Un amor otoñal
Cuando cito a su abogado estaba preso en la cárcel
de Berbéo, y le contó el motivo de su detención.
Evelio,
a sus sesenta y cinco años se había enamorado perdidamente de Julia una joven
mujer de 30 años, quien vivía por la
carretera de Miraflores hacia
Páez, exactamente en el cruce de la vía
que conduce hacia Berbéo.
Evelio,
y Julia, mantuvieron su romance furtivo y en el más profundo secreto, por
más de dos años, viéndose diariamente en
los potreros de una finca cercana, o en
el limonar o la Tobasía en las épocas de verano, mientras en el invierno, tarde
de la noche y bajo la lluvia lo hacían en
una rancho construido, de manera
muy sencilla y muy camuflado dentro de
la vegetación con el único
propósito de que
fuera su nido de amor.
Doctor, quiero que sepa mi historia y quiero que sea
mi abogado ,manifestó Evelio al Dr
Vargas. El Dr Vargas un abogado
reconocido en la región, uno de los mas prestantes y costosos del
entonces, accedió a su pedido, no sin antes manifestarle el valor de sus honorarios, y lo delicado de
la defensa.
La
única respuesta de Evelio ante su futuro
defensor, fue, solo hay un problema; no
tengo dinero, pero quiero que usted sea
mi defensor; a lo que sin palabra y argumento, alguno, el defensor
acepto la defensa del reo.
Evelio,
y Julia después de un tiempo y viendo que
estaban perdidamente enamorados, y que algunos vecinos ya sospechaban de
su affaire, decidieron gritarle al mundo
que se amaban, sin embargo, Julia,
planeo, antes que su esposo fuera asesinado y asi fue. El esposo de julia recibió por parte de Evelio y
Julia, 35 machetazos que fueron dados
sin piedad, hasta dejar al cornudo
completamente sin vida.
La defensa del reo muy difícil de resolver;
pues toda la evidencia, pronosticaba unos
cuantos años de cárcel, en el barne en Tunja,
ciudad en donde se adelantaría la diligencia.
Las
instrucciones del defensor, hacia su cliente, antes de entrar a la audiencia,
fueron: “Allí le van a conceder la palabra, luego cuando
esto ocurra, solo debe decir que cede la palabra a su abogado, y entonces yo
procedo”.
El
Juez, y en ese entonces los jurados de conciencia, integrado por personas probas, prestantes e ilustradas en el tema, sumado a lo delicado
del asesinato, hacían un conjunto en el salón de audiencia, que causaba, cierto
grado de incertidumbre, tanto al defensor, como al reo y demás acompañantes en el
proceso.
El
juez le ordena al reo tomar la palabra y
este muy majo, con su vestimenta de dril oscuro, pantalón y chaqueta de cuatro
bolsillos, camisa blanca y alpargates blancos amarrados con su cordón negro, se
pone de pie, y aunque la pobreza era muy evidente, estaba bien presentado y muy aseado, oliendo
a limpio. Lo primero que manifiesta, es que
todo lo hecho había sido bajo su
total responsabilidad, dejando de lado, al amor de su vida.
Evelio,
frente al Juez, los jurados y los
abogados el defensor y el acusador, inica a narrar su historia.
“ Mi nombre es Evelio, Castañeda, nacido en la
ciudad de Miraflores, vivo desde hace mas
de 40 años en una finquita propiedad de don Ramón, allí cerca a la carretera
que va de Miraflores a Berbéo, y me enamore de Julia desde hace mas de 15 años, por que Julia es una morena hermosa que cautivo
mi corazón y mi alma de manera apasionada, desde el mismo día en que la vi junto a
quien fue su marido, todos los días
me levantaba muy temprano y allí bajo las matas de monte y de manera muy
disimulada la veía, como cargaba agua, ordeñaba las vacas y cargaba la leche,
mientras contoneaba su cintura al ritmo
armonioso de los pajaritos. Yo le tenía mucho miedo y respeto por ser
una mujer casada, pero puede más el amor que las condiciones que la sociedad impone, y fue asi como me
anime un día a saludarla, acordándome lo que me contaba mi abuelo paterno
cuando me daba miedo tomar una determinación
“Hombre
flojo no goza mujer bonita”; luego decidí decirle que era muy linda, por que ella era como la luna
llena que en el Lengupá se refleja en las noches de verano, en las cristalinas
aguas de los ríos quebradas y manantiales, , era como los cámbulos y los Ocobos
florecidos en el verano, o como el reflejo
de la luz que día a día hace presencia en la peña del aura, no había ningún defecto,
ni tampoco había palabras para describir
su singular belleza, toda era muy bella. Y fue entonces cuando al escuchar mis
palabras sonrió dejando ver su blanca dentadura
amarfilada que hacia juego con el color de su piel canela, el carmín de
sus labios, y lo azul de sus ojos. Tenía razón estaba
completamente enamorado y mis palabras hicieron
camino en su corazón que latía a
ritmo de tambores mientras apasionadamente le colmaba su cuerpo de besos, mientras nuestros cuerpos ardían de incontenible pasión, enjugados de sudor y
olores que se mezclaban finamente con el aroma de las flores perfumadas que ese
día acompañaron nuestros cuerpos
lujuriosos y nuestro mayor secreto.
Ustedes
señores del jurado no entienden no podrán entender como cuando el amor nos
golpea la puerta, podemos negar su entrada, ustedes señores del jurado,
y su señoría jamás podrán entender que
el amor entre dos seres no tiene
límites ni medida, por lo que decidí
de una vez por todas terminar con la vida de aquella persona que se interponía entre nuestro amor infinito.
Y fue ese día viernes cuando decidí, llegar hasta la casa de habitación, de los
esposos, y aunque ella no estaba ahí presente, mi corazón tuvo mas fuerza que
la misma vida para darle los machetazos
a quien no merecía el amor de mi doncella.
Mientras
decía esto, y mas,
los miembros del jurado enjugaban sus ojos de las lágrimas que este relato de amor les causaba, pues jamás en la vida, habían escuchado a un analfabeta, a un hombre pobre y enamorado expresarse de
manera tan poética; y fue ahí en ese
momento, cuando el abogado, pudo
entender que la defensa estaba hecha, defensa que de manera poética realizo Evelio, finalizando con la frase, Señores del
Jurado, y su señoría, espero que me entiendan
todo lo que se hace por amor y más
cuando se está en la época otoñal, y si de ustedes esta mi condena por amor iré al panóptico con la cabeza en alto a purgar mi condena.
Acto
seguido se sentó y pidió que le
fuera dada la palabra su defensor, quien manifestó
algunos tecnicismos y terminó la audiencia que duro más de 6 horas de un asesinato que
por su forma atroz debía ser
castigado con la mayor pena.
Todos
en silencio, defensor, acusador, reo, juez y jurados, quedaron mudos, mientras el juez impartía la orden de desalojo de la sala mientras se tomaba la determinación del jurado de conciencia. No
paso más de 4 minutos cuando nuevamente fueron llamados a la sala, el fallo ya estaba tomado por parte del
jurado…….. INOCENTE, a lo que el juez llamo en privado a los jurados, a los abogados para replicar sobre la determinación tomada para este asesino que por amor le quito la
vida al esposo de su amada. El defensor, con diplomacia debió hablar con el juez manifestándole
lo magistral de la exposición de motivos
del asesino y que un hombre como esos y mas a esa edad, debía declararse no culpable y más cuando los
jurados ya habían dado su veredicto. Situación que el juez en medio de su
autoridad lo acepto declarándolo INOCENTE.
Años después
cuando el Dr. Vargas paso haciendo una
campaña política por los lados de Berbéo, y
en medio de un calor inclemente, paro allí en la tienda para tomarse una
gaseosa; mientras lo hacia un hombre de más de 85 años salió de la mano de
una mujer también mayor y le saludo de manera efusiva, recordándole quien era y
que debía aceptarle una sola cerveza por qué no tenía más ,que solo una. Evelio vivió hasta los 99 años, y todos los días de su vida, acompañado de su
amante, a quien nunca dejo de amar, en
medio de la naturaleza, los cámbulos, los
Ocobos, el canto de los pájaros,
el amarillo de la luna y el reflejo de la misma en las aguas cristalinas de los ríos Lengupá y las
quebradas la Mocasía y la Tobasía.