Mi señora.
¡Oli su taya.! Es una expresión muy popular de Miraflores; la frase es muy usada para saludarse entre conocidos, o para referirse a una persona como la suegra o la esposa, o a cualquiera que sea mal humorad0; las expresiones “mi mujer es una taya”, “mi suegra es una taya”, o “ese hombre o esa mujer es una taya”, son usadas con frecuencia precisamente para denotar el mal humor de las personas y los altos grados de intolerancia que tienen los mencionados hacia otros.
Todo esto, debido a que una taya, es una serpiente, muy venenosa, y agresiva, que ataca sin previo aviso, causando casi siempre la muerte de los afectados en un tiempo muy corto; las tayas son reptiles del genero Bothrops atroxlas, y son conocidas como taya X, mapaná, o cuatro narices .
Doña Bethsabé, una mirafloreña de pura cepa que en
el año 48 se fue para los llanos orientales, a
acompañar a los liberales de ese entonces, llevo de su tierra natal nuestro
sello de calidad, y de identidad local, en sus costumbres y en su forma de
hablar; mismo que permaneció hasta el día de su muerte.
Años
después de terminada la violencia del 48;
y luego de haber permanecido en sus fincas trabajando; se enamoro de
otro aventurero que gustaba de las viudas,
especialmente de aquellas que tenían
buen dinero , representado en fincas y ganado, sin importar la edad, la belleza
física y los sentimientos de las mismas; el enamorador de viudas como se conocía,
fue el dueño del amor perdido de muchas viudas millonarias y por supuesto
del dinero de las mismas, este
enamorador conoció a unas cuantas viudas,
en el negocio de la compra de ganado, porque el enamorado se desplazaba por los
diferentes pueblos y fincas entre
Miraflores, Páez, Campo Hermoso, Monterrey, Tauramena, Aguazul , Yopal, Paz de
Ariporo y Orocué, buscando comprar ganado directamente a los finqueros, y enamorando
y pelando a las viudas; luego este enamorador, siempre se dio una buena vida, a costillas del trabajo de los muerticos.
En una de
sus tantas andanzas, se enteró, que en
los llanos de Casanare había una vieja de 60 años, viuda llamada Bethsabé, procedente
de Miraflores , misma que había llegado al llano, en el año 48 y que había amasado una gran
fortuna representada en más de 1500 cabezas de ganado y tierras
fértiles de sabana y piedemonte que sumaban más de 3000 hectáreas; también
se entero que la señora había quedado viuda tres veces, y con 9 hijos entre mujeres y hombres producto del
amor de tres matrimonios debidamente legalizados; por lo
que emprende una misión especial y
exclusiva de llegar hasta donde la viuda y enamorarla como a muchas otras.
El intento
no fue en vano y en menos de un
mes, ya la había enamorado, y como muestra de su cariño y amor incondicional, la llevo de
paseo a Bogotá, no sin antes hacer que
la viuda embarcara 6 viajes de toros gordos con destino al mercado de la capital y cuyo dinero tenía como fin la
compra de un carro nuevo.
La viuda Bethsabé
y su nuevo amor llegaron a Bogotá, en un
campero marca Toyota que tenía el enamorado
para su uso personal y que había sido adquirido con el dinero de una de las viudas que
tenia en Páez; la pareja
de enamorados se hospedan en el Hotel
Tequendama, tal como lo tenía previamente calculado el novio, pues eso mostraba no solo la incondicionalidad y riqueza, sino el amor
sincero por Bethsabé, ya que con ello demostraba que en cosas del
amor y más cuando se está enamorado no
importan los gastos , si se va a ser
feliz al lado de quien se ama.
Una vez
fue vendido el ganado en el matadero San Martin, el enamorado toma todo el dinero y lo pone en
una de sus cuentas por supuesto con la
debida autorización de la viuda, quien no solo estaba feliz y enamorada, sino
convencida de que ahora si había encontrado un hombre RICO, que no escatimaba
en gastos, que la sacaba a pasear, que
la llevaba a conocer la ciudad y muchos sitios elegantes, un hombre que no le
daba vergüenza estar y andar a su lado, asi fuera ya una persona de avanzada
edad, y con varios hijos.
Luego el
plan iba tal como había sido previamente calculado. Después de permanecer dos
días hospedados en el Hotel Tequendama, allí
en la capital de la república la pareja
sale de compras por la ciudad, siendo el primer punto a visitar las joyerías del momento y las sombrererías mas
afamadas de la capital. Al siguiente día
programaron ir de compras por los almacenes de ropa pero con la condición de que cada uno iba por su
lado para estar mas cómodos al momento de las compras, propuesta aceptada por la viuda, para ello el
enamorado le entrego en efectivo la cantidad de 2 millones de pesos de la época
y contrato los servicios de una señora
de confianza que tenía en Bogotá , para que acompañara a la viuda a
comprar el vestuario femenino, ropa interior, vestidos, sacos, abrigos, zapatos y los aditamentos necesarios para que se viera más
bonita, sensual, agradable y sobre todo agradecida; pero también para con ello
demostrar una vez más el amor sincero
hacia la viuda.
La viuda
sale de compras a un centro comercial, siempre en compañía y con la asesoría de su acompañante. En el centro
comercial Unicentro, entran a uno de los almacenes, preguntado por un vestido de color rojo que
estaba expuesto allí en la vitrina, de
manera inmediata, la joven que atendía el almacén se acerco cordialmente y de la manera mas respetuosa a mostrar los diferentes modelos de vestidos en
diferentes colores y demás.
En Bogotá ha ocurrido un fenómeno muy particular al
hablar, es como si hubiera sido copiado
de los argentinos o italianos, cuando
en la pronunciación de la ELLE,
la dicen como eye ejemplo esta lloviendo los bogotanos dicen
esta yoviendo, luego no hacen la diferencia cuando mencionan
palabras que dentro llevan la elle o la ye.
Resulta
que este mal manejo del lenguaje, causo el día de las compras un gran
disgusto entre la empleada vendedora y la compradora; pues cuando la
compradora había decidido el color del vestido, la vendedora le dice “SU
TAYA MI SEÑORA”, y fue lo
suficiente para que la viuda entrara en rabia, por que la vendedora no
tenia por que ofenderla de esa manera, luego la viuda le responde a todo
pulmon “ SU TAYA USTE, RESPETI MAPARIA , PORQUE SI NO LE DOY BALA”,
la vendedora no sabía que hacer mientras la viuda le decía a la
acompañante que se fueran del almacén porque no quería darle en la jeta a
la muchacha irrespetuosa, sin embargo, logro calmarla y
explicarle a las dos la diferencia entre SU
TALLA Y SU TAYA.
Cuando
llego al Hotel Tequendama nuevamente, la viuda y su acompañante, el novio ya
estaba bien acomodado en el Jacuzzi del apartamento esperándola con una
botella de whisky , la factura de compra del carro nuevo y un montón de
compras que él había hecho por su lado. Luego empezaría la celebración
con su nuevo amor y a disfrutar las delicias del dinero.
Al quinto
día la pareja viajo nuevamente con destino al llano, para
descansar plácidamente en la finca de la viuda, allí el novio
permaneció dos semanas, atendiendo la viuda y la viuda disfrutando
de las nuevas mieles del amor. Una vez decidió el nuevo viaje el enamorado,
este le comunica que tenía que viajar y que permanecería lejos de ella
más o menos un mes por que tenia he hacer otros negocios por
el lado de Bucaramanga, Socorro y San Gil, negocios que tenían igualmente que ver con algunas viudas de esos lugares.
La viuda
muy triste por el viaje de su nuevo amante, resignadamente acepta
el viaje, no sin antes decirle que le dejara el dinero producto de la
venta del ganado que habían llevado a Bogotá, así como
las llaves del carro nuevo que habían comprado para los dos, el
enamorador de viudas le dijo que el dinero se había gastado en el carro ,
las compras, el viaje y el hotel y que no quedaba nada, ni un solo peso y
que más bien necesitaba embarcar otros 5 viajes de ganado para llevar a
vender ya que no tenía dinero para su nuevo viaje.
Y
esa fue la gota que rebozo la copa, pues la viuda que era viuda 3
veces, había quedado así en esa situación con los tres maridos,
por que los mismos habían querido robarle y disfrutar el dinero con
mujeres más jóvenes, luego ella los seguía sigilosamente y cuando los
encontraba con las amantes les disparaba a los dos sin
contemplación, con una puntería muy fina, que jamás fallo un
solo disparo, y los mataba. Después de los hechos, la viuda salía y se
entregaba a las autoridades locales, mientras decía "Tiru lindu, Lindu Tiru", dicen que a uno de estos esposos, lo mato de un tiro que le dio en una espinilla y fue fulminante, por que la espinilla el muerto la tenia en la frente, luego los conocidos se mofaban de tan certera puntería; la viuda después de matar a los infieles esposos, y luego de confesar su delito sin recato, al poco tiempo, salía libre ya que
sus abogados siempre demostraron en su defensa, ira e intenso dolor.
Cuando su
ultimo enamorado le manifiesta lo del nuevo embarque de ganado, la viuda
saca una carabina marca Remington calibre 22 que había
comprado dos meses antes, para defenderse de los ladrones de ganado que
continuamente llegaban a su finca, y ese día nuevamente debió
usarla para un nuevo ladrón no solo de ganado sino también de
corazones.
El
enamorador debió poner sus manos en alto, mientras Bethsabe le gritaba “que
creyó su taya mapariu que a yo me iba a robar, pues se jodió, tiene plazo
de un mes pa devolverme mi plata, o si no lo busco y lo matu”. Mientras esto ocurría uno
de sus hijos le arrebataba las llaves de los carros y las
hijas de la viuda, lo desnudaron y lo montaron amarrado a un tractor viejo,
lo llevaron esa noche al pueblo dejándolo empeloto y amarrado
en el parque principal del pueblo.
Según
contaron después de este suceso, el enamorador de viudas, llegó
nuevamente a Páez a buscar a una de las viudas que había dejado
abandonada y pobre para pedirle su perdón, mismo que no fue concedido y
tuvo que irse a vivir con su esposa a Bucaramanga con el poco dinero que
le quedo después de haber pagado el capital con intereses del
dinero que había tomado de la viuda mirafloreña Bethsabe en
los llanos de Casanare.
Aquella
viuda que de verdad era “una taya” , no tomaba caldo de lengua para decirle
la verdad a nadie y por su valentía y
coraje heredado en Miraflores, no permitió que fuera despojada de su
riqueza, por parte de este enamorador
de viudas. Según cuentan, Bethsabé, murió en brazos del sexto de sus maridos cuando tenía la edad de 72
años mientras se quejaba de su enfermedad y gritaba “ahora si, quien sabe pa donde taya me voy a ir, si pal
cielo o pal infierno”.
1 comentario:
Escribe Elizabeth Skantz desde Estocolmo
Un relato que nos remonta a una y otra viuda y a uno y otro Don Juan “extranjero” que quiso engatusar a nuestras mujeres ricas e ingenuas.
Buena lección les da el escritor a estos malandros engatusadores , y también a las damas para que no se dejen engañar de cuanto apuesto Don Juan con sombrero bello y miel y azúcar en su hablar , empalagan el oído de la dama de turno y d desaparecen con el dinerito de la misma para disfrutar con otras damas más jóvenes y acordes a su condición.
Además, el escrito nos incita a usar bien el léxico taya y talla son dos cosas bien pero bien distintas.
Es aceptado por nuestra Academia de la Lengua usar y= ll pero ahí nos vienen las confusiones.
Relato de antes que podría también ser d e hoy. General y universal, eso le da peso a nuestro escritor Héctor Roldán que con sus escritos hace las delicias de sus lectores.
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