En la capital Bogotá.
Cuando Rosendo tuvo
que viajar solo desde Miraflores hasta Bogotá; a
sus escasos 14 años; fue llevado a la terminal de transporte del
pueblo, por uno de sus familiares,
quien le ayudo a cargar dos cajas de cartón muy pesadas, que su madre
le envió a sus hermanos, que vivían en Bogotá en el
barrio Castilla; estas cajas, como lo
hacían todas las madres del pueblo que tenían a sus hijos en la capital; siempre
llevaban las mejores viandas, amasijos, carne, quesos
y alfandoque principalmente.
Rosendo abordo el bus de
la trans bolívar con destino a la ciudad de Bogotá, llevando
solo unos pocos pesos, no mas 45 pesos, que
únicamente servían para pagar
el transporte en bus urbano entre la terminal y el barrio Castilla, llego a la
capital desorientado, con hambre y con sed y muy cansado a cumplir las ordenes
que su madre le había indicado antes de salir de viaje.
La llegada a
la ciudad debía ser lo menos traumática para el joven pasajero
ya que este no conocía la ciudad; por lo que sus hermanos coordinados
por su madre debían esperarlo en la agencia de la empresa
Trans Bolívar; por esos años las empresas de buses,
tenían sus agencias en el barrio 7 de agosto y en la calle sexta con caracas, sin
embargo la coordinación no fue la más exacta y Rosendo
que debía llegar a la terminal de la calle sexta; a verse
con sus hermanos, se bajo en la terminal del 7 de
agosto.
Allí permaneció todo el día esperando a
sus hermanos, quienes nunca llegaron, ya que estaban en la calle sexta, en esa
época los teléfonos celulares no existían y los teléfonos
convencionales eran escasos por lo que la comunicación era casi
imposible, una vez que las personas salían de
su casa.
En vista de que sus Hermanos no llegaban
a la cita, Rosendo emprende la aventura dentro de
la capital y aborda una buseta con destino a Kenedy ; ya que él se
acordaba muy vagamente de la casa de sus hermanos en el
barrio Castilla, mientras iba sentado en la buseta, una señora joven
y elegante, se le recostó sobre su hombro y quedo profundamente dormida,
Rosendo al sentir su rosada y caliente piel, su sensual olor a perfume, y
su belleza, permite que siga allí sobre su hombro, sin
problema alguno mientras él también se acomodaba muy
cerca a su equipo de lactancia, para rozar la mejilla sobre
los abultados senos y percibir de cerca la sensual y
femenina aroma de dama bogotana.
Varias calles más adelante, la señora se
despierta y ve que no lleva su reloj de
pulsera, por lo que de manera inmediata empieza a gritar “ me
robaron , me robaron”, mientras veía a su compañero que
sirvió de almohada con ojos inquisidores, y acusadores, el pobre joven al verse
seriamente comprometido va saliendo despacio con sus dos
cajas de cartón hacia la puerta trasera de la buseta, y
cuando iba a bajarse, el conductor le cierra la puerta y
varios de los pasajeros lo atrapan y detienen allí mientras llega la policía, acusándolo formalmente
del robo del reloj de la señora.
El joven indefenso es llevado a la
estación de policía y permanece allí no solamente negando
el hecho, sino tratando de que lo dejaran salir incluso ofreciendo parte del
contenido de las cajas de cartón que llevaba de
Miraflores llenas de viandas para sus hermanos.
En esta estación de
policía, estuvo detenido por más de 8 horas, en un interrogatorio, sin
alimento, ni agua, y esperando que fuera
procesado; mientras eso ocurría, la señora llamo a su esposo para
contarle lo del robo de su reloj, y
que lo bueno de todo era que ya habían atrapado al caco, y que lo tenían
detenido en la estación esperando formalizar la
denuncia. Allí en la estación de policía, lo requisan por
todo lado, y le roban sus pocos pesos, recibiendo un trato inadecuado, con
la intención de que contara en donde estaba el reloj de la señora. Pero el
pobre Mirafloreño inocente no sabía más que decir “yo
no tengo nada, yo no me he robado nada”, sin embargo, la policía no le creía.
Después de varias horas, se acerco un
policía a la celda, y le dice que ya podía salir, mientras el
cándido pueblerino se pregunta qué había pasado; resulta que
la señora dueña del reloj cuando habla con su esposo por teléfono y le cuenta
lo ocurrido, el esposo le dice que no puede ser posible que
le hayan robado el reloj por que el reloj estaba allí en la casa sobre la
mesita de noche junto con unos documentos que debía presentar al banco ese día y
que había dejado olvidados en la casa.
Y ese fue el motivo para que la señora
muy avergonzada hiciera que dejaran en libertad al inocente Mirafloreño;
dirigiéndose al joven e inocente muchacho, esta, le suplicaba perdón y
le ofrecía mil disculpas por haberle causado
tamaño de inconveniente.
El esposo de la fulana, llego en su
carro a recoger a su esposa y también ofreció mil y
una disculpa al joven por todo este mal entendido, y como muestra de
desagravio, prometió llevarlo a la casa de sus hermanos para
donde iba, allá en el barrio Castilla.
Camino a casa, la pareja le dice que si
antes de llevarlo los podía acompañar a la casa de
ellos a comer, por lo que ya pasado el problema, y con el hambre que llevaba y
mucho más que le habían robado el dinero mientras
estaba detenido, acepto la invitación.
La casa de la pareja una casa grande y
amplia, ubicada en el barrio Chicó alto, fue abierta por la empleada,
mientras le daban la orden de servir al comedor la cena para todos más un
plato adicional para el invitado especial.
Allí sentado en el comedor el joven
Mirafloreño, se para al baño; mientras va observando con mucho detalle
todo lo que había en esta casa
grande, amplia y muy bonita, muebles, adornos y demás; cuando sale del
baño, observa sobre un mueble de mármol, un reloj antiguo, suizo Cotérbert
watch Co. 1790, de un tamaño no muy grande y decide robarlo como
venganza por todo lo que le hicieron pasar ese día.
El joven toma
el reloj y como no tenía en donde esconderlo,
se lo mete dentro de los calzoncillos en
la parte delantera apretando los genitales. Luego el bulto que se le veía era
bastante prominente que casi no lo dejaba caminar,
con su reloj bien guardado, se dirige al comedor a
sentarse a comer, un plato de Filet migñon en salsa de champiñones, acompañado
de un provocativo puré de papa y una
copa de vino tinto, alimentos que elegantemente estaban servidos en la mesa del
comedor y que los dueños de casa esperaban que llegara el invitado para
dar inicio a la cena.
El Mirafloreño, caminando como caminan
los toreros en el paseíllo, iba muy despacio y cruzando las piernas al caminar,
tratando de que el reloj no se le cayera y le molestara lo
menos posible y que el bulto no lo fueran a notar los
dueños de casa.
Asi con su caminar taurino, llego hasta
el comedor y cuando ya estaba a punto de sentarse a comer Riiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnggggggg.
¡Sonó la alarma del reloj!, que llevaba allí guardado entre
los calzoncillos y su cuerpo, mientras la pareja de esposos quedo allí
petrificada al escuchar el riiinnnng del reloj y
atónitos de ver el lugar de donde salía el ruido de la
alarma del reloj que el caco Mirafloreño quería robarse, como
venganza por el daño causado ese día cuando llego a Bogotá con
dos cajas de Cartón llenas de viandas Mirafloreñas para sus hermanos.
Afortunadamente no
paso nada mas; porque cuando sonó la
alarma del reloj Rosendo se despertó, y dando un gran
salto de la cama, salió del sueño profundo en que estaba sumido,
despertando con las manos entre los calzoncillos, y
con un ruido ensordecedor de los golpes que su padre le daba a un caldero
de bronce que estaba arreglando, luego ese era el despertador que de lunes
a viernes le indicaba que debía levantarse, y empezar a alistarse para ir a
clase al colegio Sergio Camargo.
Historia en homenaje al amigo Rosendo Arenas, mas conocido como Chendo,
2 comentarios:
Muy merecido homenaje a Rosendo, máxime siendo el autor de la Bandera de Miraflores, símbolo adoptado por Acuerdo Municipal No.004 de Marzo 23 de 1988.
Escribe Elizabeth Skantz desde Estocolmo
Una vez más tenemos una historia que nos mantiene en vilo desde el principio al final. Nos involucramos en el relato y sufrimos con el protagonista.
Como toda buena película que s e precie esto tiene un final feliz. El humor se desliza por el escrito todo el tiempo y eso le da relevancia , uno quiere gozar y reir y rememorar historias de antes, y sobretodo no perder nuestra malicia indígena.
Y cómo no! Muy similar a lo que nos ocurre cuando tenemos una pesadilla y despertamos felices de ver que solo fu e un sueño”.
Excelente narración y el humor es una delicia: “la risa remedio infalible”
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