
era lo único que les hacia moverse rápidamente y con ello lograr unas pocas gotas de sudor,
mismo, que recogían en un frasquito que siempre llevaban, para luego ser
vendido, a precios exorbitantes; fórmula que era recetada por algunos yerbateros del
pueblo, para la cura del cáncer,
denominado literalmente “sudor de
carreterano” y que alcanzaba un gran valor, porque era muy difícil de
conseguir, a pesar de que en cada obra había una gran cantidad de trabajadores que desempeñaban labores en las carreteras que en ese momento se construían en la región
y en todo el país.