Toño tenía, solo 25 años cuando le fue encomendado, por parte de su abuelo,
llevar desde la finca hasta el pueblo más
cercano 800 toros cebados que estaban listos para embarcar y vender en Bogotá. La finca del abuelo de Toño, estaba a mas de 8 jornadas de camino, y el
ganado debía ser llevado de manera lenta pero constante para que
no se cansara y asi llegaran al punto de embarque lo menos maltratado
posible.
Después de dos jornadas es decir dos días de camino, el toro
más grande de color negro y con un peso de 827,5 Kilogramos de peso, se quedo retrasado; por lo
que Toño
al ver esto, debió con un susurro
y silbido suave animarlo para que
continuara y se uniera nuevamente a la manada; pero el animal
no accedió a su forma de animarlo, luego debió cambiar de estrategia y
asi sacó su poncho que siempre lo acompañaba y procedió a hacerle un sacudón con el mismo, con el fin de que el toro le
hiciera el lance, lo que ocurrió de manera
inmediata y en cuatro lances mas, el toro le dio alcance
al vaquero y el animal no se detuvo, persiguió al vaquero de manera rápida
constate, fiera y despiadada hasta casi alcanzarlo.
Toño el vaquero, al verse
perseguido y asediado por el toro negro,
mientras corría, vio en la
distancia una gran cascada de agua, que caía a mas de 100 metros de altura, se dirigió a ella y se subió de manera muy rápida
por la caída de agua, pero el toro
también lo hizo simultáneamente;
en este momento Toño se acordó que llevaba un machete y ya cuando el toro estaba a punto de
alcanzarlo, saco el machete y le dio un
golpe al agua, en ese instante, una luz
destellante alumbró, el espacio, y el chorro del agua, se cortó súbitamente y fue
ahí cuando el toro se desplomo hacia el
fondo del precipicio, y la vida del
vaquero se salvo.
Aquel toro negro
cuando cayó al fondo del precipicio
bramó como pidiendo auxilio, el bramido era muy fuerte y diferente a
como lo hacían los demás toros; en ese momento apareció nuevamente luz destellante y
fuerte que ilumino el cielo y la
tierra, y dentro de ella salió un platillo volador muy grande de color negro, con
luces de colores, que hacia movimientos
giratorios hacia adelante y hacia atrás, y el mismo se
fue elevando de manera muy rápida sobre
el firmamento.
A los 2 días luego
de haber vivido aquella experiencia, el vaquero, su abuelo y 12 trabajadores fueron a buscar los restos del animal, pero no
encontraron ninguna señal ni de vida, ni
de muerte, por lo que infirieron que
aquel animal era un
extraterrestre que había sido enviado en forma de toro a la tierra, para que aprendiera las múltiples sapiencias del vaquero, quien desde niño y por enseñanzas de su abuelo adquirió año
tras año para defenderse en la vida
mientras crecía en las llanuras de
Colombia. El vaquero también fue salvado por los
extraterrestres, y no era para menos, pues aun debía enseñarle a varias generaciones todo lo que él había aprendido
del abuelo y de la vida misma, mas todas las proezas que hasta ese momento había realizado y jamás descartó la idea que más adelante enviaran a otro extraterrestre a seguir aprendiendo un poco más sobre todas
sus hazañas.