Anécdotas, Cuentos, Historias

martes, 26 de febrero de 2013

Confesiones De una Beata.


En Miraflores.
"Los Parasoles" fot. de Carlos Arturo Rojas Sastoque.

Recordando vino a mi memoria la figura clara e imborrable de unas viejas Beatas solteronas; en esa época "SEÑORITAS" porque según   ellas  y muchas personas de la sociedad, las beatas no habían tenido, el placer del disfrute mundano de la lascivia y el goce carnal del sexo.

Tengo en mi memoria muy bien ubicadas a varias beatas solteronas las cuales recuerdo por varias cosas y situaciones; primero por que vestían diariamente con atuendos de color negro de pie a cabeza,  siempre con faldas largas de color negro, blusa blanca  de manga  larga, con encajes, zapatos  bajos como de fieltro, de color negro, medias de lana y un velo de color gris  o negro , mismo que se ponían  sagradamente tan pronto pisaban el  atrio   antes de entrar al templo  SAN JOAQUIN DE MIRAFLORES. Lo  otro  es que  siempre llevaban alguna canasta  con el presente para el sacerdote de turno, y expelían sus atuendos  un intenso olor a Naftalina, que hacian llorar y moquear al mas fuerte; así mismo, se les veía todos los días de lunes a lunes asistir a la misa de las Cinco de la mañana y a la de las seis de  la tarde, llegando siempre temprano antes de iniciar la celebración a entregar las viandas al sacerdote y a rezar el rosario.

Muchos sacerdotes, que no eran precisamente los más célibes, algo así como el famoso padre  Alberto Cutie; mientras estuvieron prestando sus servicios en la parroquia de Miraflores, abusaron en muchas ocasiones  de las fieles  y por supuesto  de varias de las beatas de la época.

El secreto de confesión;  debe ser  un secreto bien guardado por el sacerdote de turno, como uno de los mayores tesoros, el cual no puede ni ser revelado, ni menos aprovechado para  obtener beneficios  y satisfacciones personales;  pero como suele ocurrir,  en muchas de las ocasiones  se infringió,   y aprovechándose de situaciones particulares y privadas, se obtenían beneficios, económicos y  sexuales de muchas de las feligreses.

Una de las tantas beatas solteronas de la época, consiguió  un amante, con quien de manera furtiva mantuvo un romance de largo tiempo; los dos amantes creían que nadie sabía de sus encuentros pasionales, pero  como en todo pueblo chico, TODO EL MUNDO SABIA  y los últimos en saber que todo el mundo sabía  fueron el par de implicados.

El fulano   visitaba a la  beata solterona todas las noches  tarde,  después de las once de la noche, allí a su casa y salía en horas de la madrugada  de lunes a viernes, recibiendo  a cambio de sus servicios, la pasión inagotable de la beata,  y también un poco de dinero que usaba para sus necesidades personales incluida la vagancia. 

El enamorado;  después de un tiempo, se entero por boca de la misma beata, de  lo ocurrido    un Jueves santo mientras se confesaba; historia que muchos años después contaba con pelos y señales a unos pocos amigos  que estaban reunidos en la esquina del chisme en el parque principal, en el café de los parasoles y quienes empezaron a molestarlo por su secreto mal guardado cuando  precisamente paso la beata por el frente  del café de los parasoles a comprar unos botones al almacén "la economía" propiedad del profesor Ciro Zea.
"Almacén la economía". Fot Carlos Arturo Rojas Sastoque.

Ella,  la beata, iba a diario a misa y a confesarse tres veces a la semana, porque siempre creyó que todo lo que los hombres le decían, todo lo que ella pensaba, y todo lo que  su hombre le hacía, le decía y le insinuaba, ofendía a Dios, y que por todos estos pecados, iría sin piedad y de manera directa a parar a lo más recóndito  y profundo de las pailas del infierno

Ese día Jueves; contaba el  amante, ella entro sollozando al templo  y pidiendo misericordia; se acerco al altar en medio de un llanto lastimero, y  de rodillas clamaba perdón ante Jesucristo crucificado; en ese momento salió el sacerdote de la casa cural   a terminar de organizar los atuendos y demás para la ceremonia y cuando la vio  hincada allí frente al altar mayor, le dijo en voz alta y serena, AVE MARIA PURISIMAAAA.    Inmediatamente  le fue respondido por la beata SIN PECADO CONCEBIDO MARIA SANTISIMAAA. quien moviéndose lentamente de rodillas, con el rostro tapado por el velo y sollozando llego a los pies del sacerdote,  implorando  su perdón por lo que ese día Miércoles en la tarde le había ocurrido mientras iba para su casa después de misa de  12; cuando ella pasaba por frente  del Rubí, por la calle  que  conduce de la casa de  la Familia Quintero Mejía hacia el ocobo.
Casa del Taller de Don José. fotograifa de H. Roldan.

Padree , por favor, exclamaba  angustiada, mientras avanzaba de rodillas,  padre he caído en el más bajo y profundo abismo del infierno ayúdeme por favor.

El sacerdote muy tranquilo, la  calma y la lleva al confesionario, para que allí  proceda a contar tan trágico suceso.

Ya instalados uno  en el confesionario y la beata de rodillas fuera de este, empieza el relato Padreeeee, debo salir de  este abismo infernal, ayúdame soy pecadora, Satanás quiere llevar mi corazón y mi cabeza por la voluptuosidad y la lascivia, me  he dejado llevar por  la tentación de Satanás me he entregado a los deseos insaciables del demonio, Satanás me ha tentado, ayúdame por favor a sentiiiiir y a encontrar la salvación.

Tranquila hija cuéntemelo todo sin pudor. Que  el SEÑOR sabrá escuchar y perdonar.

Es que ayer miércoles, cuando salí de misa de doce, me fui para mi casa  y en el camino, tuve una debilidad que fue incitada por el demonio hecho persona, yo lo fui a ver, por qué era irresistible ,  me dieron ganas de tenerlo para mi, para mi gozo, y para mi regocijo, entonces  me presente ante ese hombre, yo le vi esa mirada lujuriosa, allá en  su trabajo en la esquina del rubí;  yo entre despacio a su zapatería, mientras él me miraba sentado desde su banco de madera  sosteniendo un yunque en su mano izquierda y un martillo en la mano derecha, Don José  de manera muy suave pero  insidiosa, tan pronto me vio entrar me dijo …… yo sé a qué viene  señorita….  y se lo voy  a dar…., pase mas para dentro…., acá a donde  no la vean..

Pasar a donde?  Le pregunto el sacerdote..

A una pieza pequeña, oscura, incomoda, horrible y  maloliente,  allí habían  otras dos mujeres, la señorita Omaira y la señora Lucrecia, el hombre también las tenia allí en ese lugar,  allí estaban las dos bien  metidas y creo, es mas, estoy segura que las dos también querían lo mismo que  yo.

Creo padre que también fueron tentadas por el demonio, por la lascivia, por ese deseo carnal irresistible que el demonio pone en nuestro camino. Yo me quería salir inmediatamente de allí; pero el demonio me lo impidió, no dejo que mi pensamiento cambiara; yo se que hice mal pero cuando menos me di cuenta, Don José se presento con él  en  la mano.

Yo lo vi primero, olia mal,  y me pareció muy chiquito, pero debió ser por lo oscuro, entonces  don José me dijo; quíteselas, porque si no no le va a poder entrar.

Y usted  se quito eso?

Si señor, yo me quite esa prenda que  solo usamos las mujeres, padre, y fue muy  humillante en principio pero  después me pareció   agradable y delicioso y sentí un gran descanso por que me quedaban muy apretadas.

Entonces me  quite esa prenda, porque si no, no me iba a entrar, como decía don José, luego don José, se puso de rodillas y mientras me lo acomodaba, me preguntaba una y otra vez, con esa voz misteriosa,   sugestiva  ¿ya  le entro bien? Pero yo no podía decir nada, no podía hablar del dolor, entonces me volvía a preguntar  ¿esta duro?  Lo siente duro? Si es así, entonces apriete fuerte para que   se le acomode mejor y no se le salga, a ver? muévase  un poco, si , asi… si... un poquito más, asiii ahiii, está muy bien; es que  con el uso,  ya  va a aflojar bien y ya no le va a parecer tan duro, ni tan molesto.

El sacerdote, en medio de la confesión también sintió los deseos carnales frente a la beata y de manera cariñosa  y con un leve jadeo, le pedía que continuara. pensando  también en obtener sus beneficios personales.

De allí de esa pieza, salí rápidamente por qué no aguante el dolor, salí muy maltratada, y me hizo sentar en la butaca de madera al frente de él, mientras me decía  de manera muy parsimoniosa,  sus    naranjas son las más jugosas que me he comido, y esa papaya sí que es grande , buena, rica y deliciosa, cuando puedo volver a tenerla por acá nuevamente.

Padre  yo no quiero regresar, allí, porque para ponerme los zapatos nuevos, que lleve a donde don José para que me les agrandara la horma  en su yunque, me debí quitar las medias y me dio mucha vergüenza, porque  cuando don José se agacho a ponérmelos, mientras lo hacia,  yo lo vi con ojos de deseo, y eso  es lo que me  tiene al borde de caer en el profundo infierno, además a don José  le gustaron muchos las naranjas y la papaya que le regale el día que  le lleve los zapatos para que no me cobrara mucho y  así fue ese día no me cobro, pero me dijo que cuando volviera no olvidara llevarle más frutas, pero es que  a mi no me gusta cargar, únicamente cargo las fruticas que yo le traigo a usted padrecito  pero a nadie mas.


Don José Guillermo Cruz, un señor muy conocido, respetuoso,  honorable y trabajador  tenía  su taller de reparación de zapatos  en la esquina del rubí, el se sentaba en su butaca de madera  y cuero, mientras sostenía en su boca un montón de tachuelas, y con sus manos laboriosas iba remontando, cosiendo, pegando y arreglando los zapatos viejos y nuevos que todos llevábamos a su taller para   arreglar. Don José Guillermo, en su yunque, colocaba los zapatos nuevos para darles nueva horma, él siempre respeto a sus clientes y  esto que la beata confesaba, no era mas que el pensamiento de lascivia que llevaba dentro, luego don Guillermo mientras arreglaba los zapatos le gustaba era comentar  los resultados de la cacería de armadillos que había hecho junto con el Pinto, y otros cazadores locales, con la la ayuda de  sus perros bravos en la Mocasía. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Su taya


Mi señora.

¡Oli su taya.! Es una expresión  muy  popular de Miraflores; la frase es  muy usada para saludarse entre conocidos,  o para referirse a una persona como la suegra o la esposa, o  a  cualquiera que sea mal humorad0; las expresiones “mi mujer es una taya”, “mi suegra es una taya”, o “ese hombre  o esa mujer es una taya”, son usadas con  frecuencia precisamente para denotar  el mal humor de las personas y los altos grados de intolerancia que tienen los mencionados hacia otros.

Todo esto, debido a que   una taya, es una serpiente, muy venenosa,  y agresiva, que  ataca  sin previo aviso,  causando casi siempre la muerte de los afectados en un tiempo muy corto; las tayas son reptiles del genero Bothrops atroxlas, y son conocidas como taya X, mapaná, o cuatro narices .

Doña  Bethsabé, una mirafloreña de pura cepa que en  el año 48  se fue para los llanos orientales, a acompañar  a los liberales de ese entonces, llevo de su tierra natal nuestro sello de calidad, y de identidad local, en sus costumbres y en su forma de hablar; mismo que permaneció  hasta el día  de su muerte.

Años después de terminada la violencia del 48;  y luego de haber permanecido en sus fincas trabajando; se enamoro de otro  aventurero que gustaba de las viudas, especialmente de aquellas que tenían   buen dinero , representado en fincas y ganado, sin importar la edad, la belleza física y los sentimientos de las mismas; el enamorador de viudas como se conocía, fue el dueño del amor perdido de muchas viudas millonarias y por supuesto del  dinero de las mismas, este enamorador  conoció a unas cuantas viudas, en el negocio de la compra de ganado, porque el enamorado se desplazaba por los diferentes pueblos  y fincas entre Miraflores, Páez, Campo Hermoso, Monterrey, Tauramena, Aguazul , Yopal, Paz de Ariporo y Orocué, buscando comprar ganado directamente a los finqueros, y enamorando y pelando a las viudas; luego este enamorador, siempre se dio  una buena vida,  a costillas del trabajo de los muerticos.


En una de sus tantas andanzas,  se enteró, que en los llanos de Casanare había una vieja de 60 años, viuda llamada Bethsabé, procedente de Miraflores , misma que había llegado al llano,  en el año 48 y que había amasado una gran fortuna representada en más de 1500 cabezas de ganado y  tierras  fértiles de sabana y piedemonte que sumaban más de 3000 hectáreas; también se entero que la señora había quedado viuda tres veces, y con  9 hijos entre mujeres y hombres producto del amor  de tres  matrimonios debidamente legalizados; por lo que emprende  una misión especial y exclusiva de llegar hasta donde la viuda y enamorarla como  a muchas otras.

El intento no fue en vano  y  en menos de un  mes, ya la había enamorado, y como muestra de su  cariño y amor incondicional, la llevo de paseo a Bogotá, no sin antes hacer que  la viuda embarcara 6 viajes de toros gordos con destino al mercado  de la capital y cuyo dinero tenía como fin la compra de un carro nuevo.

La viuda Bethsabé y su nuevo amor llegaron a Bogotá,  en un campero marca Toyota que tenía el enamorado  para su uso personal y que había sido adquirido  con el dinero de una de las viudas que tenia  en Páez;   la pareja de enamorados  se hospedan en el Hotel Tequendama, tal como lo tenía previamente calculado el novio, pues eso  mostraba no solo  la incondicionalidad y riqueza, sino el amor sincero  por Bethsabé, ya que  con ello demostraba que en cosas del amor  y más cuando se está enamorado no importan los gastos ,  si se va a ser feliz al lado de quien se ama.

Una vez fue vendido el ganado en el matadero San Martin,  el enamorado toma todo el dinero y lo pone en una de sus  cuentas por supuesto con la debida autorización de la viuda,   quien no solo estaba feliz y enamorada, sino convencida de que ahora si había encontrado un hombre RICO, que no escatimaba en gastos, que la sacaba a pasear,  que la llevaba a conocer la ciudad y muchos sitios elegantes, un hombre que no le daba vergüenza estar y andar a su lado, asi fuera ya una persona de avanzada edad, y con varios hijos.

Luego el plan iba tal como había sido previamente calculado. Después de permanecer dos días hospedados en el Hotel Tequendama,  allí en la capital de la república   la pareja sale de compras por la ciudad, siendo el primer punto a visitar  las joyerías del momento y las sombrererías mas afamadas  de la capital. Al siguiente día programaron ir de compras por los almacenes de ropa pero  con la condición de que cada uno iba por su lado para estar mas cómodos al momento de las compras,  propuesta aceptada por la viuda, para ello el enamorado le entrego en efectivo la cantidad de 2 millones de pesos de la época y contrato los servicios de una  señora de confianza que tenía en Bogotá , para que acompañara a la viuda a comprar   el vestuario femenino, ropa interior, vestidos, sacos, abrigos, zapatos y los aditamentos necesarios para que se viera más bonita, sensual, agradable y sobre todo agradecida; pero  también para con ello demostrar una vez más el amor sincero   hacia la viuda.

La  viuda  sale  de compras   a un centro comercial, siempre  en compañía y con  la asesoría de su acompañante. En el centro comercial Unicentro, entran a uno de los almacenes,  preguntado por un vestido de color rojo que estaba expuesto allí en la vitrina,   de manera inmediata, la joven que atendía el almacén se acerco cordialmente y  de la manera mas respetuosa a  mostrar los diferentes modelos de vestidos en diferentes colores y demás.

En Bogotá  ha ocurrido un fenómeno muy particular al hablar, es  como si hubiera sido copiado de los argentinos o italianos,   cuando en la pronunciación de la ELLE, la dicen como eye ejemplo  esta lloviendo los bogotanos  dicen  esta yoviendo, luego no hacen la diferencia cuando mencionan palabras que dentro llevan la elle o la ye.


Resulta que este mal manejo del lenguaje, causo el día de las compras un gran disgusto entre la empleada vendedora y la compradora; pues cuando  la compradora había decidido  el color del vestido, la vendedora le dice “SU TAYA MI SEÑORA”, y fue lo suficiente para que la viuda entrara en rabia, por que la vendedora no tenia  por que ofenderla de esa manera, luego la viuda le responde a todo pulmon “ SU TAYA USTE, RESPETI MAPARIA , PORQUE SI NO LE DOY BALA”, la  vendedora no sabía que hacer mientras la viuda le decía  a la acompañante que se fueran del almacén porque  no quería darle en la jeta a la  muchacha irrespetuosa,  sin embargo,  logro calmarla y explicarle a las dos la diferencia entre  SU TALLA Y SU TAYA.



Cuando llego al Hotel Tequendama nuevamente, la viuda y su acompañante, el novio ya estaba bien acomodado en el Jacuzzi del apartamento esperándola con una  botella de whisky , la factura de compra del carro nuevo y un montón de compras que él había hecho por su lado. Luego  empezaría la celebración   con su nuevo amor y a disfrutar las delicias del dinero.


Al quinto día  la pareja  viajo nuevamente con destino al llano, para  descansar  plácidamente en la finca de la viuda,  allí el novio permaneció  dos semanas, atendiendo la viuda y la  viuda disfrutando de las nuevas mieles del amor. Una vez decidió el nuevo viaje el enamorado, este le comunica que tenía que viajar y que permanecería lejos de ella más  o menos un mes   por que tenia he hacer otros negocios por el lado de Bucaramanga, Socorro y San Gil, negocios que  tenían igualmente que ver con algunas  viudas de esos lugares.


La viuda muy triste por  el viaje de su  nuevo amante, resignadamente acepta el viaje, no sin antes decirle que  le dejara el dinero producto de la venta del ganado que  habían llevado a Bogotá,  así como las llaves del carro nuevo que habían comprado para los dos, el  enamorador de viudas le dijo que el dinero se había gastado en  el carro , las compras, el viaje y el hotel y que no quedaba nada, ni un solo peso  y que más bien  necesitaba embarcar otros 5 viajes de ganado para llevar a vender ya que  no tenía dinero para su nuevo viaje.

 Y esa fue la gota  que  rebozo la copa, pues la viuda que era viuda 3 veces,  había quedado así en esa situación con los tres maridos, por que  los mismos habían querido robarle y disfrutar el dinero con  mujeres más jóvenes, luego ella los seguía sigilosamente  y cuando los encontraba con las amantes les disparaba   a los dos sin contemplación,  con  una puntería muy fina,  que jamás fallo  un solo disparo, y  los mataba. Después de los hechos, la viuda salía y se entregaba a las autoridades locales, mientras decía "Tiru lindu, Lindu Tiru", dicen que a uno de estos esposos, lo mato de un tiro que le dio en una espinilla y fue fulminante, por que la espinilla el muerto la tenia en la frente, luego los conocidos se mofaban de tan certera puntería; la viuda después de matar a los infieles  esposos, y luego de confesar su delito sin recato, al poco tiempo, salía libre ya que sus abogados siempre demostraron en su defensa,  ira e intenso dolor.


Cuando su ultimo enamorado le manifiesta lo del nuevo embarque de ganado, la viuda  saca  una carabina  marca Remington calibre 22 que había comprado  dos meses antes, para defenderse de los ladrones de ganado que continuamente llegaban a  su finca,  y ese día nuevamente  debió usarla para  un nuevo ladrón  no solo de ganado  sino también de corazones.

El  enamorador debió poner sus manos en alto, mientras Bethsabe le gritaba “que creyó su taya mapariu  que a yo me iba a robar, pues se jodió, tiene plazo de un mes pa devolverme mi plata, o si no lo busco y lo matu”. Mientras esto ocurría  uno  de  sus hijos le arrebataba las llaves de los  carros y  las hijas de la viuda, lo desnudaron y lo montaron amarrado a un tractor viejo,  lo llevaron esa noche al pueblo dejándolo  empeloto  y amarrado en el parque principal del pueblo.


Según contaron  después  de este suceso, el enamorador de viudas, llegó nuevamente a Páez a buscar a una  de las viudas que había dejado abandonada y  pobre para pedirle su perdón, mismo que no fue concedido y tuvo que irse  a vivir con su esposa a Bucaramanga con el poco dinero que le quedo después de haber  pagado el capital con intereses  del dinero que   había  tomado de la viuda mirafloreña Bethsabe en los llanos de Casanare.



Aquella viuda  que de verdad era “una taya” , no tomaba caldo de lengua para decirle la verdad a nadie y  por su valentía y coraje heredado en Miraflores, no permitió que fuera despojada de su riqueza, por parte de este  enamorador de viudas. Según cuentan, Bethsabé, murió en brazos  del sexto  de sus maridos cuando tenía la edad de 72 años mientras se quejaba de su enfermedad y  gritaba “ahora  si, quien sabe pa donde taya me voy a ir, si pal cielo o pal infierno”. 


domingo, 10 de febrero de 2013

Un Candido Mirafloreño


En la capital Bogotá.

Cuando Rosendo  tuvo que viajar solo  desde Miraflores hasta Bogotá;  a sus escasos 14 años;   fue llevado a la terminal de transporte del pueblo, por  uno  de sus familiares, quien le ayudo a  cargar dos cajas de cartón muy pesadas, que su madre le envió a sus hermanos,  que vivían en Bogotá en el barrio  Castilla;  estas cajas, como lo hacían todas las madres del pueblo que tenían a sus hijos en la capital; siempre llevaban las mejores viandas, amasijos, carne,  quesos y alfandoque principalmente.

Rosendo abordo el bus  de la trans bolívar con destino a la ciudad de Bogotá,  llevando solo unos pocos pesos,  no mas  45 pesos, que únicamente  servían  para  pagar el transporte en bus urbano entre la terminal y el barrio Castilla, llego a la capital desorientado, con hambre y con sed y muy cansado a cumplir las ordenes que su madre le había indicado antes de salir de viaje.

La llegada  a la ciudad  debía ser lo menos traumática para el joven pasajero ya que este no conocía la ciudad; por lo que sus hermanos  coordinados por su madre debían  esperarlo en la  agencia de la empresa Trans Bolívar; por esos años  las empresas de buses, tenían sus agencias en el barrio 7 de agosto y en la calle sexta con caracas,  sin embargo la coordinación no fue la más exacta y  Rosendo que debía llegar a la terminal de la calle sexta; a  verse con sus hermanos,    se bajo en la terminal del 7 de agosto.

Allí permaneció todo el día esperando a sus hermanos, quienes nunca llegaron, ya que estaban en la calle sexta, en esa época  los teléfonos celulares no existían y los  teléfonos convencionales  eran escasos por lo que la comunicación era casi imposible,   una vez que  las personas salían de su casa.

En vista de que sus Hermanos no llegaban a la cita, Rosendo emprende  la aventura dentro de la capital y  aborda una buseta con destino a Kenedy ; ya que él se acordaba muy vagamente de la casa de  sus hermanos en el barrio Castilla, mientras iba sentado en la buseta, una señora   joven y elegante, se le recostó sobre su hombro y quedo profundamente dormida, Rosendo al sentir su rosada y caliente piel, su sensual olor a perfume,  y su belleza, permite  que siga allí sobre su hombro,  sin problema alguno mientras él también  se acomodaba muy cerca  a su equipo de lactancia, para rozar la mejilla sobre los abultados senos y percibir de cerca la sensual  y femenina aroma  de dama bogotana.

Varias calles más adelante, la señora se despierta y  ve que no lleva su reloj  de pulsera,  por lo que de manera inmediata empieza a gritar “ me robaron , me robaron”, mientras  veía a  su compañero que sirvió de almohada con ojos inquisidores, y acusadores, el pobre joven al verse seriamente comprometido va saliendo   despacio con sus dos cajas de cartón hacia la puerta trasera de la buseta,  y cuando iba a bajarse, el conductor le cierra la puerta  y varios de los pasajeros lo atrapan y detienen allí mientras llega la policía,  acusándolo  formalmente del  robo del reloj de la señora.

El joven indefenso es llevado a la estación de policía y permanece allí  no solamente negando el hecho, sino tratando de que lo dejaran salir incluso ofreciendo parte del contenido de las cajas de cartón  que llevaba de Miraflores llenas de viandas para sus hermanos.

En esta estación  de policía, estuvo detenido por más de 8 horas, en un interrogatorio, sin alimento, ni agua, y  esperando  que fuera procesado;  mientras eso ocurría, la señora llamo a su esposo para contarle lo  del robo de su reloj,   y que lo bueno de todo era que  ya habían atrapado al caco, y que lo tenían detenido en la estación esperando formalizar  la denuncia.  Allí en la estación de policía, lo requisan por todo lado, y le roban sus pocos pesos, recibiendo un trato inadecuado,  con la intención de que contara en donde estaba el reloj de la señora. Pero el pobre Mirafloreño inocente no sabía más que decir  “yo no tengo nada, yo no me he robado nada”, sin embargo, la policía no le creía.

Después de varias horas, se acerco un policía a la celda, y le dice que ya podía salir, mientras el cándido  pueblerino se pregunta qué había pasado; resulta que la señora dueña del reloj cuando habla con su esposo por teléfono y le cuenta lo ocurrido, el esposo le dice que no puede ser posible  que le hayan robado el reloj  por que el reloj estaba allí en la casa sobre la mesita de noche junto con  unos documentos que debía presentar al banco ese día y que había dejado olvidados en la casa.

Y ese fue el motivo para que la señora muy avergonzada hiciera que dejaran en libertad al inocente Mirafloreño; dirigiéndose al   joven e inocente muchacho, esta, le suplicaba perdón y le ofrecía mil disculpas por   haberle  causado tamaño de inconveniente.

El esposo de la fulana, llego en su carro a recoger a  su esposa y  también ofreció mil y una disculpa al  joven por todo este mal entendido, y como muestra de desagravio, prometió llevarlo a la casa  de sus hermanos para donde iba, allá en  el barrio Castilla.

Camino a casa, la pareja le dice que si antes de llevarlo los podía acompañar a la casa  de ellos a comer, por lo que ya pasado el problema, y con el hambre que llevaba y mucho más que    le habían robado el dinero mientras estaba   detenido, acepto la invitación.

La casa de la pareja una casa grande y amplia, ubicada en el barrio Chicó alto, fue abierta por la empleada, mientras le daban la orden de servir al comedor la cena para todos  más  un plato adicional para el invitado especial.

Allí sentado en el comedor el joven Mirafloreño, se para al baño; mientras va observando con mucho detalle todo  lo que había  en esta casa grande, amplia y  muy bonita, muebles, adornos y demás; cuando sale del baño, observa sobre un mueble de mármol, un reloj antiguo, suizo Cotérbert watch Co. 1790, de un tamaño no muy grande y decide robarlo  como venganza por  todo lo que le hicieron pasar ese día.

El joven  toma el reloj y  como no tenía en donde   esconderlo, se lo  mete dentro de los calzoncillos   en la parte delantera apretando los genitales. Luego el bulto que se le veía era bastante prominente que casi  no lo dejaba caminar, con su reloj bien guardado, se dirige al comedor  a sentarse a comer, un plato de Filet migñon en salsa de champiñones, acompañado de un   provocativo puré de papa y  una copa de vino tinto, alimentos que elegantemente estaban servidos en la mesa del comedor y que los dueños de casa esperaban que llegara el invitado  para dar inicio  a la cena.

El Mirafloreño, caminando como caminan los toreros en el paseíllo, iba muy despacio y cruzando las piernas al caminar, tratando  de que el reloj no se le cayera y le molestara  lo menos posible y  que el bulto no  lo fueran a notar los dueños de casa.
Asi con su caminar taurino, llego hasta el comedor y  cuando ya estaba a punto de sentarse a comer  Riiiiiiiiiiiiiiinnnnnnnggggggg. ¡Sonó la alarma del reloj!,  que llevaba allí guardado  entre los calzoncillos y su cuerpo, mientras la pareja de esposos quedo allí petrificada al escuchar el  riiinnnng del reloj y atónitos de ver el lugar de donde salía  el ruido de la alarma del reloj  que el caco Mirafloreño quería robarse, como venganza por el daño causado ese día cuando llego a Bogotá  con dos cajas de Cartón llenas de viandas Mirafloreñas para sus hermanos.

Afortunadamente  no paso nada mas;   porque cuando  sonó  la alarma del reloj  Rosendo se despertó,  y dando un gran salto de la cama, salió del sueño profundo  en que estaba sumido, despertando con las manos entre los calzoncillos,  y  con un ruido ensordecedor de los golpes que su padre le daba a un caldero de bronce que estaba arreglando, luego ese era el despertador que de  lunes a viernes  le indicaba que debía levantarse, y empezar a alistarse para ir a clase  al colegio Sergio Camargo.




Historia en  homenaje al amigo Rosendo Arenas, mas conocido como Chendo,