Anécdotas, Cuentos, Historias

sábado, 29 de marzo de 2014

LOS APODOS


DE MIRAFLORES.

Los apodos o motetes,  hacen parte  de la idiosincrasia local, de mi pueblo, como lo es igualmente en los demás municipios del país.

En lo personal y desde hace más de 25  años,debí aprender a no usarlos, y por respeto  deje de llamar a todas las personas,  por sus motetes por que pude aprender que, para referirme a las personas,   no es lo más adecuado, por que el respeto debe primar, ante todo, empezando por usar el nombre que cada uno recibimos de nuestros padres, desde el mismo  momento en que lo decidieron.

Sin embargo al ser  algo que  se ha usado con mucha tradición  dentro del lenguaje local,  por solicitud  y con aporte de muchos mirafloreños, pongo  un listado, que no es más que  una lista taxativa, que  solo pretende mostrar  la imaginación  e inventiva que tienen nuestras gentes. Debo aclarar que  no se pretende afectar, ni ofender a nadie,  ni tampoco referir a alguien en especial, porque de esta lista de motetes, que me han hecho llegar  casi en su totalidad  no sé a quién son referidos. De antemano si alguna persona se siente incómoda ofrezco mil disculpas, y  de mi parte jamás podre  nombrarlo, ni llamarlo  por el motete, sino siempre por el nombre. Por alla   en  años pasados, los apodos eran diferentes, y en una de sus publicaciones la linguista mirafloreña Elizabeth Moreno Guzman,  hizo menciòn sobre los mismos, lista que con respeto, igual comparto en este escrito.








Del libro   de la linguista Elizabeth Moreno G.



Para los hombres.

Golondrino.

Macaco.

Balsera.

Tripa seca.

Caricortao.

Mandú.

Manijas.

Cucharero.

Porre sancocho.

Kalimán.

Patae`palo

Chancleta loca.

Repelo.

Guaral.

Quimba.

Culoè polla.

Culoè pato.

Culoè tonta.

Chicote.

Bolívar.

Caballo.

Cucaracha.

Muele`gallo. 

Caprino.

Pocho.

Chancho.

Dr. Muerte.

Pecho `lata.

Petaquín.

Chimbitas.

Bicho.

Bizcocho.

Orejas.

Choco.

Piquiña.

Cachamenta.

Chocolate.

Porra.

Porrón.

Bola e`grasa.

Tyson.

Pájaro.

Aserrín.

Barbas.

Gemelo.

Chiché.

Chichí.

Mogolla.

Monorrea.

Muele`perro.

Tony Curtis.

Tonino.

Cachirulo.

Bilibis.

Porre`zancudo.

Pata e`Báscula.

Zapatico.

Sátama.

Perico.

Periquillo.

Bacalao.

Higado.

Pipelón.

Mac Giver.

Abeja.

Burro.

Mosco.

Mosca muerta.

Chicho.

Condorito.

Pinocho.

Carranchín.

Jirigüelo.

Porretrapo.

Viruta.

Capulina.

Maistro Susto.

Guarapo.

Picorico.

Pinzo.

Care`piña.

Chendo.

Quincho.

Chuperra.

Chicharra.

Botalón.

Care`chancla.

Cacho.

Cuca. 

Cucarrón.

Chiste flojo.

Kalala.

Mil amores.

Patas agrias.

Piraña.

Papa gorda.

Tamal agrio.

Mondongo.

Recreo.

Misil.

Pezón.

Rastrojero.

Calzón de gorda,

Para las mujeres

Cinco mil.

Potra vieja.

Potranca.

Carro viejo.

Poncho loco.

Culo e`trapo.

Cuchara.

Tanga sucia.

Polvorín.

Polvorosa.

Maletina.

Jete`bagre.

Polvo triste.

Polvo contento.

Polvo fijo.

Culi contenta.

Culo e`tonta.

Perra contenta.

Papa frita.

Carpa e`circo.

Burra vieja.

Oblea.

Cabra.

Teta e vaca.

Tetas duras.

Caneca.

Lombriz.

Pala parada.

Gripa.

Plancha vieja.

Baldosa.

Tabla del uno.

Rastrojera.

Culo de elefante.

Moto sierra.

Vaso de agua.

Licuadora.

Culoé polla.

Aplanadora.

Pan peludo.

Pan pelao.

viernes, 28 de marzo de 2014

UN ALCALDE


DE MIRAFLORES.




Un alcalde es esa persona que en un municipio o ciudad es la encargada de ejercer el poder ejecutivo,  dentro de la localidad; es el delegado para administrar, los bienes públicos de toda la comunidad y es la máxima autoridad local. Hace unos años el alcalde, era delegado, por vínculos políticos  u otros intereses particulares, por parte del gobernador de turno; y desde hace unos, no muchos años, ha sido una persona que el pueblo elige mediante voto,  por elección popular, y  por una mayoría  de votos, para que  administre los destinos del municipio y sus gentes.

En Miraflores   a lo largo de su historia,  ha habido muchos alcaldes, mismos  que no han pasado desapercibidos, unos por buenos administradores, otros por  su valentía, otros por sus desaciertos, y otros por sus alcaldadas.

Uno de los personajes, que contribuyó a la historia mirafloreña, y que dejo  muchos recuerdos tal vez  buenos o malos, dentro de la población, que pudo o tuvo la oportunidad de conocerlo, fue don Desiderio Medina,  un hombre al que no pude conocer, por ser muy niño, por lo que no tengo  en mi memoria el menor de sus rasgos físicos, sin embargo  lo puedo recordar porque era muy nombrado por muchos en mi  familia, por varios amigos  y en general  por todos los habitantes  de ese entonces en el pueblo;  muchos  de los que lo conocieron, contaban algo de él, y aun perduran las historias y recuerdos de este alcalde,  en la mente de los paisanos, a quienes he acudido en su ayuda para poder escribir este texto. Es asi que en las redes sociales, algún día de  estos empezaron a aparecer micro  historias  completas de este y otros personajes,  por parte de varios amigos del FB,  por lo que me tome el tiempo de leerlas detenidamente y  de ellas poder abstraer, algo para poder  escribir esto.

En lo personal siempre me llamó la atención  don Desiderio Medina, porque   desde niño supe de él , y  de adolescente también, pero fue mayor mi sorpresa, cuando en  esta etapa  de la vida, ya entrando al  5 piso ( 50  años),  aun no he dejado de escuchar historias  y cuentos, los cuales oigo siempre con mucha atención.  Don Desiderio, según Fabio Moreno, un abogado  Mirafloreño, que hace años vive fuera de Colombia,  pude  conocer una de las  mejores descripciones físicas de este personaje,  que junto con otras descripciones como la de Mario Ávila, Elizabeth Moreno, Julio Roberto Pinzón, Manuel José Romero Niño, y otros amigos de Miraflores, he tratado de complementar, don Desiderio, era un hombre muy  honorable, honrado, negociante, talabartero, serio, adusto, autoritario, delgado, alto, que había que ver de abajo hacia arriba, de espalda recta, de caminar pesado,  y cuando salía  por el pueblo, al caminar inclinaba  hacia adelante  su cuerpo, sacando la cola, su vestido siempre fue  impecable, trajes negros, u oscuros, camisa blanca, y  corbata negra desteñida y delgada, pantalones oscuros, abombados, de bota angosta y  con un pequeño doblez exterior,  que posaba sobre sus grandes  y gruesos zapatos,  de cuero, color negro, lisos o con agujeros en la parte superior delantera, mismos que eran fabricados en Tunja  o en Miraflores por Don Gregorio Ballesteros, quien tenía las mejores hormas para la fabricación de calzado;  a diario, compraba el periódico  de la época, y algunas publicaciones que vendían en la librería de don Melitón Barreto.  El periódico siempre lo llevaba  enrollado, en forma de   atado, mismo  que cargaba en el bolsillo derecho de su saco de paño; siempre uso un sombrero de fieltro, color negro, el cual tenía  una cinta negra brillante, a su alrededor, y un par de pequeños botones negros forrados, que  iban sobre la cinta brillante al lado izquierdo del sombrero, los sombreros los adquiría en Tunja, o  en la sombrerería San Blas propiedad de don Joaquín Fonseca  y doña Luz de Fonseca, el sombrero  era usado a diario, mismo que cambiaba  de cuando en vez, al igual que su vestimenta, especialmente cuando llegaba al pueblo Perico,  (Perico,  no es el perico que ustedes se imaginan, este Perico, fue un politiquero que por años se lucro de los votos  de  la mayoría  de nuestros inocentes paisanos). o algún otro personaje de la política departamental o  nacional.

Su elegante sombrero negro, posaba siempre sobre la cabeza  de don Desiderio y solo era despojado, en el despacho municipal,  en las noches para dormir y   cada  vez que saludaba a una dama, a quienes siempre saludó con mucha afabilidad, lo que permitía dejar  ver la singular calva.  Él, era un hombre de ojos verde claro,  que  se opacaban por una telaraña blancuzca, producto de  sus cataratas, su piel  de color blanco, con  manchas de mal de hígado, según la creencia popular, fueron avanzando  a medida que avanzaba su edad, siempre mantuvo su bigote  muy bien arreglado, mostacho que era  mantenido y arreglado   por lo menos una vez por semana en la barbería  de don Jorge Sastoque, un  sastre, peluquero y barbero fino de la época quien además  era un apasionado y leal liberal;  el mostacho del señor alcalde era delgado,  y muy similar al que estaba de moda por los artistas de Hollywood de esa época.

Uno de los grandes desaciertos de la época, fue aquel, que por orden expresa, de don Desiderio, en aras de buscar el progreso para la  municipalidad fue el cambio  de los empedrados de las calles por el cemento,  acción que le valió  el descontento de pocos, y el apoyo de muchos, pero que  al día de hoy seguiremos lamentando por haber perdido tan grande patrimonio.

Dentro  de sus mayores, obsesiones era tener el pueblo lo mejor arreglado, las calles bien pavimentadas, y  un parque principal digno de admirar, fue asi que hizo construir una piscina en el parque central, la cual fue cercada con malla,  y adentro  dispusieron casitas para patos  llamados comúnmente  “patos Güililí”, patos que  cuando los niños llegaban allí les asustaban con piedras para verlos cruzar por debajo del agua  de lado a lado, pues era una  de las   diversiones de la época, diversión que duraba hasta que llegaba el jardinero o cuidador del parque y los retiraba de allí. En la parte externa,  de esta  malla que rodeaba la piscina de los patos, dispuso   materas con tierra abonada y ordenó sembrar plantas de rosa, que mandó  a comprar en  Bogotá.

Al poco tiempo de ser plantadas  las rosas, estas empezaron a desaparecerse, por lo que a  diario don Desiderio, recibía  el informe de la  pérdida de las plantas,  pero la policía como en muchos otros casos jamás se dio cuenta de tal hecho, o simplemente no  decían  quien se llevaba las plantas del parque, por lo que una noche, el alcalde, entró a su despacho y desde ese punto, observo durante horas y horas a ver quién  era el que se estaba robando las plantas, que había ordenado sembrar para   adornar el parque principal, como a eso de las once de la noche, llegaron unas señoras   como decía  él de alta alcurnia  y de manera muy disimulada arrancaban las plantas de rosa,  y  ya  cuando  disponían a marcharse, apareció el alcalde Medina encontrándolas literalmente con  la mano en la masa; ante este inesperado encuentro, quedaron las elegantes  y encopetadas damas, atónitas  y trataron de disculpase; pero  el señor alcalde, solo les manifestó que al siguiente día las esperaba en la alcaldía, una orden perentoria que  no se podía incumplir. Al día siguiente, cuando las señoras llegaron, a muy temprana hora, fueron recibidas con un efusivo saludo,  y  les ordenó que debían pagar por ese hecho ocurrido la noche anterior  el equivalente a 20 bultos de cemento, al escuchar la magnitud de la multa, las  encopetadas señoras, quisieron protestar, pero el señor alcalde, replicó, que  debían escoger entre la multa o  una denuncia pública por los altoparlantes de la alcaldía, situación que   fue sorteada entregando directamente y sin plazo  los 20 bultos de cemento que compraron   en el almacén de don Florentino Arias allí en la esquina superior de la plaza de mercado. Cemento que  junto con otro más que casi a diario recolectaba por multas impuestas a los borrachos, a los que hacían disparos y a todo aquel que infringiera de manera leve la ley,  sirvió para que en la administración de  este alcalde  se pavimentaran  casi  todas las calles del pueblo.


Además de  su preocupación por el cuidado del Parque, otra de sus grandes obras fue  la construcción del  tercer piso de la sede de gobierno municipal,  lo que le costó una investigación por parte de la Contraloría General de Boyacá, que en ese momento estaba bajo la dirección de otro de nuestros paisanos el Dr. Gustavo Humberto Rodríguez.  La investigación  adelantada por la contraloría departamental,  fue por  desviación de recursos, recursos  que estaban destinados para realizar obras en la plaza de mercado, pero que  al señor alcalde, le pareció mejor invertirlos en la adecuación del palacio municipal y  asi lo  ordenó, sin escuchar  consejo alguno. Esta  determinación, le valió estar detenido en “El Barne” durante 31 días y de donde salió después de cumplir la sanción nuevamente a su despacho  municipal, a continuar con su administración, pero  ya en oficinas nuevas y sin culpa alguna.

Don Desiderio fue uno de los personajes que  en varias oportunidades fue designado alcalde del pueblo, por lo que sus anécdotas son innumerables, es asi que   el amigo  Gonzalo Rojas Sastoque,  y la amiga Myriam Gonzales, también contribuyeron a complementar este  escrito. Dice Gonzalo, que en una oportunidad cuando él era jugador de futbol, y practicaba en la calle que  va desde el almacén “El regalo” o de la esquina del chisme (café los parasoles), hasta la esquina superior, diagonal al lote que al día de hoy la Arquidiócesis de Garagoa  se quiere apropiar, es decir hasta la casona conocida durante años, como la casa de Don Torcuato Morales, quien tenía como profesión “tinterillo”;    el balón con que   en ese momento jugaban los  niños del entonces, fue a dar a la puerta de la casa del gerente del banco, exactamente en  la casa que queda al frente de lo que fue el  Club Social Miraflores, el gerente, muy enojado, salió con cuchillo en mano y destruyó el balón que con esfuerzo había conseguido  nuestro jugador, por lo que con balón en mano, lagrimas en los ojos, y  tristeza por tan irreparable pérdida, se dirigió  a la alcaldía y  le comentó a  don  Desiderio tan trágico suceso, a lo que  el señor alcalde debió poner orden, enviando  dos policías a  llevar al gerente a su presencia,  lo que le costo  al gerente un llamado de atención fuerte por parte de la primera autoridad, y el dinero suficiente que resarció los daños ocasionados; sin embargo en horas de la noche, a  nuestro jugador de futbol, le costó una  soberana “tunda” ( fuetera )  por parte de Doña Merceditas.

Una "anécdota" menos afortunada del Sr. Alcalde, don Desiderio Medina, fue la encarcelada que ordenó a la abuela de Myriam González, Doña Estrella Salinas, quien en ese momento del episodio, estaba en estado de gravidez y  en precarias condiciones de salud física y mental, ella fue arrestada, golpeada y encarcelada por la policía del entonces, por tener un conflicto familiar. Las hijas en ese entonces menores de edad, fueron a suplicarle al señor alcalde,  que les permitiera ver a su   madre, que estaba detenida, pero el mismo no se conmovió, solo hasta que la tía Helena Bonilla, más conocida como la señorita Helena, quien fue maestra, de rodillas suplico su autorización. Dice Myriam, que  la abuela estuvo encarcelada durante tres días y  de allí  salió directo al hospital, donde debió estar custodiada por la policía , y en un descuido de la guardia  se escapo del hospital y se refugió en una  casa   de la familia.

Según  Julio Roberto Pinzón, en los archivos  de Miraflores existen diferentes documentos, que dan fe del mando que tenia don Desiderio como Alcalde,  y uno de los tantos, es  un mensaje escrito que envía el despacho municipal, firmado por él, y dirigido al médico legista de la época en donde le manifiesta lo siguiente: “Remito a Ud. a la señorita........, quien fue encontrada  la noche anterior, encerrada a solas con el sujeto “Melucho Fonseca”. Sírvase practicarle los exámenes de rigor y determinar si la niña fue desflorada”.

Don Desiderio Medina en su juventud fue uno de los mejores "Talabarteros" de Miraflores, quien junto  a otros como  Anselmo López, Pablo López, Joaquín Martínez y Guillermo Martín (Fosforito o  Jósoro), Manuel Figueredo, entre otros, formaban uno de los principales gremios  de  la industria local,  que proveían a toda la región  del Lengupá y los llanos casanareños, de  aperos para caballos de silla y arriería, sogas, cinturones, carteras, cintos para armas de fuego, cubiertas para peinillas y cuchillos y muchos otros artículos como los "zamarros", las alforjas y las botas de montar a caballo.

Siendo don Desiderio aun talabartero, en su época juvenil también fue peleador y mujeriego, en una oportunidad, sostuvo una riña con un colega del oficio en Miraflores, don Anselmo López, quien con un cuchillo de su trabajo,  propinó una profunda y grave herida abdominal a  don Desiderio, y también se declaro  enemigo permanente de don Enrique Torres, por asuntos que a la fecha  no se conocen. En una de sus tantas  faenas de amor  y por celos, recibió por parte de la novia un regalo muy especial,  pues a don Desiderio, le gustaba   la muchacha que atendía la tienda en el Rubí, y  se había enamorado perdidamente de la cajera como le decían, y  quien era apodada “la Puntilla”, ella, la “Puntilla”, un día martes en la noche, se encerró a tomar con un amante que tenía y que llegaba a visitarla  y a cobrar el arriendo semanalmente desde  Boyacá Boyacá, luego enfurecido por los celos, en horas de la noche, y empoderado como primera autoridad,   después de ser avisado que la fulana estaba encerrada allí en la tienda “El Rubí” con  el amante, se armo de valor y  fue directamente a golpear en la tienda  y  a ejercer la autoridad mediante sanción y multa,  luego de insistir, la puerta del rubí se abrió intempestivamente, y recibió el regalo que los amantes habían guardado  durante horas en una bacinilla vieja, debidamente cargada con agua, que después de pasar por todo el  sistema urinario sale del cuerpo a temperatura corporal y generalmente con un color amarillo ámbar y un fuerte olor a amoniaco, misma que  vaciaron  en  la cabeza y cara, en cantidad suficiente que  mojo por completo, el sombrero, calva, saco, camisa, corbata, pantalón  y zapatos, sumado  a  una nueva y repugnante fragancia amoniacal, que espantaba hasta las moscas.

 Don Desiderio Medina, un alcalde que en medio de sus aciertos o desaciertos, fue  apreciado y respetado   por la mayoría de  la población,  un alcalde que en medio de su autoritarismo, fue respetuoso, un alcalde de pensamiento  y acciones progresistas  en ese entonces, un alcalde que era como un sheriff, del oeste gringo, como esos   que salían en las películas, por que  salía por el pueblo bien de día o de noche, llegaba adonde hubiera algún escándalo o riña, sacaba su 38 largo  Smith & Wesson, y  conducía personalmente al infractor hasta los calabozos municipales, quien al día siguiente para poder salir de la cárcel debía cumplir con la multa en cemento, para las obras del  municipio.

Agradecimiento especial por sus aportes a :

Julio Roberto Pinzón, Fabio Moreno, Elizabeth Moreno, Manuel José Romero Niño, Myriam González y Mario Ávila.